Brasil militariza Río de Janeiro para frenar la violencia
Alrededor de 10.000 efectivos reforzarán hasta fines de 2018 la vigilancia de la ciudad carioca, que sufre los embates de las bandas delictivas.
31/07/2017 EL MUNDOAlrededor de 10.000 efectivos reforzarán hasta fines de 2018 la vigilancia de la ciudad carioca, que sufre los embates de las bandas delictivas.
Cientos de efectivos de las fuerzas armadas de Brasil comenzaron ayer a patrullar las calles de Río de Janeiro, después de que el presidente Michel Temer lo dispusiera el viernes último por decreto, con el fin de combatir la ola de violencia que afecta a la segunda ciudad del país. Grupos de soldados pertrechados con fusiles tomaron posiciones en sitios emblemáticos de la ciudad, como las playas de Copacabana e Ipanema y el Parque de Flamengo, mientras caravanas de vehículos militares recorrían las principales calles y avenidas.
La participación de militares en esas tareas forma parte del Plan Nacional de Seguridad para Río de Janeiro anunciado por el Ejecutivo y que prevé que hasta diciembre de 2018 reforzarán la vigilancia de la ciudad 8.500 miembros de las fuerzas armadas, 620 de la Fuerza Nacional de Seguridad, 380 de la Policía Federal de Carreteras y 740 agentes de fuerzas locales. Lo resolvió Temer en respuesta a las autoridades de Río, que habían pedido ayuda para combatir la ola de violencia que sufre la ciudad, agravada por una grave crisis en las finanzas públicas locales. «En esta primera parte de la operación, las acciones son de reconocimiento, de ambientación en el terreno y de obtención de datos que será útiles para las operaciones futuras que serán necesarias», informó el Comando Militar del Este en un comunicado. El ministro de Defensa, Raúl Jungmann, explicó que «de aquí a algunos días comenzará una segunda parte de la operación, que tendrá por objetivo golpear el crimen organizado y retirarle su capacidad operacional».
Tiroteos y asaltos
La segunda ciudad más grande de Brasil está siendo castigada por crecientes problemas de inseguridad desde hace meses. Desde el final de los Juegos Olímpicos en agosto de 2016, se multiplican los reportes de tiroteos y asaltos no sólo en las zonas más pobres de la ciudad, las favelas, sino en tanto también en barrios más acomodados como en la zona sur carioca. En lo que va de año murieron más de 90 policías por la violencia en la ciudad, según cifras oficiales. Sobre todo de las favelas llegan prácticamente todas las semanas noticias sobre víctimas de balas perdidas, en varios casos niños que volvían de la escuela. «Tenemos 800 comunidades (favelas) que viven en estado de excepción», lamentó el ministro de Defensa. En las zonas urbanas de Río existen más de 1.000 favelas, según estadísticas recientes.
La medida de sacar a los militares a la calle para operativos en territorio nacional es en teoría extraordinaria en Brasil y se apoya en el llamado Decreto para la Garantía de la Ley y el Orden. En la práctica, el gobierno central ya envió a los militares a Río en varias ocasiones en los últimos años. Antes, sin embargo, ocurrió por plazos cortos de pocas semanas. El último despliegue tuvo lugar en febrero antes de los festejos del Carnaval. También hubo soldados en Río el año pasado durante los Juegos Olímpicos. «Nuestro foco original es la región metropolitana del Estado de Río», explicó Jungmann, que no descartó sin embargo operaciones más allá de la aglomeración urbana de la ciudad, que alberga a unos 6,5 millones de habitantes.
El plan es que los militares no sólo patrullen, sino que se dediquen también a labores de inteligencia y coordinación, según el ministro. Por eso, las operaciones no serán anunciadas con antelación para no perder el efecto sorpresa, agregó.
Muchas de las favelas cariocas son controladas por bandas dedicadas al narcotráfico o por milicias armadas, que se enfrentan a menudo entre sí o con la policía por el control de los territorios. Varias de esas zonas estaban consideradas como pacificadas gracias al éxito del programa de las llamadas Unidades de Policía Pacificadora (UPP) iniciado en 2008, que preveía el trabajo social en las favelas de equipos policiales «ad hoc», en combinación con operativos militares de desalojo de bandas. Las autoridades locales consideran ahora sin embargo que el programa de la UPP está fracasando debido a la crisis económica en el gigante sudamericano y la situación de bancarrota financiera del Estado de Río. Bandas como el llamado «Comando Vermelho» («Comando Rojo») se han fortalecido en los últimos meses. Muchos de esos grupos operan en varios países y controlan el tráfico de drogas desde Sudamérica hacia Europa. «No vamos a resolver el problema del crimen sólo en territorio brasileño», advirtió el ministro Jungmann. El ministro de Justicia, Torquato Jardim, comentó en una entrevista publicada ayer por el diario O Globo que muchas de las armas de la guerrilla colombiana de las Farc, desmovilizada en virtud del acuerdo de paz con el gobierno de ese país, podrían haber acabado a través del mercado negro en manos de las bandas de Río.
Operativos fronterizos
El gobierno brasileño llevó también adelante operaciones especiales para combatir el tráfico de drogas y armas en las fronteras con Paraguay, Bolivia y Argentina como complemento del envío de 10.000 efectivos de distintas fuerzas de seguridad a Río. De acuerdo con el diario O Globo, el ministro de Justicia del país sudamericano, Torquato Jardim, informó que las operaciones sorpresa de control fueron efectuadas por la Policía Federal y la Receita Federal, el organismo de control fiscal de Brasil. Las operaciones fueron realizadas en las ciudades de Uruguayana, en la frontera con Argentina, Cáceres, en el límite con Bolivia, y en Foz de Iguazú, ciudad fronteriza con Paraguay.