Un desgastado Temer busca una tregua con Lula da Silva

En vísperas de cumplir dos meses en la presidencia interina, Michel Temer, con bajos índices de popularidad, intenta plasmar una tregua con el ex mandatario y líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva

En vísperas de cumplir dos meses en la presidencia interina, Michel Temer, con bajos índices de popularidad, intenta plasmar una tregua con el ex mandatario y líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva, para garantizar la gobernabilidad.

En reuniones con sus asesores Temer «volvió a mencionar la necesidad de dialogar con la oposición, y esa oposición tiene nombre y apellido: Luiz Inácio Lula da Silva», escribió hoy el sitio del diario Folha de San Pablo.

Durante años Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue un interlocutor habitual de Lula, fundador y líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Ese diálogo influyó para que el PT y PMDB formaran una alianza en 2010 cuando se impuso la fórmula presidencial encabezada por la petista Dilma Rousseff con Temer como postulante a vice.

Una fórmula que fue reelecta en octubre de 2014.

La semana próxima Michel Temer cumplirá dos meses en el Palacio del Planalto en los que no pudo establecer con el público la «luna de miel» que suele caracterizar a los líderes recién llegados al poder.

Este romance frustrado se debe a que el proceso que antecedió a su asunción fue muy «tenso y accidentado», explicaron los responsables de una encuesta contratada por la Confederación Nacional de la Industria.

En ese sondeo la nueva administración cuenta con el 13% de apoyo.

Los rumores en Brasilia están a la orden del día debido al incierto destino político que enfrenta el país mientras se prolonga el juicio político contra Rousseff.

Uno de los trascendidos que circuló este martes fue que Temer ha logrado el apoyo del Congreso para la aprobación de algunas leyes, pero ese respaldo no está garantizado tal como lo demuestra que la mayoría de los legisladores planea tomar una «licencia blanca».

Esas vacaciones serían a partir de la próxima semana y afectarían considerablemente a Temer, necesitado de la aprobación de varios proyectos para mantener su credibilidad ante los mercados y su liderazgo entre los parlamentarios.

Como lo han dicho varios analistas y el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, es indispensable contar con el apoyo parlamentario para llevar adelante el paquete de «reformas estructurales» prometido por Temer en su plan de gobierno «Un puente hacia el futuro».

Ese conjunto de medidas permitirán conquistar la «credibilidad» de los inversores locales y extranjeros para reactivar la economía y salir de la recesión del 3,8 % en 2016 pronosticada por el FMI, dijo Temer.

Para revertir el desempleo que afecta a 11,4 millones de brasileños, es necesario «que la industria crezca, que el comercio crezca, que el agronegocio crezca», afirmó el lunes el gobernante.

Entre tanto, el miércoles la presidenta suspendida presentará su defensa en la Comisión Especial de Impeachment a través de su abogado José Eduardo Cardozo, ex ministro de Justicia entre 2011 y 2015, según informó hoy la Agencia Globo.

Será un momento importante en la evolución del proceso que se sustancia en esa Comisión del Senado Federal, una causa cuyo final está previsto para mediados o fines de agosto.

Nueve de cada diez analistas estiman que finalmente Rousseff será condenada por el Senado, donde hay una amplia mayoría «antidilimista», y Temer será confirmado como mandatario definitivo hasta el 31 de diciembre de 2018.

Si eso ocurre será una victoria política importante para Temer, la cual garantizará estabilidad a la administración pero no se sabe si con ella llegará la indispensable gobernabilidad.

He allí una de las razones por las que Temer intenta construir puentes hacia Lula da Silva.

Puentes que por lo pronto parecen improbables ya que Lula prometió una guerra sin cuartel en caso de que Dilma sea separada del cargo definitivamente.

Por cierto la persona clave para firmar una tregua es Lula, no Dilma, pues es el ex mandatario quien mantiene cierta popularidad en la opinión pública y tiene capacidad de convocatoria en los movimientos sociales y los sindicatos.

Temer parece estar advertido que puede enfrentar una ola de protestas si la recesión se agrava junto con el desempleo.

Pero aún así dio señales de que seguirá adelante con una política de austeridad, recorte de fondos para planes sociales y otras «medidas impopulares», como lo anunció ayer ante empresarios del agronegocio.

Fuente: Tucumán Hoy