Las playas de la Patagonia

De Río Negro a Santa Cruz, todas las opciones. Grandes playas de arena, acantilados y una inmensa variedad de fauna marina.

De Río Negro a Santa Cruz, todas las opciones. Grandes playas de arena, acantilados y una inmensa variedad de fauna marina.

En verano, la Patagonia no solo es Cordillera, bosques y lagos. Del otro lado, donde la estepa se encuentra con el Atlántico, numerosas playas tientan a los visitantes con grandes extensiones de arena, mucha tranquilidad y todos los servicios para pasar un verano inolvidable.

El Cóndor, Río Negro

Ubicado 30 km al sur de Viedma, el balneario es conocido como «La Boca», porque es donde el río Negro desemboca en el mar. Es una de las mejores propuestas de la provincia por sus costas bajas con extensas playas de arena de gran belleza natural y con una amplia variedad de actividades recreativas y deportivas: carrovelismo, kitesurf, windsurf, pesca, safari fotográfico y avistaje de aves, entre otras. En estas costas aparecen los primeros acantilados que caracterizan al litoral patagónico y se asientan más de 120 especies de aves marinas, ribereñas y continentales: aquí está la colonia de loros barranqueros más grande del mundo, con 15 mil nidos activos. Los faros Ceferino Namuncurá y Barra del Río Negro son dos puntos panorámicos para apreciar el paisaje. El circuito costero desde El Cóndor se extiende a Punta Bermeja, Bajada Echandi, Bahía Creek y Punta Mejillón. Cuenta con varios alojamientos y restaurantes, y a 30 km de la capital provincial.

Las Grutas, Río Negro

A orillas del golfo San Matías, es una perla con aires mediterráneos: construcciones blancas, cielo azul y aguas cristalinas y cálidas, que en verano alcanzan los 23 grados de temperatura. Las Grutas cuenta con 30 km de playas cobijadas por acantilados de hasta 8 metros de altura en lo que están las cuevas que dan nombre al lugar, ya que en esos farallones hay huecos y túneles tallados por el mar, que se pueden apreciar cuando baja la marea. También se forman piletones que invitan al chapuzón. Hay una muy amplia oferta de alojamientos y gastronomía, y las templadas noches de verano invitan a caminar su calle peatonal y su costanera y degustar algún manjar recién salido del agua.

Playas Doradas, Río Negro

Estas amplias y solitarias arenas eran hasta hace poco casi un secreto compartido sólo por los habitantes de la cercana Sierra Grande. Pero este balneario surgido a fines de la década del 80 que ofrece una playa de arenas finas en suave pendiente de 3 km de largo se fue haciendo cada vez más popular, y creciendo. Es ideal para caminatas, deportes de playa, cabalgatas y mountain bike, pero también se puede pescar (mero, cazón, lisa, pulpo), bucear, hacer snorkel y pasear en cuatriciclos. Hacia el norte, un brazo del mar se une con la desembocadura del arroyo El Salado y se forma una laguna ideal para los más chicos. Hacia el sur, se puede llegar a otras pequeñas playas vecinas, cada una con sus características, como La Isla, La Bonita, Los Suecos, Las Casitas y Punta Colorada. Cuenta con variedad de alojamientos; desde casas y departamentos en alquiler hasta cabañas y camping.

Puerto Madryn, Chubut

La ciudad-balneario más famosa de la Patagonia, con más de 30 km de playas de arenas finas, de caracoles o de canto rodado. Con más de 100.000 habitantes, la ciudad es cabecera de una gran variedad de actividades, desde el relax en sus playas equipadas con carpas y sombrillas al avistaje de fauna y la aventura: kayak, buceo, trekking, mountain bike, esquí acuático, kitesurf. Desde Madryn parten las excursiones a la cercana Península Valdés, uno de los ecosistemas más valiosos del mundo, que alberga una variedad de especies única: pingüinos magallánicos, lobos y elefantes marinos, ballenas, orcas, delfines y distintas especies de aves. Y si bien en esta época ya se fueron las ballenas (están de abril a diciembre), crece la población de la cercana Punta Tombo, la mayor colonia continental de pingüinos de Magallanes del mundo. Un verdadero imperdible en un verano patagónico.

Playa Unión, Chubut

A 13 km de la capital de la provincia, Rawson, esta playa debe su nombre al barco italiano «Unión», que naufragó en la zona por un temporal. Es una playa tranquila, con una población estable de unos 8.000 habitantes, que multiplica en verano. Se hizo famosa por ser un excelente escenario para ver toninas overas, delfines endémicos de las costas patagónicas que aquí suelen nadar muy cerca de la playa. Además, por sus olas -marejadas famosas en invierno-, es un excelente lugar para practicar surf y windsurf, especialmente entre febrero y abril. Otras actividades más tranquilas son fútbol, voley, paleta, tejo o pesca deportiva. En el balneario hay negocios, complejos deportivos, bares, restaurantes y discos, a pleno durante el verano.

Rada Tilly, Chubut

Una coqueta villa con una muy amplia playa de arena, perfecta para caminatas, carrovelismo, windsurf y verano en familia. Es una de las playas más australes del mundo, y vivió un crecimiento vertiginoso en los últimos años, hasta superar actualmente los 10.000 habitantes. Se ubica 12 km al sur de Comodoro Rivadavia, la principal ciudad de la costa patagónica, entre imponentes puntas de la meseta que ingresan al mar, con altos acantilados. Al sur, en Punta del Marqués, hay un apostadero de lobos marinos de un pelo. En Rada Tilly hay enormes casas, muchas de residentes de Comodoro, pero todavía ningún hotel. Hacia el sur, en el límite con Santa Cruz, varias extensas playas de arena fina convocan con su tranquilidad y sus cielos infinitos, especialmente cada fin de semana.

Puerto San Julián, Santa Cruz

La espectacular réplica de la carabela Nao Victoria da la bienvenida a este histórico puerto del norte santacruceño, por el que pasaron leyendas como el navegante Hernando de Magallanes, el corsario inglés Francis Drake y el mismísimo Charles Darwin. No sabemos si alguno de ellos se dio un chapuzón en sus playas, pero los habitantes de San Julián sí suelen hacerlo, cada verano. Las playas están hacia el norte de la ciudad -de casi 10.000 habitantes-, reparadas por altos acantilados. Algunas de ellas son Los Caracoles, Punta Caldera y Cabo Curioso, playas amplias custodiadas por un faro y con la compañía de una colonia de cormoranes de patas rojas. Al borde de otro acantilado está La Lobería, apostadero de lobos marinos de un pelo, y en la playa La Mina -donde en otros tiempos funcionó una mina de carbón-, se practican deportes náuticos. Unos 15 km al sur por la ruta 3 está la reserva provincial Península San Julián, importante colonia de pingüinos magallánicos, biguáes, cormoranes, ñandúes, zorros, piches y guanacos.

Fuente: MDZ Online