San Lorenzo busca erradicar de manera definitiva los burdeles

Legendario. Después de sobrevivir a numerosas clausuras, Black Cat pidió la baja al Drei y puso fin a 45 años de historia en la ciudad.

Legendario. Después de sobrevivir a numerosas clausuras, Black Cat pidió la baja al Drei y puso fin a 45 años de historia en la ciudad.

La ciudad de San Lorenzo va camino a erradicar definitivamente los prostíbulos. O, al menos, eso intentan las autoridades locales. «Por primera vez en toda su historia —aseguran desde el municipio—, esta localidad vivió un fin de semana sin bares nocturnos», término eufemístico con el que se abren burdeles y casas de citas. Es que de los cinco que quedaban, tres fueron clausurados por personal municipal y otros dos dejarán de funcionar por decisión de sus propietarios tras reiteradas inspecciones.

«Esta acción le da continuidad a la política implementada por el gobierno municipal, que desde hace tiempo ha clausurado en forma definitiva varios locales de similares características», afirmó a LaCapital el intendente, Leonardo Raimundo.

El mandatario sanlorencino recordó que durante su primera gestión se llegaron a clausurar ocho de los 13 prostíbulos que funcionaban en la ciudad bajo distintas denominaciones, tras operativos donde se registró la práctica del proxenetismo y en algunos casos se rescató a menores de edad que ejercían la prostitución.

Clausuras y bajas

Ahora, de los cinco que quedaban en pie, entre la noche del jueves y la madrugada del viernes de la semana pasada, personal de la Dirección de inspección General clausuró la actividad de los locales Casablanca, Soleil y Can-Can, en el marco de un operativo de control ordenado por la Secretaría de Gobierno. En los tres casos se comprobó que no cumplían con las medidas de funcionamiento exigidas para continuar en actividad, por lo cual se clausuraron las instalaciones.

Todos estos comercios, se aclaró desde el municipio, habían sido habilitados «por gobiernos anteriores» para desarrollar su actividad bajo el rubro «bar» y «bar con espectáculos», pero «durante sendas inspecciones que se efectuaron en los últimos tiempos se comprobó que no respetaban las normas de seguridad y de funcionamiento» requeridas en las ordenanzas.

Además de las tres últimas clausuras, dos locales —Black Cat (Gato Negro) y Playboy—, directamente no desarrollaron su actividad durante el último fin de semana. Después de reiterados controles por parte de personal municipal, en el primer día hábil de esta semana sus propietarios se presentaron ante la Secretaría de Hacienda para tramitar la baja del Derecho de Registro e Inspección (Drei), con lo cual automáticamente quedaron inhabilitados para seguir operando. «Estamos hablando en algunos casos de locales muy tradicionales, como el Black Cat, que tenía 45 años de trayectoria», dijo Raimundo.

Una zona que se presta

San Lorenzo es una ciudad que por su intensa actividad portuaria y por la circulación permanente de embarcados y de camioneros que llegan a las terminales, se presta, junto con otras localidades del cordón industrial y portuario, al desarrollo de la actividad prostibularia, que fue tradicional en la zona.

La llegada de casi 900 mil camiones al año, y más de 5 mil barcos con sus respectivas tripulaciones, además de motorizar la actividad exportadora del complejo oleaginoso también mueve otra verdadera industria sin chimeneas que en silencio deja importantes dividendos.

Con la proliferación de burdeles también se dieron situaciones vinculadas con la práctica de la prostitución de menores de edad y mujeres extranjeras indocumentadas, varias veces detectadas en los operativos. Durante los últimos años, LaCapital dio cuenta de sucesivas clausuras, algunas de ellas reiteradamente violadas, como las de los legendarios Popeye, Pit Pit Pinoy, Oasis, Moulin Rouge y los mismos Soleil, Black Cat y Playboy, nombres que abundan en las crónicas de este diario en los últimos cinco años.

Algunos de ellos cerraron, pero otros siguieron funcionando pese a las reiteradas denuncias de que siempre conseguían zafar de los controles y abrir sus puertas nuevamente. Hay que ver ver si ahora la decisión de cerrarlos es definitiva, y sobre todo, efectiva.

Fuente: La Capital