Las Pérgolas de Vista Flores, otro atractivo que suma Tunuyán
19/11/2014 MUNICIPIOSEs un paseo comercial y de recreación sobre el mundo del vino. Está ubicado en lo que se considera el kilómetro cero para ir a otras atracciones del departamento.
Pronto será posible con sólo hacer una parada en la intersección de las rutas 92 y 94 sacarse una fotografía al lado de una gran botella de vino para llevarse de recuerdo una imagen con uno de los íconos del terruño visitado, degustar un buen Malbec y recibir información acerca de la bodega que lo produce y enterarse de las demás actividades que pueden disfrutarse como parte de un circuito o una completa ruta de viaje por el Valle de Uco.
Pérgolas de Vista Flores es el nombre de un novedoso paseo comercial y de recreación abocado al mundo del vino que busca captar al turista en general, ofreciendo varias actividades para realizar in situ o mostrando la oferta de la región a través de distintas propuestas informativas.
“Queremos cubrir otro segmento, no el de los grandes emprendimientos, a los que pocos pueden acceder y que tampoco generan mucho trabajo, sino masificar el turismo. Lo que no quita que acá pueda degustarse un vino de primer nivel. Queremos que esta sea un parada obligada porque es la puerta de entrada, el kilómetro cero para llegar a todo lo demás”, comentó uno de los inversionistas de la sociedad mendocina –homónima de la denominación del emprendimiento– que lleva adelante este proyecto que empezó a construirse hace un año, en pleno corazón de Tunuyán.
El punto geográfico es estratégico ya que allí confluyen los caminos que según la coordenada hacia la que uno se oriente se dirigen hacia el Manzano Histórico o a La Consulta, en San Carlos, como también a los Caminos del Vino y el Corredor Productivo en Tupungato.
Según adelantó el empresario, en diciembre se inaugurarán los primeros tres locales, que estarán destinados a un wine bar, un restorán de comidas rápidas y una casa de té. En vísperas del Festival de la Tonada, que convoca a miles de turistas durante el mes de febrero, se irán abriendo otros más hasta completar la puesta en funcionamiento de las nueve pérgolas de madera que conforman la primera parte de la obra, que incluirá venta de regionales y artesanías y un gran informador turístico donde los prestadores valletanos puedan ofrecer sus actividades o productos.
“Tenemos una muy buena relación con los servicios que ya se ofrecen en la zona ya que esto no busca generar competencia sino que todos las propuestas se complementen”, agregó el mendocino que ya ha gestionado acciones junto con los referentes vistaflorinos más cercanos. A sus alrededores se ubican el hotel Fuente Mayor, el restorán La Juntada y el hospedaje La Casona del Encuentro, entre otros.
Según lo proyectado, Pérgolas de Vista Flores no sólo será innovador para la zona sino que ostenta también tener una planificación ambiciosa. En las hectáreas posteriores a lo que ya se luce en este predio se construiría una galería comercial con más de 25 locales, un espacio verde interno para el divertimento y hasta un complejo habitacional que podría incluir una sala de cine.
Los enormes botellones ya son un ícono
Lo que llamó principalmente la atención de vecinos y turistas ante los cambios que fueron produciéndose durante los últimos meses en esta transitado kilómetro cero fue la colocación de diez grandes botellas de vino, hechas de fibra de vidrio y de más de siete metros de altura. En poco tiempo las grandes esculturas se volvieron un ícono del lugar y una parada obligatoria para cualquier visitante, sobre todo durante los fines de semana y feriados.
Aunque los propietarios de Pérgolas de Vista Flores idearon estos atractivos con el fin de llamar la atención del turista para que se detuviera en este cruce, los botellones ahora son ofrecidos como publicidad para las bodegas de la región.
Ya en uno de ellos se luce la marca de uno de los vinos tradicionales de San Carlos con imágenes emblemáticas de la historia de esta familia vitivinícola, que es apenas una de las tantas pioneras en la zona pero con poca salida al exterior. “Si no conocen tu etiqueta, cuesta que tu vino llegue al turista y sea conocido internacionalmente”, agregó uno de los mentores de la propuesta.