Cuotas diarias: una forma de pago que crece en los barrios santafesinos

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Hay familias y comercios que compran de esta manera todos sus electrodomésticos. Los clientes firman un supuesto embargo (sin visos legales) y reciben un cobrador a diario en su domicilio.

En los últimos años, ante las fluctuaciones tarifarias y los cambios en las formas de pago o créditos, surgieron otras metodologías de venta y de “servicios posventa”, que en algunos casos rozan el límite con la ilegalidad.

Distintas comercializadoras de la ciudad de Santa Fe esparcen a diario sus vendedores por distintos barrios, en general aquellas zonas en las cuales hay numerosas familias con escaso poder adquisitivo, y ofrecen electrodomésticos de todo tipo en cómodas cuotas diarias.

Así, muchos pagan quizás 20 o 30 pesos por día para ser propietarios de heladeras, televisores, u otros artículos menores, tales como estéreos o equipos de sonido para automóviles.

Los primeros puntos a los cuales dirigen su mirada los promotores son los comercios barriales, que precisan de equipamiento costoso (grandes freezers, vitrinas y otros bienes), pero no cuentan con posibilidades de acceder a un crédito bancario. Muchos particulares se acercan a las distribuidoras atraídos por folletería o a través del tradicional boca a boca de sus vecinos.

Al iniciar la compra, el cliente firma un embargo voluntario –en general, sin membrete, sellos ni otras formalidades– y un pagaré de aquellos que se consiguen en cualquier librería. Los papeles sólo tienen por objeto amedrentar al comprador, por si se le ocurre incumplir los pagos; porque desde el punto de vista legal, carecen de todo elemento.

Los documentos sólo registran el nombre y los datos del comprador, nunca del vendedor; sólo se especifica un monto total del producto, pero sin aclarar en cuántas cuotas se financia o la fecha de inicio de pago. Luego de la última cuota, a veces colocan un sello de Pagado (sin fechas, firma ni identificación de persona alguna).

En la mayoría de los casos, las distribuidoras cobran anticipado un porcentaje (que suele rondar el 30 por ciento) o una cantidad de cuotas diarias que cubran al menos gran parte del costo del bien comercializado.

En diálogo con Diario UNO, un ex vendedor de este tipo de “planes”, Andrés Giménez –quien eligió este nombre ficticio por “temor a represalias”– describió la metodología de estas empresas en la capital provincial.

“Primero le dan una charla a los vendedores, les marcan una zona y los mandan a todos los negocios. A las casas particulares llegan por propaganda y la gente llama”, relató este ciudadano.

—¿Cómo es la transacción?
—Depende la empresa. En algunas, el cliente firma una especie de embargo voluntario y un pagaré. Nunca se aclara en esos papeles cuántas cuotas son ni cómo se cobran. En algunos casos, tenés que pagar un anticipo o varias cuotas para que te den la mercadería.

—¿Qué pasa si se dejan de pagar las cuotas?
—En muchos casos llaman mucho tiempo o los van a visitar muchas veces hasta que terminan pagando. En otros casos, van a ver si se puede retirar la mercadería que les compraron y en otros, les mandan al abogado. Cuando te dejan la mercadería te hacer firmar un remito de consignación y con eso te pueden reclamar.

Los valores

En cuanto a la relación entre el precio del bien de contado y lo que cuesta a estos clientes la facilidad del pago diario, Andrés explicó: “A los que les venden por día lo más seguro es que les cobren un anticipo del 30 por ciento (sobre el precio de contado) y después las cuotas. Termina costando un 70 por ciento más caro, según los meses o días de cuotas”.

—¿De dónde sale la mercadería que se vende?
—De las fábricas de Rosario y otros lugares o muchas veces compran y venden a otros.

—¿Pero cómo hacen con la facturación y el cobro en tantas cuotas?
—Y… No facturan todo y la fábrica tampoco les factura siempre a ellos. Mientras menos facturan, mejor.
En relación a las zonas que abarcan los vendedores, Andrés señaló que “están en todos los barrios y en los barrios más pobres más todavía. Hay también en la zona de la costa, en San José del Rincón, Cayastá, Santa Rosa de Calchines, Monte Vera. Muchos van a los alrededores de la ciudad”, agregó. Y continuó: “Son varias las empresas que hacen estas ventas. También prestan plata muchas de ellas”.

Fuente: Diario UNO Santa Fe