Chile: antipolítica, descontento social y cambio del sentido común

La derrota electoral de Jeanette Jara en Chile no puede leerse únicamente como un traspié de la izquierda en las urnas. Lo más profundo y preocupante es el desplazamiento regresivo del sentido común que el resultado expresa.

La derrota electoral de Jeanette Jara en Chile no puede leerse únicamente como un traspié de la izquierda en las urnas. Lo más profundo y preocupante es el desplazamiento regresivo del sentido común que el resultado expresa. Discursos de orden, castigo y crueldad social comienzan a presentarse como respuestas legítimas frente al malestar, y cuando eso ocurre el problema excede largamente los porcentajes electorales.

Un factor central para entender este escenario es la obligatoriedad del voto, que incorporó a millones de personas que antes no participaban del proceso electoral. Se trata de un electorado fuertemente atravesado por la antipolítica, el individualismo y el desapego por lo colectivo. En ese marco, la política aparece vivida como un trámite, no como una decisión consciente. Ese descontento social, lejos de canalizarse hacia salidas transformadoras, fue capturado con eficacia por el pinochetismo y sus aliados.

Este fenómeno no surge de la nada. El gobierno de Gabriel Boric generó expectativas reales de cambio, pero fue insuficiente para desmontar la desigualdad estructural heredada de la dictadura y consolidada durante décadas. Cuando la democracia no logra traducirse en mejoras materiales concretas para las mayorías, la frustración no desaparece: se transforma en enojo y queda disponible para ser capitalizada por fuerzas reaccionarias.

Las imágenes de la noche del triunfo de José Antonio Kast condensan con crudeza esta tensión. Mientras se celebraba el resultado, volvieron a flamear banderas de Augusto Pinochet y de Miguel Krassnoff, uno de los represores más brutales de la dictadura empresario-militar. No se trata de folklore ni de provocaciones marginales, sino de señales políticas claras. Y este lunes, en ese mismo país, el presidente Gabriel Boric recibió al presidente electo en el Palacio de La Moneda. La convivencia entre institucionalidad democrática y reivindicación del terrorismo de Estado grafica el clima del Chile que se abre.

Es esperable que ahora se produzca un reflujo, una caída del ánimo popular. La historia del movimiento obrero y popular conoce bien estos momentos. Pero ninguna derrota es definitiva. Las luchas sociales se repliegan, se reorganizan y vuelven a emerger. El desafío es reconstruir proyecto, organización y sentido común desde abajo, entendiendo que lo que hoy ocurre en Chile no es una excepción, sino una advertencia para toda la región.

Leonel Poblete Codutti, nacido en Australia, hijo de padre chileno y madre argentina, vive desde hace diez años en Santiago de Chile.

Por Leonel Poblete Codutti

Fuente: Página 12