«Dios llora, porque el mundo está en guerra», clamó el Papa
20/11/2015 EL MUNDOAdemás criticó a los personas que fabrican «armas bañadas en sangre y matan a inocentes» La poderosa droga de nombre, captagon que usan los terroristas para insensibilizarse.
El papa Francisco está muy preocupado comenzó diciendo, que «Dios llora porque el mundo entero está en guerra, durante la misa matutina de ayer en el Vaticano, consagrada a los atentados del 13 de noviembre en París.
«¡Malditos!» lanzó contra los fabricantes de armas, quienes las cargan con sangre, matando a pobres inocentes y no a los realmente malvados».
«Aquellos que hacen la guerra son malditos, son delincuentes. Benditos los operadores de paz. Por todas partes hay guerra hoy en día, hay odio (…) ¿Y qué queda? ¡Ruinas, quedan miles de niños sin educación, tantas muertes de inocentes! Y tanto dinero en los bolsillos de los traficantes de armas», deploró el pontífice argentino durante la homilía en la residencia de Santa Marta, donde reside. El Papa mostró su angustia tras loa atentados yihadistas que el viernes pasado dejaron 132 muertos y más de 250 herido en París.
«Una guerra puede justificarse, entre comillas, por muchas razones, pero cuando todo el mundo, como ahora, está en guerra -una guerra mundial a pedazos, aquí y allá, y en todas partes- no hay justificación y entonces Dios llora», añadió.
«Nos haría bien pedir que se nos conceda la gracia de llorar por este mundo que no reconoce el camino hacia la paz. Llorar por aquél que vive para hacer la guerra y tiene el cinismo de decir que no la hace», afirmó. Francisco -además-. recordó en su homilía, divulgada por Radio Vaticana, que está por llegar Navidad y que todo se llenará de luces, pero que «todo será falso» porque el mundo continúa en guerra.
Para la emisora del Vaticano se trata de uno de los sermones más duros que ha pronunciado Jorge Bergoglio desde que fue elegido papa en marzo del 2013.
Además, Francisco centró su catequesis ante la Audiencia General en el papel de la familia como motor de amor, para «recalentar» y hacer «florecer» los desiertos en los que se han convertido nuestras familias.
«Mi sueño es que hoy se frene la violencia, los atentados, los refugiados, que todo el mundo tenga salud, trabajo, pan y que se viva en paz, porque Dios así lo celebrará».
Por último el Pontífice añadió: «Espero que todo se calme y cerremos un año con felicidad, aunque no será completa, debido a las fuertes cosas que sucedieron últimamente. Y espero que el año que se avecina, sea mucho mejor para todos. Porque el Señor quiere un mundo sano, sin violencia y con armonía, como todo ser humano se lo merece, ya que la vida es corta y hay que disfrutarla de la mejor manera».