Laburante no hay laburo

Seis actos diferentes por el primero de mayo en la Capital son demasiados y son sintomáticos.

Por Mario Wainfeld
Seis actos diferentes por el primero de mayo en la Capital son demasiados y son sintomáticos. El presidente Mauricio Macri y la Confederación General del Trabajo (CGT) “renunciaron” de antemano a las multitudes y escogieron estadios cerrados. Las dos CTA, los movimientos sociales y dos fracciones de izquierda armaron sus ranchos aparte.

Macri abusó del simbolismo yendo de la mano con el Secretario General de la Unión de Trabajadores Rurales y de la Estiba (UATRE), Gerónimo Venegas. El “Momo” representa al colectivo laboral con mayores niveles de trabajo informal, trabajo infantil y trata de personas. No es el mejor ladero para prometer trabajo decente: personifica lo contrario

Macri se entusiasmó prometiendo un programa de “Empalme” para favorecer el pase de “los planes” al trabajo, merced a un subsidio estatal que refuerza el salario. Leyendo el respectivo decreto, 304/17, se advierte que es un refrito del Programa de Inserción Laboral (PIL) que existe desde 2006. Se reformula apenas, se reorientan hacia él poblaciones de otros planes o programas. Son iniciativas valorables pero ninguna crea trabajo  de la nada ni sirve para salir de la recesión, en términos generales. En 2016 el PIL se sub ejecutó en enorme proporción. En  parte porque la economía no ayuda y en parte por insuficiencias de la gestión oficial.

En su discurso el presidente aludió a los “Planes Trabajar” de los que “hay que salir”. Dichos planes son un tópico de la derecha autóctona, que los usa como sinónimo de desocupación subsidiada. No rigen desde 2002, cuando fueron reemplazados o subsumidos en el Jefas y Jefes de Hogar. Macri está desinformado o miente… pero lo importante en campaña no es decir verdades, sino repetir clichés.

Las menciones al tres veces presidente Juan Domingo Perón forman parte de la picaresca política aunque es notable que jamás se mencione al peronismo como creador de derechos. La palabra “derecho” está vedada en el diccionario PRO.

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La CGT produjo un acto gris y dejó en claro que no tomará medidas de fuerza hasta las elecciones. Es inoportuno, aducen con la sensatez que es su marca y su exceso. Y no quieren, añadamos. Su fuerza se volcará a las paritarias y en esa cancha se medirá la valía de dirigentes que hasta ahora no han dado la talla. Por lo pronto, ya perdieron la ocasión de constituirse en referentes políticos e intervenir con éxito en la interna del justicialismo en 2017.

Las CTA anunciaron una Marcha Federal para junio. Los movimientos sociales también estarán activos, tanto como la izquierda. Las movilizaciones, todo lo indica, tendrán un primer pico  el miércoles próximo (ver nota central) y signarán el escenario hasta las primarias de agosto y las elecciones generales de octubre.

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Con sadismo de clase, Macri  culpó al sindicato Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (ATILRA) de los problemas de SANCOR. Le falta mirada panorámica para percibir que hay responsabilidades gubernamentales, estatales, empresariales. Y que la baja del consumo de alimentos, la leche entre tantos, también impacta en la rentabilidad empresaria.

El gobierno y los medios hegemónicos se regodean con la producción record de trigo sin registrar que el precio doméstico del pan es exorbitante y que la gente come menos, tout court.

La rústica respuesta oficial a los “verdurazos” fue suprimir la Secretaría de Agricultura Familiar subsumiéndola en otra repartición. Una muestra más del desdén por los pequeños productores  mientras las grandes corporaciones “del campo” hacen su agosto.

La industria en general es una de las grandes perdedoras del “modelo”.

No hay modo estricto de medir como padecen a la Macrieconomía los informales pero quienes conocen “el territorio” ponderan que padecen más que los formalizados, como es regla en momentos de achicamiento del aparato productivo.

Muchos establecimientos que estructuran la vida de ciudades o pueblos, como SANCOR misma, están en la zona núcleo, la Pampa húmeda, que fue el reducto electoral de Cambiemos.

Una de las claves de las elecciones es si habrá emigración (y cuánta) de votantes de Cambiemos que bajaron su nivel de vida, que conviven en familia con despedidos o suspendidos. No será la única variable, también está por verse la aptitud de la oposición de proponer un futuro mejor y figuras convocantes en sus listas. Si la economía prevalece, los comicios serán duros para Cambiemos.

Dependerá en definitiva de la evaluación popular, fragmentada en 24 distritos diferentes. Un grafitti difundido en redes sociales reescribe versos inmortales de Antonio Machado- “Laburante no hay laburo/se hace laburo al votar”. Tal ha sido la cifra de la mayoría de las elecciones en la Argentina. Queda por comprobarse si la regla se confirma en esta ocasión… no se sabrá hasta escrutar el último voto.

Fuente: Página 12