Turquía podría variar su forma de gobierno
02/06/2015 EL MUNDOEl presidente Recep Tayyip Erdogan se puso la campaña electoral al hombro para que su partido Justicia y Libertad (AKP) obtenga la mayoría absoluta, clave en su plan de modificar la Constitución e instaurar un sistema presidencialista que le otorgue mayor poder.
A pesar de que formalmente las normas constitucionales se lo impiden, en las últimas semanas el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, comenzó a participar activamente en actos proselitistas, en medios de comunicación y en la propaganda callejera, en apoyo del principal candidato del AKP, el actual primer ministro Ahmet Davutoglu.
Según constató la agencia estatal argentina Télam en el lugar, tanto en la moderna Ankara, la capital turca, donde viven siete millones de personas, como en Estambul, que tiene más del doble de habitantes, las calles, avenidas y plazas ostentan carteles con la fotografía de los distintos candidatos.
Con todo, los rostros ligeramente sonrientes de Erdogan y de Davutoglu llegan a tener una presencia abrumadora: en particular, las zonas más céntricas ostentan incluso gigantografías de ambos, individualmente o juntos.
En algunas plazas, generalmente por la tarde, se realizan actos proselitistas con relativa presencia de simpatizantes, siempre acompañados por música grabada autóctona, tanto tradicional como moderna, emitida a través de parlantes ubicados en los techos de camionetas.
Las concentraciones tienen una impronta diferente al color y calor de los actos políticos en la Argentina, trasmitiendo una imagen de singular tranquilidad y orden.
No deja de llamar la atención que la cartelería y las coloridas banderas partidarias que cuelgan en muchas esquinas están ubicados en lugares previamente acordados y que todos respetan. No existen las pintadas ni los graffiti, tan comunes en otras latitudes.
Veinte partidos. Son 20 los partidos que participan de estas elecciones al haber alcanzado en los últimos comicios el 10 por ciento de los votos, piso mínimo que exige la ley electoral. El sistema de gobierno es el de una república parlamentaria, al menos hasta ahora, y son 550 las bancas parlamentarias en juego.
En general, las encuestas coinciden hasta ahora en que el oficialista AKP, conservador e islamista moderado, alcanzaría entre el 39% y el 44 % de los votos, seguido por el partido Republicano del Pueblo (CHP), tibiamente socialdemócrata y autodefinido como heredero de Kemal Ataturk, fundador de la Turquía moderna, laica y republicana en 1923, que oscilaría entre el 23% y el 29 %.
En tercer lugar, el Movimiento Nacionalista (MHP), definido como más de derecha y clerical que el oficialismo, que rondaría entre el 16% y el 18%. En cuarto lugar se ubica el pro kurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP), al que los encuestadores adjudican no menos del 10 % de los votos.
El dato más interesante de esta consulta electoral, clave para el futuro de Turquía, cuyos gobernantes no ocultan su interés en transformar al país en la potencia regional no sólo de Medio Oriente sino desde los Balcanes hasta el interior del Asia Central, es el desempeño electoral que tendrán tanto el MHP como el HDP.
Si estos partidos aumenten sus votos, algo que distintos interlocutores aseguraron que no es una posibilidad remota, y si el AKP no alcanzara la mayoría absoluta, provocaría un movimiento notable en el tablero político turco, un barajar y dar de nuevo que alejaría, momentáneamente al menos, los intentos de reformar la Constitución por parte de Erdogan.
“En mi opinión no hay dudas que el AKP va a ganar las elecciones, el tema es si va a llegar a la mayoría absoluta, y eso depende, entre otras cosas, del papel que jugará especialmente el HDP”, destacó Mehmet Ozkan, un politólogo que dirige el Centro Internacional para el Terrorismo y Crimen Trasnacional (Utsam), con sede en Estambul.
En el caso del HDP, el interés está centrado en que este partido, que supo tener un brazo armado, el KKP, ilegalizado y considerado como terrorista por Ankara, se presenta por primera vez a elecciones parlamentarias. Su mensaje, además, no va dirigido solamente a los kurdos, un 10 % de la población del país, sino que sus estrategas decidieron dirigirse a todos los turcos.
El domingo, esta formación apoyada por sectores de izquierda, ecologistas y defensores de los derechos humanos, realizó una manifestación en Estambul de la que participaron miles de simpatizantes al cumplirse dos años de las llamadas protestas del parque Gezi, que mantuvieron a Turquía en vilo por meses.
Siria. El otro gran tema de debate político de cara a los comicios es la postura del gobierno turco frente a la crisis en Siria, un revulsivo en el centro de la campaña electoral.
Funcionarios adscriptos a la oficina del primer ministro turco en Ankara, al ser consultados sobre este espinoso punto negaron toda complicidad con grupos yihadistas, aunque no ocultaron su interés por una debacle final del gobierno de Bashar al Assad.
“La desaparición del peligro terrorista del Estado Islámico (EI) y otros grupos está unida a la democratización de Siria”, destacaron a este enviado, aunque no pudieron definir cuál era el enemigo principal a batir por Ankara en este momento.
“Una invasión (de terceros países) en territorio sirio no es una solución, como tampoco la utilización de drones”, señaló a su vez Oskan. “En todo caso Turquía no se va a involucrar sola”, aseguró.
Mientras la campaña electoral entra en su fase final, tanto en Ankara como en Estambul la vida cotidiana sigue su curso normal, aunque es palpable cierta expectativa sobre el resultado final de los comicios, lo que le agrega interés a este lugar del mundo que es una eterna encrucijada de civilizaciones teñida de historia.