Rousseff acusó a su vice de orquestar el golpe para sacarla del poder
El plenario de la Cámara de Diputados prepara la crucial votación sobre el impeachment. La jaqueada presidenta dijo que Michael Temer es uno de los "conspiradores" que trata de terminar con su actual mandato.
13/04/2016 EL MUNDOEl plenario de la Cámara de Diputados prepara la crucial votación sobre el impeachment. La jaqueada presidenta dijo que Michael Temer es uno de los «conspiradores» que trata de terminar con su actual mandato.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tildó ayer de «traidor» a su vicepresidente Michel Temer y lo acusó de apoyar, para poder reemplazarla, el juicio de destitución que la oposición impulsa en el Congreso. Sin mencionar su nombre, Rousseff denunció que Temer filtró voluntariamente una grabación en la que daba por hecho que el próximo domingo la Cámara de Diputados admitirá el pedido de impeachment, siguiendo la recomendación realizada el lunes por una comisión parlamentaria.
Esa filtración «revela una traición hacia mí y hacia la democracia, de ese jefe conspirador que tampoco tiene compromisos con el pueblo», dijo Rousseff en un acto en el Palacio del Planalto con maestros y estudiantes. «Vivimos tiempos extraños y preocupantes. Tiempos de golpe de Estado, de farsa y de traición», remachó Rousseff, acusando a Temer de ser «uno de los jefes de la conspiración». «Quedó claro que existen dos jefes del golpe, que actúan en conjunto y de forma premeditada», dijo la jefa de Estado, apuntando sus dardos igualmente contra el presidente de la Cámara baja, Eduardo Cunha, que promueve activamente su destitución.
En el audio, que según Temer fue divulgado de forma involuntaria, se oye al dirigente del partido centrista PMDB llamar a «un gobierno de unidad nacional» para «pacificar» al país y sacarlo de la recesión. El discurso es pronunciado como si la Cámara baja ya hubiera aprobado la moción para remover a Rousseff, que en caso de efectivizarse, deberá ser evaluada por el Senado. También anuncia un tiempo de «sacrificios», aunque promete respetar las «conquistas sociales» obtenidas bajo los gobiernos de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) y de la actual mandataria.
Rousseff, de 68 años, denuncia una tentativa de «golpe de Estado» en el procedimiento de impeachment, presentado por la oposición por presunta manipulación de las cuentas públicas en 2014, el año de su reelección, y en 2015. Rousseff está siendo sometida a un proceso de juicio político por denuncias de que su gobierno violó normas fiscales y encubrió déficits en el presupuesto al trasladar dinero de una cuenta a otra en la antesala a su reelección en 2014. La oposición denuncia que las medidas engañosas le permitieron aumentar el gasto público a fin de ganar votos. Rousseff negó las acusaciones y no ha sido acusada de delito alguno. Sus opositores dicen que el juicio político es lo que desea la mayoría de los brasileños, mientras que los partidarios del gobierno denuncian que se trata de una trama ilegal para tomar el poder.
La oposición festejó el lunes ruidosamente la aprobación, por 38 votos a favor y 27 en contra, de la recomendación de abrir un juicio político a la mandataria. Pero el gobierno está decidido a bloquear el proceso en la Cámara de Diputados, donde el pedido de impeachment debería obtener un apoyo de dos tercios de los escaños (342 de un total de 513).
Esa crucial votación debería realizarse el domingo o el lunes, en un país con los ánimos caldeados a apenas cuatro meses del inicio de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que se suponía coronarían un ciclo virtuoso de inserción global de la mayor potencia latinoamericana. Partidarios y adversarios de Rousseff llamaron a manifestarse ese día en Brasilia para presionar a los legisladores. La policía tendió un enorme vallado a lo largo de la explanada de los ministerios, que pretende mantener a los activistas separados para evitar enfrentamientos.
En caso de que las dos cámaras voten a favor del impeachment, Rousseff sería apartada de su cargo hasta que el Senado dé su fallo definitivo, en un plazo máximo de 180 días. Y Temer la reemplazaría, esperando completar su mandato, hasta fines de 2018. «La verdad va a prevalecer. El golpe no va a pasar. El impeachment será bloqueado», dijo Rousseff.
Lula ocupa la primera línea de frente en la defensa de su sucesora. El ex sindicalista espera que la Corte Suprema convalide su nombramiento como jefe de gabinete, bloqueado por un magistrado que sospecha que Lula, investigado por su presunta vinculación con el escándalo de corrupción de Petrobras, buscaba de ese modo salir de la esfera de la Justicia ordinaria. El Supremo Tribunal Federal (STF) debería emitir una decisión definitiva el 20 de abril.