La Banda: salarios licuados, colectivos en crisis y una economía barrial que se apaga
Entre 2022 y 2025, la pérdida del poder adquisitivo de los empleados municipales se combinó con un transporte público deficiente. El resultado fue una ciudad con menos consumo, menos circulación y ventas cada vez más débiles.
17/12/2025 MUNICIPIOSEntre 2022 y 2025, la pérdida del poder adquisitivo de los empleados municipales se combinó con un transporte público deficiente. El resultado fue una ciudad con menos consumo, menos circulación y ventas cada vez más débiles.
En La Banda, el salario municipal perdió capacidad de compra y el transporte público dejó de garantizar movilidad. Cuando la gente no puede pagar ni llegar, el comercio se vacía.
Salarios municipales en caída real: el primer golpe al consumo
Durante el período 2022–2025, los trabajadores municipales atravesaron una pérdida sostenida del poder adquisitivo. Aumentos nominales y bonos no lograron compensar la inflación acumulada, medida por el INDEC.
En paralelo, La Banda registró:
• 48,6% de pobreza.
• 11,1% de indigencia.
(segundo semestre 2024)
Esto redujo el ingreso disponible y convirtió al salario municipal —históricamente dinamizador— en un ingreso estrictamente defensivo.
“Antes el sueldo alcanzaba para pagar lo básico y algo más. Hoy cobras y ya sabes que no llegas al mes. Sales menos, comprás menos y todo se mide.” (Empleado municipal)
Transporte público en crisis: el segundo golpe, silencioso pero decisivo
A la caída salarial se sumó un factor estructural: el mal funcionamiento del transporte público urbano.
Usuarios y comerciantes describen un servicio marcado por:
• Frecuencias irregulares, unidades deterioradas, demoras prolongadas, paros y amenazas de paro.
El impacto económico es directo: menos colectivos = menos gente circulando = menos ventas.
“Hay días que directamente no salgo al centro porque sé que el colectivo no pasa o tarda una hora. Si no me muevo, no gasto.” (Trabajadora municipal).
Comercio barrial: menos clientes, menos días buenos
El comercio fue el primer sector en sentir la combinación de ambas crisis.
Efectos visibles:
• Menor circulación peatonal.
• Caída de ventas durante la semana.
• Concentración de consumo solo en días de cobro.
• Rubros no esenciales prácticamente paralizados.
“Se nota cuando hay paro o cuando los colectivos andan mal: el local queda vacío. La gente no viene porque no puede o no quiere arriesgarse a no volver.” (Dueño de un comercio del centro)
Emprendimientos chicos y talleres: pedidos que no llegan
Talleres y pequeños emprendimientos dependen del movimiento urbano.
Cuando:
• El salario se licúa.
• El transporte no funciona.
• La gente evita trasladarse.
Los pedidos se postergan o se pierden.
“Antes venían a arreglar, ahora llaman para preguntar precios y no aparecen más. No es solo falta de plata: es que no se mueven.” (Dueño de un taller)
Recreación: el gasto que desaparece primero
La recreación fue uno de los primeros rubros recortados:
• Menos salidas gastronómicas.
• Menos clubes y deportes.
• Menos eventos pagos
“Entre el sueldo y el colectivo, una salida se vuelve un problema. Terminas quedándote en casa.” (Madre de familia)
Infraestructura y servicios: una ciudad en tensión permanente
La crisis salarial y del transporte impacta también en la gestión urbana:
• Más conflictividad laboral.
• Reclamos constantes.
• Servicios sostenidos con dificultad.
Los bonos y sumas extraordinarias funcionaron como parches, pero no resolvieron el problema estructural.
“El conflicto no es solo por el sueldo. Es porque todo se hace cuesta arriba, incluso venir a trabajar.” (Trabajador municipal)
En La Banda, la pérdida salarial y el colapso del transporte público dejaron de ser problemas aislados: juntos explican por qué el comercio vende menos y la ciudad se mueve cada vez menos.