El titular del Conicet Rosario dijo que «el ajuste en ciencia puede terminar en una fuga de cerebros»

Roberto Rivarola mostró fuerte preocupación: en el 2017 el ingreso de investigadores se reduce en más del 60 por ciento

Roberto Rivarola mostró fuerte preocupación: en el 2017 el ingreso de investigadores se reduce en más del 60 por ciento

Los números dan la razón al director del Conicet Rosario, Roberto Rivarola, cuando afirma que el gobierno de Mauricio Macri cree que «el desarrollo de la ciencia y la tecnología en un país funciona como una empresa: si no me «rinde ya», lo desmantelo, le doy de baja». Como ejemplos, el más ostensible es la reducción de más del 60 por ciento en la cantidad de investigadores que entrarán el año próximo a la carrera (385, contra 943 del último ingreso), pero también lo son la virtual paralización de obras, las demoras en liquidar recursos a los 13 institutos que funcionan en la ciudad, el achique de los fondos nacionales para ciencia y tecnología, que pasaron del 1,53 al 1,40 por ciento del presupuesto global, y otras perlitas que echan por tierra el plan trazado en el 2004 para llegar al 2020 con 15 mil investigadores, a razón de un 10 por ciento más por año.

Rivarola dijo que hay «mucha preocupación» en el Conicet local ante el «fuerte cambio de paradigma», que vuelve a restringir el futuro argentino a un rol agroexportador, y anticipó que eso podría redundar en una nueva «fuga de cerebros», como supo ocurrir cuando se mandaba a los científicos a lavar los platos.

En más de un aspecto la historia argentina parece cíclica. Por ejemplo, cuando se rifan los logros alcanzados en materia de desarrollo científico y se vuelve a ajustar el presupuesto para la investigación. Eso le quedó claro al directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) al analizar cómo impactaría en el organismo la reducción del presupuesto 2017 aprobada por el Congreso.

Rápidamente sus integrantes hicieron cuentas y entendieron que aunque el plan estratégico diseñado para el organismo contemplaba que año a año se fuera sumando un 10 por ciento de investigadores a la carrera (cifra que se iba cumpliendo), en el 2017 irían para atrás. Y nada menos que en un 60 por ciento.

Aunque de los 385 investigadores que entrarán el año próximo a la carrera del Conicet «no se puede calcular cuántos corresponderán a Rosario (porque depende de las evaluaciones)», sí se sabe que el achique difícilmente escape a esa proporción, sostuvo Rivarola.

Bajo el paraguas del Centro Científico y Tecnológico Rosario, hoy trabajan 1.075 personas: 420 investigadores, 504 becarios, 101 profesores y técnicos, y 50 empleados administrativos.

En esa órbita funcionan además trece institutos de investigación, que este año sufrieron grandes atrasos en el desembolso de fondos. «Llegaron recién en agosto», contó el director del Conicet local, físico y también al frente de una de esas unidades, el Ifir.

Fondos a cuentagotas

La tardanza del gobierno en girar esos dineros impidió a los institutos justificar el pedido de refuerzos presupuestarios, ya que ni alcanzaron a ejecutar esas partidas. Lo que obviamente no evitará el ajuste porque el argumento de las autoridades nacionales (una «verdadera estrategia») pasó a ser «entonces podrán sobrevivir hasta marzo».

En materia de infraestructura, todo el plan de obras del Conicet local este año quedó «paralizado», dijo Rivarola. «Lo único que pudimos hacer fue poner vidrios en las aberturas del edificio del Cefobi-Ifise (Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos, e Instituto de Fisiología Experimental) para que no entrara agua», graficó.

En cuanto a la incorporación de nuevos becarios, el funcionario relató que el ex titular del organismo Roberto Salvarezza, electo este año por sus pares para dirigir el Gran Area de Ciencias Exactas y Naturales, le anticipó que «aparentemente» no habría recortes.

«De allí que el mensaje del gobierno parece ser: no reducimos en formación, pero mejor que los científicos vayan buscándose trabajo en la empresa privada», razonó, un paradigma congruente con «pensar el país sólo desde un esquema agroexportador», con prescindencia de la «soberanía» que aporta el desarrollo científico.

Ante un ajuste tan evidente, Rivarola sostuvo que las reacciones de «la enorme mayoría» de sus pares va de una «enorme preocupación al enojo». Y, nuevamente, emigrar al exterior para formarse o investigar reaparece como horizonte. «Algo que no está mal, pero nunca como única salida», dijo.

«Esto se debe al modelo a que apuesta el gobierno nacional: en los últimos años formamos 600 investigadores y después no se les permite acceder al sistema científico-tecnológico», sostuvo. La preocupación ya fue expresada a legisladores (ver recuadro) y por carta al propio Macri, hasta ahora sin respuesta.

La «paradoja es que Macri decía en su campaña que duplicaría el presupuesto para ciencia y tecnología, y no dejó de reducirlo en todo». Como ejemplo, Rivarola contabilizó que en 2017 a Conicet Rosario «le faltarán cien millones de pesos simplemente para estar en la misma (y ya penosa) situación de este año».

Fuente: La Capital Rosario