Santa Fe: El impacto del turismo rural en las economías regionales

Un especialista internacional y uno provincial explican esta opción turística y sus ventajas aplicadas a la inyección del consumo.

Un especialista internacional y uno provincial explican esta opción turística y sus ventajas aplicadas a la inyección del consumo.

Cómo vincular las producciones del agro con una propuesta turística que dinamice las economías regionales. Empleo y valor agregado de la producción familiar. Comercialización de los productos autóctonos. Cultura y pertenencia del lugar de origen. Nuevos (o mejores) servicios de estadía, gastronómicos y receptivos. Son apenas algunas expresiones de una larga lista de propuestas que logran materializarse a partir del fomento del turismo rural en la Argentina, y especialmente en el territorio santafesino.

Autoridades, instituciones, comercio y turismo han comprendido que es un punto neurálgico para dinamizar las economías regionales y mostrarse a toda la zona de influencia como una opción de escapada. Esta decisión quedó plasmada tras el último Foro Nacional de Turismo Rural, realizado semana atrás en el predio del Cicae de la ciudad de Esperanza.

Uno de los expositores de los talleres fue el uruguayo José Gervasio, director de Turismo y Desarrollo de la Intendencia Departamental de Florida. Con él dialogó El Litoral, a propósito del avance en el turismo rural.

Contó Gervasio: “Nos conectamos vía internet y, a partir de allí, nos conectamos con los responsables de este circuito para empezar a desarrollar una ruta a partir de lo que decía la gente. Entendimos que este turismo rural, con espacios naturales, es también cultural, es identidad de pueblos y de culturas. Es una forma de turismo alternativo. En Uruguay, se puede vincular a punta del Este, sol y playas, las termas o Montevideo. Pero qué pasa con el resto del Uruguay profundo, es la pregunta que tenemos que hacernos en cada región”.

Siguió: “Ambos países somos muy parecidos: el gaucho y las tradiciones gauchas, los orígenes del virreinato del Río de la Plata, las vinculaciones con los inmigrantes y pueblos originarios. Esperanza es la primera colonia agrícola del país; allá también existe ese proceso. Hay que rescatar esas historias unidas a las cadenas productivas y agropecuarias. A ellas hay que diversificarlas, las cuales nos llevan al desarrollo del turismo regional y al empleo”.

—Se habla siempre de que el desafío en las comunidades más chicas pasa por entender al turismo como una parte de la economía regional y vincular lo simbólico al desarrollo…

—Es así. Lo vivimos con los responsables fomentar el turismo rural y con los propios baquianos. Eso que es un orgullo de identidad local no está mal que se pueda traducir en un negocio, incluso en un negocio que genere más desarrollo y empleo. El servicio turístico implica generar las capacidades para complementar un rubro o darle valor agregado a la actividad productiva preferencial agropecuaria, que puede ser el tambo y cómo se aporta valor al negocio familiar.

—¿Las autoridades lo están entendiendo así?

—En Uruguay hay una política pública de turismo social. Y esto que nosotros llamamos desde Florida turismo comunitario está en ese marco. Hay una definición de una política de Estado, pasando por cualquier gobierno de cualquier característica, de desestacionalizar el turismo. Es decir que sea turismo todo el año y no sólo sol y playa, que hayan otras cosas. Tenemos premios, como el Pueblo Turístico. Apoyamos que los pueblos se asocien a la gastronomía, a las historias locales, a la aventura y a la producción. En Florida no sólo existe la Ruta de la Leche como aquí, sino la Ruta del Caballo, la de los Jesuitas, a la de las Serranías y, si vas para Rocha, tenés la Ruta del Arroz. Y otras que se están generando, como la Ruta de los Pájaros Pintados en torno del río Uruguay. Según la temática, se trata de rescatar la identidad de los pueblos. Pero veo que también lo hacen aquí, que existe, y puede darse porque viene de la base o hay que política pública que acompaña los procesos que la base demanda.

Fuente: El Litoral