Productores que no importan

Pequeños productores de bananas y de tomates reparten sus productos gratuitamente en Plaza de Mayo. Es una escena recurrente en la era macrista

Pequeños productores de bananas y de tomates reparten sus productos gratuitamente en Plaza de Mayo. Es una escena recurrente en la era macrista, que se completa con colas de centenares o miles de personas que se trasladan y esperan horas para llevarse tres kilos de comida regalada. La necesidad impulsa a quienes entregan alimentos y a quienes lo llevan. Lo cuentan con pudor, a menudo con tristeza.

Los trolls macristas y muchos personajones de PRO aseguran que todo es un simulacro, que son una troupe de extras bien amaestrados por regisseurs kirchneristas. Se supone que estos también capaciten a personas que fingen estar en situación de calle.

Lo que ocurre es más cruel y previsible. La baja o supresión de las retenciones beneficia a los grandes exportadores pero no atañe al eslabón débil de la cadena de valor: el primero, los pequeños productores.

La apertura indiscriminada de importaciones demuele a industrias locales y, ecuménica, también al sector rural de las economías regionales.

La canasta familiar se encarece, el consumo baja, las prestaciones sociales se licuan (algunas no se pagan, para peor). Las necesidades básicas, la mala alimentación o hasta el hambre vuelven a ser temas de agenda, tras un interregno de 15 años.

La oposición política y las organizaciones sociales exigen una ley de Emergencia Alimentaria, el Gobierno hace oídos sordos. Mañana habrá una movilización popular desde San Cayetano, el oficialismo mirará para otro lado.

El ministro de Agroindustria, correligionario Ricardo Buryaile, engrandeció formidablemente su patrimonio en un año y pico de gestión. No fue magia, ni (en la jerga macrista) fue mafia. Pero algo huele mal cuando un funcionario, y su sector social, son beneficiarios directos de las políticas que instrumenta. El conflicto de intereses desembozado no es corrupción según el diccionario M… en fin.

El periodista Marcelo Bonelli anuncia que Luis Miguel Etchevehere, titular de la Sociedad Rural, suena como relevo posible de Buryaile, quien tal vez se lleve una mejora en su calidad de vida y el inmerecido mote de gradualista.

Acaso sea un rumor, tal vez un globo de ensayo, una operación. Apabulla que sea verosímil que un gobierno acusado de poner el manejo del estado en manos de sus dueños entronice al titular de la SRA.

Los humildes cultivadores están fuera del radar oficial. Donaron parte de la mercadería a comedores comunitarios y hospitales. Otro hecho que los distancia de la cruzada “del campo” por las retenciones móviles. En aquel entonces, los piqueteros VIP derramaban productos perecederos en las rutas.

Por Mario Wainfeld
Fuente: Página 12