Temer lanza la reforma previsional más retrógrada de la historia de Brasil

Bautizada como Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 287/2016, la iniciativa considera un mínimo de 25 años de cotización antes del retiro y una edad mínima de 65 años para jubilarse

Bautizada como Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 287/2016, la iniciativa considera un mínimo de 25 años de cotización antes del retiro y una edad mínima de 65 años para jubilarse, igualando la condición de hombres y mujeres; la contribución de 49 años para tener derecho a jubilación integral; y la prohibición de la acumulación de beneficios, como pensión y jubilación.

Las nuevas reglas empezarán a afectar a hombres con hasta 49 años de edad, y a mujeres de menos de 44 años. Para los mayores habrá una etapa de transición y para los que ya están jubilados no cambia nada. En tanto, los militares quedan excluidos de esta nueva normativa.

Hasta ahora los brasileños se jubilan de acuerdo con los años trabajados, a menudo mucho antes de llegar a los 65 años. Pero con la reforma esto cambiará. Si bien el valor mínimo de la jubilación continuaría siendo el salario mínimo (US$ 260) en vigor en cada momento, la edad mínima de 65 años para jubilar no será fija: subirá al menos dos veces hasta 2060, llegando a los 67 años. Asimismo, sube de 60 a 65 la edad mínima para que las mujeres se jubilen y se equiparan a los hombres.

Pero quizá el cambio que más polémica ha generado sea la obligación de cotizar durante 49 años para poder tener derecho a una jubilación integral, tanto para el sector privado como el público. Es decir, si alguien quiere jubilarse con la edad mínima (65 años) y recibir la pensión integral, deberá comenzar a contribuir con 16 años de edad.

De no ser así, se cobrará un proporcional. Por ejemplo, quien contribuya sólo 25 años tendrá garantizado el 76% del valor de la pensión. Actualmente la jubilación integral básica es de 5.189,82 reales (unos US$ 1.536), monto que se actualiza por inflación anual.

El gobierno argumenta que la esperanza de vida de los brasileños aumentó en los últimos años y que la población está envejeciendo rápidamente, por lo que es necesario adaptarse para garantizar que el sistema siga siendo viable. “Reformar hoy la seguridad social es la única garantía (…) para la seguridad social en el futuro”, sostuvo Temer. Según el ministro de Economía, Henrique Meirelles, el gobierno pretende ahorrar con el pago de jubilaciones y pensiones hasta 2027 unos US$ 217.000 millones.

Pero esos argumentos no convencen a la oposición. “Es una propuesta que viene para castigar aún más a los millones de trabajadores y trabajadoras. No es aceptable, por ejemplo, que hombres y mujeres tengan que tener el mismo tiempo mínimo para acceder al beneficio, porque es preciso considerar que las mujeres aún tienen una jornada triple. Esa propuesta es un desastre”, calificó el diputado, Orlando Silva, del PCdoB.

“Somos totalmente contrarios al proyecto”, comentó, en tanto, Vagner Freitas, presidente de la CUT, la mayor organización sindical del país. Según João Carlos Gonçalves, secretario general de Fuerza Sindical, la propuesta actual “no pasa en el Congreso”.

“Creo que van a ser poquísimas las personas que con ese régimen van a conseguir jubilarse por el tope. En verdad, prácticamente ninguna”, vaticina Jorge Cavalcanti, profesor de la Escuela de Administración de Empresas de la Fundación Getulio Vargas.

Pero la reforma aún está lejos de entrar en vigor: primero tendrá que ser aprobada en la Cámara de Diputados y en el Senado en dos votaciones en cada caso, ya que al modificar la Constitución el texto requiere de medidas especiales.

Fuente: Tucumán Hoy