Ushuaia: cómo se vive en el fin del mundo

La ciudad más austral del planeta presume de un rasgo que la identifica: ser el fin del mundo. Hotelería de calidad sobre un paisaje sublime.

La ciudad más austral del planeta presume de un rasgo que la identifica: ser el fin del mundo. Hotelería de calidad sobre un paisaje sublime.

Hay magia en Ushuaia. Tierra conocida que abre las puertas a lo desconocido, el punto civil más austral del globo, la entrada a la Antártida, la salida del continente americano, el misterio y la aventura por sentirse, saberse, adentrarse en el fin del mundo.

Capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur -y también de las Islas Malvinas-, Ushuaia en su lengua primitiva significa «bahía que penetra hacia el poniente» y está custodiada por montañas, glaciares, bosques y mar. Su ubicación geográfica la sitúa sobre la costa norte del canal Beagle y al pie del Cordón Martial, el tramo final de la Cordillera de los Andes que en suelo fueguino rota su orientación de oeste-este. Su encanto, su promocionada virtud, le asigna el compromiso de ser, además de un nudo administrativo, portuario e industrial, un destino turístico solvente.

El fin del mundo respalda la épica de su esencia con una oferta por demás variopinta. Ushuaia es especial no sólo por un fortuito desenlace geológico: el colorido de su paisaje, lo belleza de sus montes nevados, la diversidad de su fauna, el horizonte de su bahía, la frondosidad de sus Parques Nacionales y el enigma de su aura. La historia ata a los Yámanas y los Onas, los pueblos originarios, con expediciones británicas para los primeros comienzos de civilización.

El abanico de posibilidades que ofrece el poblado más austral del mundo mezcla aventura y expedición con cultura y tradición. El infaltable paseo por el canal Beagle acerca al Faro «Les Eclaireurs», quizás el único instrumento turístico invulnerable al seudónimo «fin del mundo». Una de las tantas postales fotogénicas que se distribuyen por la ciudad cubierta por una especie de hechizo envolvente. El atractivo que representa, la mística que eroga lo transforman en un ícono del recorrido turístico.

La navegación también convida el avistaje de un pedazo vivo de su naturaleza. Una abanico de casi doscientas especies de aves y lobos de marinos de un pelo y de dos pelos se despliegan por los islotes que se descubren dentro del canal. La posibilidad de amarrar, desembarcar y reconquistar la isla Bridges, una de estas pequeñas formaciones rocosas permiten ver en 360 grados todo el inmenso paisaje. En ella también se destaca un pequeño centro arqueológico de los yámanas, antiguos moradores nómades de la región.

La aventura también obliga la visita al Parque Nacional Tierra del Fuego, apenas a once kilómetros del centro de la ciudad. Su peculiaridad la distingue del resto de los parques argentinos: 68.909 hectáreas que presentan costa, bosque y montaña. Hasta allí se accede mediante la legendaria Ruta Nacional 3, que comienza en Buenos Aires, que se extiende hacia el norte hasta Alaska y que culmina en la Bahía Lapataia, en donde una gran estructura de madera -otro de los impostergables momentos para fotografiar- recuerda qué tan al sur se está. La escenografía natural abruma: es la declaración del punto cívico más austral del planeta. En el horizonte se podrán identificar, además de una extensa flora, patos, cauquenes, castores, zorros, conejos.

Para disfrutar de la magia blanca de Ushuaia, el Cerro Castor es la opción más atinada. Se trata de uno de los centros de esquí más modernos de la región. Dispone de un total de 34 pistas para todos los niveles, ofrece condiciones ideales para la práctica de esquí alpino, esquí de fondo, snowboard, perros de trineo y sumó una moderna pista de patinaje sobre hielo. El complejo cuenta también con una completa infraestructura en establecimientos gastronómicos -es famoso el sabor del cordero de la Morada del Águila- y una escuela de instrucción al deporte.

El «Fin del Mundo» expande su abanico de posibilidades con paseos en helicóptero y descensos en montaña suministrado por la firma Heliushuaia, un recorrido por la historia a través del pintoresco Tren del Fin del Mundo -siete kilómetros de la travesía del otrora tren de los presos-, la visita a la antigua Cárcel del Fin del Mundo, una icónica infraestructura que representa fusiona arte con historia y el paseo de compras por la calle San Martín, el epicentro comercial de la ciudad. A su potencial turístico, lo escudan un eficiente aeropuerto y una oferta de restaurantes y hoteles de primer nivel. En ese sentido, Los Cauquenes promete una experiencia inolvidable. Su morada prevista de ventanales y abundante luminosidad está especialmente diseñada para no dejar ni un instante de contemplar el paisaje del canal Beagle. Sabores gourmet, relax y aventura combinados para además de descansar de Ushuaia, volver a vivirla.

Esta ciudad joven nutrida y gestada por paisanos de otras provincias, resulta atractiva para cualquier habitante del mundo. Neozelandeses, norteamericanos, chinos, europeos, brasileños y otros argentinos viajan a Ushuaia para descubrir qué es eso del Fin del Mundo. Eso que sólo entiende de cierta magia y fantasía.

Fuente: Sin Mordaza