Nueva York estrena la estación de metro más cara del mundo
04/03/2016 EL MUNDO
Inauguración sin festejo, apertura parcial pero no total, diseño original pero cuestionado, presupuesto excedido y tiempo de construcción eterno
Con todas estas «etiquetas» se abre parcialmente este jueves la estación de metro diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava en el World Trade Center (WTC).
El «Oculus», como se llama la controvertida obra, conectará hasta once líneas de metro distintas con la línea de tren que enlaza a Nueva York con Nueva Jersey, permitirá el acceso subterráneo a las principales torres del WTC y albergará un centro comercial y restaurantes.
Unas 50.000 personas lo usarán cada día y la Autoridad del Puerto de Nueva York y Nueva Jersey (PATH), que gestiona el proyecto, considera que este número se doblará una vez que las instalaciones estén completamente operativas.
«Pero estas predicciones parecen tan confiables como las promesas iniciales de estas autoridades de que el proyecto se construiría en 5 años y costaría US$2.200 millones», opinó el New York Times, que califica la obra de «desorbitado símbolo de despilfarro».
La estación de metro más cara del mundo terminó costando US$4.000 millones y se construyó en 12 años.
Y para otro diario neoyorquino, el New York Post, es «la estación más fea del mundo», un «mausoleo» que tiró millones de dólares «por el agujero».
El director de construcción del nuevo WTC, Steve Plate, dijo que «la estación representa el renacer de la Zona Cero tras los atentados de 2001».
Pecados del pasado
Las obras del Santiago Calatrava se han destacado siempre por sus originales diseños inspirados en cavernas, animales y plantas.
Una superestrella de la arquitectura mundial, el español ha puesto su firma en proyectos emblemáticos como el edificio Turning Torso de Malmö (Suecia), inspirado en una silueta humana, y el Puente de Jerusalén, que evoca el arpa del rey David.
El intercambiador de transportes del World Trade Center ha sido definido por el propio arquitecto como «una paloma a punto de emprender vuelo».
Pero las obras de Calatrava también han estado manchadas por escándalos debido a sus altos costos y fallos de construcción, tanto en España como en el extranjero.
En su Valencia natal, la futurista Ciudad de las Artes y las Ciencias (CACV) diseñada por el arquitecto generó críticas cuando su presupuesto pasó de US$416 millones a unos US$1.700 millones.
Estas críticas no se detuvieron cuando trozos de la cerámica esmaltada del Palacio de las Artes Reina Sofía, edificio emblemático del complejo, comenzaron a caer.
En Venecia, el gobierno local le reclamó unos US$627.000 por presuntos defectos de diseño y por los sobrecostos del Puente de la Constitución.
En 2014, cuando BBC Mundo investigó estos cuestionamientos, el estudio del arquitecto en Zúrich respondió que «no existe ningún tribunal competente que haya concluido que algún edificio o estructura diseñada por Santiago Calatrava tiene errores de diseño, o que los sobrecostes incurridos sean consecuencia de nuestra conducta negligente o dolosa».
Ahora, dos años después, serán los neoyorquinos los que den su opinión sobre el estilo y el costo de una obra de Calatrava.
Por lo pronto, la inauguración se ha postergado para la primavera.
Para ese entonces, el «Oculus» estará completamente operativo y los ánimos serán más primaverales.