La misma receta que en la ciudad

El aumento de impuestos, de la deuda pública y el déficit fiscal, así como los despidos de trabajadores estatales y los recortes de fondos en áreas como educación, salud y vivienda, son medidas que Macri había ensayado en la CABA y este año extendió a todo el país.

El aumento de impuestos, de la deuda pública y el déficit fiscal, así como los despidos de trabajadores estatales y los recortes de fondos en áreas como educación, salud y vivienda, son medidas que Macri había ensayado en la CABA y este año extendió a todo el país.

La historia nunca se repite en forma idéntica. No obstante, a un año del comienzo del gobierno de Mauricio Macri, ciertas claves de su gestión en la Ciudad (2007-2015) pueden mostrar continuidades e indicios de lo que vendrá. Los aumentos de impuestos y tarifas, los despidos como carta de presentación y el endeudamiento son algunos de los puntos en los que los ocho años en el gobierno porteño podían funcionar como un prólogo de lo que Macri hizo después a una escala mucho mayor.

Aumento de impuestos y tarifas. Corría agosto de 2007. Macri entrevistado por el diario Clarín debió fruncir el seño como le pasa ante cada pregunta molesta. “Si gana, ¿piensa aumentar el ABL, como deslizó su posible ministro de Hacienda?”, le preguntó el periodista. “No es cierto. No hemos propuesto eso ni está en nuestros planes”, respondió el líder del PRO. Como jefe de gobierno, incrementó sin cesar tanto el ABL como el Impuesto Inmobiliario. Los números no dejan dudas: en ocho años subió un promedio de 869 por ciento y en algunos casos escaló por encima del 1200 por ciento. Y no fue el único impuesto que aumentó: el de Patentes creció 582 por ciento, mientras que el de Ingresos Brutos escaló un 753 por ciento.

Salvando las distancias, Macri viene aplicando una política similar a nivel nacional con el aumento de tarifas de los servicios públicos. Un rápido repaso indica que el gas aumentó entre un 400 y un 500 por ciento para usuarios residenciales y comercios respectivamente, luego de que el incremento llegara hasta la Corte Suprema. El año próximo habría entre dos y cuatro aumentos, según planea el Ministerio de Energía. En tanto, la electricidad incrementó su tarifa entre un 200 y un 900 por ciento, según el consumo y la empresa que presta el servicio. Para el año próximo, Edesur pidió un aumento promedio del 31 por ciento y Edenor, del 30 por ciento, muy por encima del 17 por ciento de inflación que supuso el gobierno nacional en el Presupuesto 2017. El agua, en tanto, incrementó su tarifa un 375 por ciento y va por el mismo camino para el año que viene.

Pese a la promesa de campaña de eliminar el Impuesto a las Ganancias para los trabajadores, este año se incrementó la cantidad de personas que lo tributan. “Hay algo que une su gestión porteña y la nacional, que es la forma de presentar al Gobierno como un quiebre con el pasado, independiemente de que no modificó ninguno de los instrumentos centrales”, indicó el ex legislador Martín Hourest. “Hubo sí en su primer año en la Ciudad y en la Nación una redistribución de ingresos, pero sobre todo de capital simbólico”, remarcó.

Despidos. Macri inauguró su gestión en la Ciudad con 2400 despedidos: se trataba de contratados y precarizados que habían entrado en la última época en el decreto 959/07, firmado por el entonces jefe de gobierno, Jorge Telerman. En sus rasgos esenciales, esos despidos fueron similares en su concepción a los que se aplicaron en el ámbito nacional: indiscriminados, sin un censo previo y con el argumento de que eran todos “ñoquis”. Los despidos fueron frenados por un fallo de la jueza Elena Liberatori, pero luego las instancias superiores del Poder Judicial porteño terminaron convalidando la decisión de Macri. Un dato: uno de los jueces que le dio la razón a Macri sobre los despidos era Carlos Balbín, actual procurador del Tesoro del gobierno nacional: el jefe de los abogados de Macri.
No obstante, el Estado no se achicó. Un informe de La Fábrica porteña –el think tank del kirchnerismo porteño– indicó que el gasto de la administración creció: pasó de representar el 13 por ciento de todos los gastos en 2007 a requerir el 15 por ciento cuando se fue Macri. Pese a esto, el líder del PRO logró instalar en la campaña la idea de que era un gobernante austero.

