El Papa llegó a Colombia en plan de reconciliar al país
"No pierdan la esperanza", pidió frente a la Nunciatura. La nación sigue dividida sobre los alcances del acuerdo de paz con las Farc
07/09/2017 EL MUNDO«No pierdan la esperanza», pidió frente a la Nunciatura. La nación sigue dividida sobre los alcances del acuerdo de paz con las Farc
El Papa Francisco llegó ayer a la tarde a Bogotá, para una visita muy esperada a Colombia, país que está en proceso de cerrar definitivamente sus conflictos armados internos. Francisco envió su primer mensaje a los colombianos, sobre todo a los jóvenes, que lo recibieron en la Nunciatura: «No pierdan la alegría, no pierdan la esperanza».
El pontífice llegó a Bogotá para una visita de cinco días, en un viaje pastoral que espera sirva para reconciliar a un país marcado por casi seis décadas de conflictos armados. Tras recorrer los 15 kilómetros que separan el aeropuerto internacional El Dorado de la Nunciatura, donde pasó la noche, Francisco dio unas primeras palabras al pueblo colombiano. «No se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan la esperanza», dijo Francisco, el primer Papa latinoamericano. Antes de entrar a descansar, el pontífice observó bailes y cantos que le dedicaron.
Al pie de la escalerilla del avión, el Papa fue recibido por el presidente Juan Manuel Santos, Nobel de la Paz por el acuerdo con la guerrilla Farc, y su esposa, María Clemencia Rodríguez. La ex guerrilla acaba de dar el paso para convertirse en un partido político plenamente legal. Desde el aeropuerto, el Papa partió en el «papamóvil» hacia la Nunciatura y en el recorrido fue saludado por una multitud entusiasta.
La visita estará cargada de gestos para tratar de sanar heridas históricas y reconciliar a una nación dividida tras desactivar el conflicto armado más largo de Latinoamérica. sta es la tercera visita de un Papa a la nación sudamericana, luego de los viajes de Pablo VI y Juan Pablo II en 1968 y 1986.
En el aeropuerto, el Papa recibió la escultura de una pequeña paloma como gesto de paz de manos de Emmanuel, hijo de Clara Rojas. El niño nació en cautiverio luego de que la dirigente política fuese secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) cuando acompañaba a la entonces candidata presidencial Ingrid Batancourt en 2002. El chico, que nació dos años después del secuestro de su madre en la selva, recibió unas palmaditas de Francisco.
Durante su visita se espera que el pontífice presione a los líderes colombianos para que aborden las disparidades sociales, al tiempo que alentará al pueblo colombiano a equilibrar su necesidad de justicia con «perdón». En un video difundido antes de su partida, Francisco pidió a los colombianos que den un «primer paso» y salgan al encuentro del «otro» por el bien de la paz y el futuro. «La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla», exhortó. Un grupo de niños también engalanó la recepción en el aeropuerto colombiano bailando cumbia, ritmo folklórico emblemático de Colombia, ante la sonrisa de Francisco.
Tras los saludos de rigor a autoridades gubernamentales y eclesiásticas, Francisco saludó y abrazó a personas con discapacidad víctimas del conflicto armado. Resaltaban los uniformados en sillas de ruedas, víctimas de las Farc y otras guerrillas.
El momento álgido de la visita se producirá el viernes cuando habrá una oración de reconciliación entre las víctimas del conflicto y ex guerrilleros en Villavicencio, una ciudad rodeada por territorios controlados durante años por las Farc. A un año de que el gobierno de Bogotá rubricara el acuerdo de paz con la guerrilla, el país sigue dividido por el pacto. Incluso la Iglesia Católica, que fue clave para impulsar las conversaciones y encabeza la reconciliación, tiene posturas contrastantes por lo que muchos consideran términos demasiado generosos para los guerrilleros, responsables de atrocidades y crímenes de guerra que quedarán prácticamente impunes. La Cruz Roja ha criticado a ambas partes, Estado y Farc, por haber dejado casi en el olvido a los desaparecidos por mano de la guerrilla. El Papa beatificará a dos sacerdotes víctimas de los guerrilleros.