Neuquén: una panadería contra el desempleo y en el corazón del barrio

Vecinos de la zona oeste formaron una cooperativa para generar empleo formal. Amasan pan y lo venden en el barrio, con el dinero cubren los gastos y se generan sus propios ingresos.

Vecinos de la zona oeste formaron una cooperativa para generar empleo formal. Amasan pan y lo venden en el barrio, con el dinero cubren los gastos y se generan sus propios ingresos. El proyecto ya tiene más de cinco meses de vida.

Un aroma intenso brota desde las ventanas de un viejo trailer y a media mañana captura el interés de los vecinos que pasan por la vereda. Al ingresar al pequeño espacio desde donde proviene el olor la temperatura es sofocante, pero Eve y Rosa cocinan bandeja tras bandeja de pan, sin detenerse. Solo salen para atender a los clientes, cobrarles los 25 pesos que cuesta la bolsita de un kilo y luego vuelven hacia donde está el horno.

Las ayuyas que cocinan son exquisitas, las mujeres que las amasan son humildes y agradecen los elogios con satisfacción. Afirman que trabajan por encargos y que desde que comenzaron no bajan de los 15 kilos diarios. Las ganancias se reparten y también guardan una porción del dinero para comprar la materia prima: harina, levadura, sal.

Estas personas encontraron a mediados de año una forma de combatir la falta de empleo, a través de una cooperativa integrada por un total de 13 vecinos y que fue incentivada por el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). Circunstancialmente las integrantes son todas mujeres, pero el cupo está abierto a todos los interesados. Eve asegura que la plata que se gana “no es mucha, pero nos ayuda en el día a día”.

Utilizan una de las pequeñas aulas que funcionaban en los viejos trailers de la escuela 356 en el barrio Los Hornos, los mismos quedaron en desuso hace un año y medio, cuando la institución se mudó al edificio nuevo, en Cuenca XVI.

Desde entonces las aulas están destinadas a ser la sala de salud del barrio, que actualmente funciona con personal médico del hospital Heller en un pequeño edificio a pocos metros de distancia y que no da abasto para la población de ese sector de la ciudad.

La panadería trabaja los lunes, martes, jueves y sábados, alterna los días con el taller de textil, donde fabrican pecheras con antiguas máquinas a pedal, los jueves y sábados trabaja el merendero, al cual asisten unos 50 chicos del barrio, y los jueves a la tarde se dan clases de apoyo para los jóvenes.

Diego Mauro, integrante del FOL, explicó que hace cinco meses comenzaron a moverse por el barrio, invitar a los vecinos a participar y apropiarse del espacio. Solicitaron al gobierno provincial que les preste la instalaciones y así comenzaron a desarrollar los proyectos.

“Nosotros hacemos hincapié en generar fuentes de trabajo, hace más de cinco meses que venimos organizándonos con las compañeras, que por lo general estaban haciendo changas, para que puedan una vida mejor y el objetivo es obtener trabajo genuino”, explicó.

En números  13  miembros tiene la cooperativa que comenzó a funcionar hace unos cinco meses en la zona oeste de la ciudad.

Fuente: Río Negro