Cañada Honda, el pueblo que se resiste a desaparecer

Su último habitante falleció en 2012. Sin embargo, revive dos veces al año por las fiestas patronales y un festival gaucho.

Su último habitante falleció en 2012. Sin embargo, revive dos veces al año por las fiestas patronales y un festival gaucho. Los antiguos habitantes y sus descendientes son quienes mantienen esas actividades. Se encuentra en el departamento Río Primero.

En el interior profundo de Córdoba hay un pueblo que se resiste a desaparecer. Ya sin habitantes, Cañada Honda no se rinde y al menos un par de veces al año resucita. Está ubicado a dos kilómetros de La Posta, en el extremo noroeste del departamento 
Río Primero, a unos 100 kilómetros de la ciudad de Córdoba.

Son sus antiguos pobladores y sus descendientes quienes no permiten que desaparezca y cada 25 de mayo vuelven a celebrar sus fiestas patronales, como lo hicieron desde el inicio de su historia. Desde 2012, además, la agrupación gaucha del pueblo lleva a cabo un festival cada octubre, que se convirtió en uno de los eventos más convocantes de la región.

Carlos Ferreyra, museólogo y coordinador general de la Asociación Civil de Amigos del Patrimonio Histórico de Ansenuza, Suquía y Xanaes (Apha), precisó que esta población fue fundada por Sinfronio Córdoba en noviembre de 1919. “Esta familia donó nueve manzanas a la Iglesia para formar un pueblo en torno a la Virgen del Rosario. La curia acepta la donación y queda oficialmente fundado el pueblo en esa fecha”, citó.

Ferreyra indicó que Cañada Honda llegó a tener un desarrollo relevante hasta 1932, cuando pasó el Ferrocarril Central Argentino y se funda La Posta, a tan sólo dos kilómetros. Ese fue el principio del fin. Las vías férreas potenciaron el crecimiento de La Posta.

El historiador marcó que el éxodo de las familias establecidas al nuevo asentamiento fue paulatino y llevó varias décadas. En 2012 murió el último habitante de Cañada Honda.

En sus años de esplendor había una capilla, escuela primaria, registro civil, posta policial, correo, plaza, cementerio, club social con pista de baile y un equipo de fútbol. “Recién en 2012, La Posta logró construir su propia parroquia y todavía hoy se utiliza el cementerio de Cañada Honda”, explicó el museólogo.

Pertenencia

Nancy Solaya y Mafalda Balduzzi son dos antiguas habitantes de Cañada Honda que siguen ligadas al paraje. Nancy, junto con otras voluntarias, se encarga del mantenimiento de la iglesia. Mafalda estuvo casada con Arturo Cardozo, de una de las familias más tradicionales del lugar.

Los Cardozo todavía conservan la vivienda de adobe y paja, donde por años funcionó el bar y almacén que le daba vida al pueblo. Sus hijos Claudio, Alejandro y Javier formaron la agrupación gaucha, que organiza cada año las fiestas patronales y el festival de destreza que convoca a vecinos de toda la región y que hace revivir al despoblado paraje.

Mafalda recordó que las fiestas patronales antes duraban nueve días. “La gente venía de pueblos cercanos y se quedaba toda la novena. Los que podían se fabricaban un rancho para dormir y se quedaban durante todos los festejos”, apuntó.

Marcelo Franco es presidente de la Comisión Pro Museo de La Posta y el encargado de resguardar la historia de ambos pueblos, que están enlazados. “Es inexplicable lo que sucede con Cañada Honda porque parece alejado de todo y resurge en cada festejo. La gente quiere volver a las raíces y no le importan las comodidades ni la tecnología porque no hay luz eléctrica ni señal para celular, pero nadie se queja por eso”, señaló.

Los parajes cordobeses abandonados

Tilquicho. Está en Traslasierra, casi al límite con San Luis, se fundó en 1905 y en los ’90 se quedó sin habitantes.

Totoralejos. En las Salinas Grandes, casi al borde de Catamarca. Fue habitado hasta que el tren dejó de pasar. Hace un par de años quedaba un solo habitante.

Canteras Iguazú. El Mundial de Fútbol de 1978 le llevó su último habitante, que fue a ver un partido y nunca más volvió. Está en el departamento Cruz del Eje, y se formó por una cantera de mármol.

Fuente: La Voz