Guaymallén: Investigan si ediles de la gestión de Luis Lobos tenían cientos de asesores

La Justicia pidió al Concejo Deliberante de Guaymallén informes sobre la cantidad de agentes que se desempeñaban como adscriptos en los bloques políticos. Serían unos 400

La Justicia pidió al Concejo Deliberante de Guaymallén informes sobre la cantidad de agentes que se desempeñaban como adscriptos en los bloques políticos. Serían unos 400

Si se divide la cantidad de personas adscriptas al Concejo Deliberante de Guaymallén durante los años de gestión de Luis Lobos como intendente por la cantidad de concejales que componen los bloques, el resultado da 33. Esto significa que cada uno de los 12 concejales tenía 33 asesores para asistirlos en sus tareas. Si éstos hubieran elaborado un proyecto por mes, los legisladores habrían elevado en el año 2015 un total de 496 iniciativas, es decir más de una por día, cosa que en la vida real no sucedió, aunque en el planeta Lobos podría haber ocurrido.

Es que, según confirmaron tanto la presidenta de los ediles de ese departamento, Evelin Pérez, como el actual intendente, Marcelino Iglesias, esto es lo que encontraron cuando asumieron en 2015: 400 empleados adscriptos a los bloques políticos del Legislativo municipal.

Causa judicial
Por este motivo hay una causa abierta en la Justicia, que ya pidió la información correspondiente para investigar el caso.

Cabe aclarar que la distribución de estos adscriptos no era homogénea, sino que en algunos bloques se desempeñaban muchísimos más que en otros. Sin embargo, no se puede corroborar por qué, según explicó Pérez, no había demasiada información en los papeles sobre estas personas.

Qué se pidió
La concejala Pérez (UCR) explicó que lo que la Justicia solicitó fue la nómina de agentes que se encontraban cumpliendo funciones en el Concejo, qué responsabilidades tenían y qué tareas realizaban. «No había información al respecto, se envió la nómina que encontramos en los papeles en noviembre del 2015, pero no hallamos registros de asistencias, fuera de los expedientes que se encontraban en comisiones», manifestó.

Agregó que estos 400 eran adscriptos regularizados. Sin embargo, les consta que algunos de ellos no figuraba en ningún lado y trabajaban en el Concejo «de palabra», sin que se hubiera realizado ningún trámite para adscribirlos.

«Estas 400 personas estaban muy mal distribuidas, las hacían funcionar en cualquier lado. Nosotros cuando asumimos hicimos pedidos de informes y nunca nos respondieron nada», manifestó la presidenta del Concejo. También confirmó que la información se remitió a la Justicia hace por lo menos dos meses.

Los malos hábitos
Según el intendente de Guaymallén, Marcelino Iglesias, el podio de los malos hábitos en cuanto a adscripciones lo ocupó el extinto bloque del PD, y si es por dar nombres, éstos eran los de Elena Pellicer y Jesús Riesco. En ese bloque trabajaron por lo menos 200 personas como asesores.

Iglesias explicó que se trataba de acuerdos entre estos ex ediles y el entonces jefe de Ceremonial y Protocolo del Concejo Deliberante, Ariel Rinaldi, quien pidió licencia sin goce de sueldo y finalmente renunció.

«Cuando yo asumí como intendente pedí que todos los empleados se presentaran a trabajar al lugar donde pertenecían dentro de la Comuna. Lo que hice fue comenzar a rechazarles las adscripciones», manifestó Iglesias.

A modo de ejemplo, y para demostrar que no trabajan, dijo: «Si vos tenés frente tuyo un mate, y querés meterle dos litros de agua, seguramente va a desbordar. Con los empleados del Concejo Deliberante de Guaymallén pasaba lo mismo».

El asesor chamán y su perro gran danés
De no ser porque cada una de ellas podría esconder atrás un caso de corrupción, las situaciones que ocurrían en la Comuna guaymallina durante la gestión de Luis Lobos podrían representar una anécdota de la película Esperando la carroza».

Según lo que cuenta el actual intendente, el radical Marcelino Iglesias, Luis Lobos tenía entre sus asesores directos a una especie de consejero espiritual, también conocido como «chamán». Su nombre es Mauro Díaz.

Tal y como se lo informaron los empleados que actualmente siguen ocupando puestos de trabajo en la Comuna, el chamán les tiraba las cartas a Lobos y a su esposa, Claudia Sgró.

«Cuentan que Díaz subía por el ascensor de los funcionarios –al que se accede con una tarjeta– acompañado de su perro gran danés, el que traía a trabajar a diario. El ex asesor era de absoluta confianza del matrimonio», relató el intendente.

Ese cargo, más otros dos en los que también se había nombrado a personas del círculo íntimo de Lobos, nunca fueron ocupados por Iglesias. Lo más impactante era que cobraban un sueldo que al día de hoy sería cercano a los 42.000 pesos.

fuente: Uno Mendoza