Los despidos en el país cobraron una escala que no tiene relación con lo ocurrido en la Ciudad: fueron cerca de 11 mil en la Nación, unos 70 mil contando a los Estados provinciales y municipales a los que se sumaron otros 162 mil privados, según los últimos informes del CEPA, que cuenta tanto despidos como suspensiones. En total, superaron los 200 mil puestos de trabajo destruidos sólo en el primer año de gobierno. En la Ciudad, comenzó con conflictos con el gremio estatal Sutecba y luego encauzó la relación. Las negociaciones con la CGT podrían seguir el mismo camino.

Endeudamiento. En ocho años como jefe de gobierno porteño, Macri multiplicó por cuatro la deuda de la ciudad. El endeudamiento total llegó al final del mandato de Macri a 2363 millones de pesos, cuyo 89 por ciento era en dólares, por lo que se volvió a multiplicar con la devaluación que Macri operó como presidente. Si se confronta la deuda contra los recursos totales de la Ciudad, era el 18 por ciento en 2007 y ascendió en 2015 al 51 por ciento. Cerca del 84 por ciento fue para financiar el gasto corriente, según datos extraídos de la Cuenta Anual de Inversión del Gobierno de la Ciudad de 2015 y elaborados por el equipo del diputado kirchnerista Juan Cabandié.
No obstante, Macri mantuvo el déficit fiscal: su último año como jefe de gobierno cerró con un rojo de 7750 millones de pesos. Durante sus dos mandatos porteños, Macri acumuló un déficit de 19.203 millones de pesos, que representaba el 3,4 por ciento del gasto total cuando Macri llegó al gobierno de la ciudad y cerró en 2015 como el 8,7 por ciento. El incremento del déficit en sus años de jefe de gobierno fue del 255 por ciento. Macri tuvo déficit fiscal en siete de los ocho años al frente de la ciudad.

En su primer año en la Presidencia, se endeudó por un total de 50 mil millones de dólares, que representan el 9 por ciento del PBI. La deuda externa está acercándose a los 200 mil millones de dólares, el equivalente al 30 por ciento del PBI.

Subejecución y recortes. En la Ciudad, las partidas Educación, Salud y Vivienda crecieron por debajo del promedio: Salud, un 693 por ciento, Educación 648 por ciento y Vivienda fue la que menos creció, con 345 por ciento. La relación de estos porcentajes queda clara si se los contrasta con lo que crecieron partidas como Publicidad oficial (2375 por ciento) o bien Turismo (4393 por ciento). “En política habitacional, cuando asumió, quiso modificar la ley de creación del Instituto de la Vivienda (IVC). Acá el Gobierno asumió e Ivan Kerr derogó los programas vigentes a nivel nacional. Hasta ahora, no está claro cuál es el proyecto. Han achicado el presupuesto en Vivienda, como hicieron en la Ciudad”, advirtió el ex legislador y dirigente del Partido Social Facundo Di Filippo.
En la Nación, los principales recortes que se denunciaron fueron en Derechos Humanos y en Ciencia y Técnica, aunque también se registró la subejecución del presupuesto en áreas como la de Salud. El año que viene la Secretaría de Derechos Humanos reducirá sus fondos en un 15 por ciento. El programa de “fortalecimiento de procesos judiciales contra delitos de lesa humanidad” será recortado a la mitad. El presupuesto de Ciencia y Tecnología tendrá en 2017 un recorte de su participación en el total.

Derechos y Justicia. “La otra continuidad es su respaldo a sus equipos de gobierno”, indicó Hourest, que siguió como legislador buena parte de la gestión de Macri. El Presidente ya dejó en claro que no piensa hacer grandes cambios en el Gabinete, así como no los hubo en la Ciudad. “Se nota es la negación del Estado de Derecho. Macri tiene la perspectiva de que la población que tiene derechos negados, tiene problemas. Él piensa que soluciona problemas de la gente, pero los derechos de la gente corren por una cuerda que no le interesa discutir”, advirtió Hourest, que recordó los conflictos de Macri con los jueces en lo contencioso administrativo Andrés Gallardo y Elena Liberatori. “Era la lógica de decir que los jueces quieren gobernar. Esto es una práctica que tuvo históricamente. Por eso, no me extrañó que nombrara a los jueces de la Corte Suprema en comisión. La separación de poderes llega hasta donde llega el interés de Macri”, observó. “Como compró la Legislatura porteña, compró ahora el Congreso nacional –indicó Hourest–. Lo que él entiende por convivencia republicana es un operativo de subasta.”

Fuente: Página 12