Lula fue interrogado durante 5 horas por el juez del Lava Jato

El ex presidente viajó a Curitiba para someterse a las preguntas del magistrado Sergio Moro. Al salir armó un acto de campaña con Dilma.

El ex presidente viajó a Curitiba para someterse a las preguntas del magistrado Sergio Moro. Al salir armó un acto de campaña con Dilma.

El ex presidente de Brasil Lula da Silva debió someterse a un interrogatorio de cinco horas durante su primera comparencia por cargos de corrupción ante el juez de la megacausa Lava Jato, Sergio Moro. El escenario fue el tribunal de Curitiba que preside el famoso juez, una de las figuras más populares hoy en Brasil. Lula llegó desde San Pablo en un jet privado.

Lula dejó el tribunal poco después de las 19, en medio de un fuerte despliegue policial. El interrogatorio del ex presidente había empezado a las 14:10. El extenso horario del interrogatorio da cuenta de la voluntad de Moro de investigar a fondo al imputado más famoso de Brasil. El cara a cara entre el carismático Lula y el juez Moro, convertido desde hace años en el emblema de la lucha anticorrupción en Brasil, electrizó al país. Lula aspira a volver a ser electo presidente en 2018, pero una sentencia podría inhabilitarlo o incluso condenarlo a prisión.

El ex presidente (2003-2010) afronta cinco juicios vinculados con la operación Lava Jato, la famosa investigación sobre una trama corrupta en la petrolera estatal Petrobras que ha puesto enviado a prisión a poderosos empresarios y políticos del entorno más íntimo de Lula, como dos de sus jefes de gabinete y el tesorero del Partido de los Trabajadores (PT). El argumento de fondo de la acusación y de varios testigos es que Lula, como jefe político de condenados e imputados,no podía no estar al tanto de la corrución en Petrobras. Pero ayer se discutía un asunto si se quiere menor pero igualmente vinculado al Lava Jato. Lula debe en este caso responder por acusaciones de que aceptó sobornos de la empresa OAS, a través de un departamento en Guarujá, balneario de la costa del estado de San Pablo, a cambio de un trato de favor para la compañía en sus contrataciones con Petrobras.

Miles de militantes del PT y de movimientos de izquierda viajaron desde todo el país a Curitiba para mostrar su apoyo al ex mandatario. Los militantes con camisas rojas coparon la zona del tribunal y opacaron a los antilulistas locales, de Curitiba, que eran mucho menos numerosos. Lula se bajó un momento del auto con el que llegó al tribunal para abrazar a varios seguidores. También su sucesora en la presidencia, Dilma Rousseff, viajó a Curitiba, capital del estado de Paraná, para manifestarle su respaldo.

En algunas zonas de Curitiba se concentraron manifestantes adversarios de Lula, pero el juez Moro había pedido que no hubiera actos de apoyo al Lava Jato, para evitar enfrentamientos. «Es un momento normal del proceso, nada diferente o anormal va a ocurrir», había señalado Moro en un inusual llamamiento en las redes sociales el fin de semana. Y luego del extenso interrogatorio, Moro dijo a la prensa que había sido «tranquilo e informativo».

Palabras encendidas

Pero a su salida del acto judicial, Lula y Dilma no se fueron a dormir. Lejos de esto, armaron un acto con los varios miles de militantes que habían viajado a Curitiba. Y las palabras que bajaron del palco no fueron ciertamente pacificadoras. Después de que hablara Dilma, Lula señaló que «estoy acá después de horas de interrogatorio para agradecerles. Nunca en la historia de Brasil alguien fue perseguido y masacrado como yo. Si alguna vez cometí un error no quiero ser juzgado solo por la Justicia, sino por el pueblo brasileño». Agregó que sus acusadores durante el interrogatorio de ayer «no presentaron nada» que lo implicara en la propiedad del departamento de Guarujá. «Estoy vivo y me preparo para ser nuevamente candidato a presidente», advirtió. A su turno, Dilma también disparó munición gruesa. «El primer golpe fue el impeachment (que la destituyó), el segundo fue el techo de gasto a la salud y la educación (impuesto por el presidente Michel Temer, en verdad a todo el gasto público) y ahora quieren recortar la protección de los trabajadores»,aseguró. Los brasileños habían lanzado ayer desde muy temprano campañas en las redes sociales de apoyo a Moro y Lula, respectivamente. La división de la sociedad brasileña es muy profunda. Y todo indica que continuará por largo tiempo.

Fuente: La capital Rosario