Cataluña se acerca a su hora decisiva con un tenso cierre de la campaña
Los candidatos apuraron sus llamamientos al voto útil. Hubo pintadas contra la sede de un partido y un acto electoral a las puertas de una prisión
20/12/2017 EL MUNDOLos candidatos apuraron sus llamamientos al voto útil. Hubo pintadas contra la sede de un partido y un acto electoral a las puertas de una prisión
El ataque con pintadas contra la sede de un partido y un acto electoral a las puertas de una prisión boicoteado por un grupo de ultraderecha ilustraron ayer la tensión con la que se cierra la campaña de los comicios que se celebrarán mañana en Cataluña, unos de más inusuales en la historia de España. Con tres candidatos encarcelados y cinco en el extranjero, uno de los actos más peculiares se vivió ante la prisión de Estremera, cerca de Madrid, donde unos 25 miembros del partido separatista Esquerra Republicana (ERC) acudieron a apoyar a su candidato preso, el ex vicejefe del gobierno catalán Oriol Junqueras. Durante el acto, un polémico colectivo de «okupas» de ultraderecha se acercó a la cárcel portando banderas de España, coreando lemas como «Cataluña es España» e increpando a los miembros de ERC con insultos.Horas más tarde, ya por la noche, los partidos catalanes celebraron los actos que cerraron la campaña más anómala que se recuerda en Cataluña con un llamado al voto útil. El ex jefe del Ejecutivo catalán Carles Puigdemont, quien huyó a Bélgica tras ser destituido por Madrid a final de octubre, ofreció un mitin desde el país europeo por videoconferencia.
Ante la polarización que muestran las encuestas, con resultados similares para el bloque de partidos independentistas y el de los favorables a la unidad de España, los candidatos pidieron el voto en unos comicios concebidos por todos como un plebiscito sobre el proceso independentista que abrió una grave crisis institucional y llevó al gobierno del conservador Mariano Rajoy a cesar al Ejecutivo de Puigdemont y a convocar elecciones en la región nororiental.
Los líderes de los partidos de ámbito nacional se implicaron en la campaña. Pablo Iglesias, de Podemos, estuvo apoyando ayer a la coalición izquierdista que podría tener la llave de un futuro gobierno catalán, Catalunya en Comú-Podem, y Mariano Rajoy participó en el mitin final que ofreció su Partido Popular (PP). «Amanece en Barcelona y amanece en España. Buenos días a todos», dijo el jefe del gobierno español a cámara en un vídeo que difundió a primera hora de la mañana mientras paseaba por Barcelona.
El partido liberal y «unionista» Ciudadanos, que se disputa la primera posición con la Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) de Junqueras, denunció en Twitter un ataque con pintadas a su sede en la ciudad de Lérida, el cuarto en menos de un año según sus datos. La campaña de estas excepcionales elecciones convocadas por el gobierno central de Madrid —que intervino la autonomía catalana el 27 de octubre, horas después de que el Parlamento regional aprobara una declaración para crear una república independiente—, se ha visto además marcada por la posterior actuación de la Justicia contra los políticos que tuvieron un papel destacado en el proceso soberanista.
El ex «president» Carles Puigdemont se trasladó a Bélgica días después de la destitución de su gobierno junto a cuatro de sus ex consejeros, mientras, Junqueras y otros ex ministros regionales eran encarcelados (aunque seis de ellos salieron después bajo fianza). Ese hecho hizo escalar también en los últimos días la tensión dentro del bloque independendista, obligando ayer a Puigdemont a responder a las críticas. Preguntado por qué se encuentra en Bélgica mientras su ex «número dos» está en prisión, aseguró: «Porque no nos escondemos, porque somos consecuentes y porque el deseo y la voluntad de los catalanes es un mandato que nosotros consideramos válido». Aunque gobernaron juntos desde 2015 en Cataluña, Junqueras y Puigdemont no lograron acuerdo para acudir conjuntamente a las elecciones y entre sus respectivas candidaturas —ERC y Junts per Catalunya (JuntsxCat)— surgieron roces a la hora de hablar de quién será el president catalán si sus listas, junto al partido separatista CUP, alcanzan mayoría absoluta en las urnas.
El propio Puigdemont insistió ayer en que sigue viéndose como el presidente legítimo y, en un acto de campaña en Barcelona, su equipo llegó incluso a condicionar un posible diálogo con el gobierno de Madrid a su restitución en el cargo. La campaña también se cerró con divisiones entre los partidos que defienden la unidad de España, centrados en quién presidirá la región si obtienen mayoría suficiente para gobernar. La candidata de Ciudadanos, Inés Arrimadas, pidió ayer a Miquel Iceta, líder del Partido Socialista de Cataluña (PSC), que no intente ser «presidente a toda costa» y que apoye su candidatura en un «gobierno alternativo» llegado el caso.
El conflicto político en Cataluña se agravó en los últimos meses con la celebración del referéndum, reprimido duramente por la policía, y la declaración de la secesión y arrastró al país a su peor crisis en décadas. Concentrados en denunciar la intervención del gobierno español y la encarcelación de sus líderes, los separatistas parecen haber apartado por ahora su plan de ruptura unilateral tras la fallida declaración de independencia del 27 de octubre.
Ningún país reconoció la nueva república, más de 3.000 empresas cambiaron su sede social fuera de Cataluña y aumentó la división de la sociedad respecto a la cuestión, con grandes manifestaciones de ambas partes en Barcelona. Las negociaciones post-electorales se prevén largas ante la fragmentación electoral y la necesidad de acuerdos entre varios partidos de ideologías variopintas.