Contención y alimentación, el rol de las copas de leche en Río Cuarto

Desde el trabajo conjunto de las mujeres para dar una merienda a los chicos hasta un espacio recreativo para los adolescentes, el análisis de los organismos que articulan con los centros comunitarios locales

Desde el trabajo conjunto de las mujeres para dar una merienda a los chicos hasta un espacio recreativo para los adolescentes, el análisis de los organismos que articulan con los centros comunitarios locales

Los centros comunitarios o merenderos se han constituido como un espacio fundamental para el desarrollo de la vida de cada barrio. No sólo son un punto de encuentro de los vecinos y un sitio que ayuda al desarrollo nutricional de los más pequeños, sino que también funcionan como un lugar de contención para alejar a los jóvenes de problemáticas sociales.

Se estima que hay más de 50 merenderos en todo Río Cuarto, aunque se trata de una cifra fluctuante por la dinamicidad en su funcionamiento. Su presencia se da mayormente en sectores periféricos, con un gran número de copas de leche a lo largo de la costa del río.

PUNTAL no sólo intentó hacer un relevamiento de los merenderos riocuartenses (que se presenta en la página 17), sino que también consultó a referentes de organizaciones que trabajan junto a las copitas para analizar la importancia de estos espacios para el desarrollo de la vida en los barrios.

Gastón Chiesa es el responsable de la Fundación Río Cuarto 2030, desde la que se ha hecho un importante relevamiento de las organizaciones sociales en la ciudad. Destacó que no sólo hay muchas copas de leche, sino que su densidad se está incrementando. “Tienen una dinámica muy corta, por lo que no todas las copas de leche persisten a lo largo del tiempo, algo que se da porque es con un trabajo voluntario, no cuenta con fondos del Estado ni de organizaciones, son familias que tienen la necesidad de generar una acción por el prójimo y ponen una copa de leche en su garaje”, explicó Chiesa.

Por otra parte, analizó la infraestructura con la que se desarrollan y consideró que es muy precaria, “apenas tienen agua para poder higienizarse y los lugares son precarios, a veces no tienen lugar para todos los chicos que van, o si fueran todos juntos no contarían con la forma correcta para recibirlos”, dijo y sostuvo que, por esto, debería pensarse cómo acompañarlos desde el Estado para que desarrollen su tarea.

A partir del relevamiento realizado por la fundación y reuniones con referentes barriales, Chiesa precisó que el trabajo más importante de las copitas no es el de brindar alimentos, sino que el de contener a los niños.

“Lo que corrigen las copitas es una necesidad que tienen muchos padres de bajos recursos de dar una solución a la crianza de sus hijos, porque los papás que trabajan no tienen los medios para dejar a los chicos en un jardín de doble escolaridad, tampoco viven en sectores que tengan jardines públicos”, dijo el responsable de Río Cuarto 2030 y completó: “Si se hace un mapeo de dónde se ubican las copas de leche y de dónde están los jardines maternales públicos, se observa que no se encuentran en los mismos espacios. Por esto, resulta difícil a los padres ir a trabajar y dejar a los niños en algún lado”.

Finalmente, destacó que las copas de leche que tienen una tarea basada en el deporte logran contener a los chicos más que las otras. “Cuando se inculcan valores, se puede mantener a los niños dentro del sistema, están protegidos en un entorno, está fuera de otros riesgos sociales, por esto es un rol fundamental en su barrio”, aseguró.

Necesidad de alimento

Por su parte, Silvia Alcoba, encargada de las copas de leche que coordina el Movimiento de Acción Popular (MAP) junto a la CTA, subrayó que la mayoría de los merenderos surgen a partir de un grupo de mujeres del barrio que se organizan en grupos para darles contención a los chicos y poder contar con ayuda.

“Si van a pedir de manera individual a veces les cuesta conseguir algo, pero cuando lo hacen como una copita pueden lograr más”, explicó Alcoba, quien agregó: “Así, se organizan para tener lo que necesitan para sus niños y todos los chicos del barrio. Es un sustento esencial para los chicos que están en la calle, porque los pibes ven a un grupo tomando la leche y se acercan todos. Es un rol de contención entre ellos mismos”.

A diferencia de Chiesa, Alcoba consideró que en la actualidad, si bien la contención es importante, el rol de la alimentación “es el más necesario”.
Señaló: “Las mujeres se unen y piensan que el barrio no puede estar pasando por lo que está pasando y no pueden ver pibes con hambre, porque algunos de sus vecinitos la están pasando muy mal, entonces se organizan y forman la copita. Es la contención principal de cada barrio, y alcanza con ver la cantidad de copitas que hay actualmente para notarlo, y muchos más pedidos de ayuda para abrir nuevas. Los vecinos se organizan al no tener respuesta de nadie”.

La referente del MAP destacó que, al igual que otras organizaciones sociales, las copitas de leche surgen para cubrir una falencia del Estado en el barrio. Y concluyó: “Las encargadas de estos espacios se terminan constituyendo como referentes barriales, en tanto que tienen los contactos como para gestionar otros reclamos que van más allá de lo alimentario y acompañan a sus vecinos en estas gestiones”.

Otra de las organizaciones que realiza un intenso trabajo en los barrios es la Federación Universitaria de Río Cuarto (Furc), que desde hace más de 10 años desarrolla actividades en sectores periféricos enfocadas en apoyo escolar, alfabetización de adultos y talleres de murga, entre otras. En tanto, después de cada encuentro brindan copas de leche como iniciativa en pos de una mejor alimentación de niños y niñas.

Joaquín Leppre, responsable de la Comisión de Articulación Social de la Furc, sostuvo: “Creemos fundamental el rol social que tienen los diferentes centros comunitarios y copas de leche ya que son espacios donde uno se encuentra con la realidad cara a cara, sobre todo en las zonas más desprotegidas, una realidad que los libros no te lo cuentan”.

Señaló que los merenderos son espacios donde los vecinos pueden interactuar y destacó la importancia de su función de contención para niñas, niños y adolescentes. “Encuentran en los talleres y merenderos un lugar donde expresarse, jugar, educarse, relacionarse y concientizar sobre dónde estamos parados como sociedad”, dijo y agregó: “El hecho de que existan estos lugares ayuda firmemente a la posibilidad no sólo de acceder a merendar, sino de comprobar que existe otra forma para ayudar,  que no está en las drogas o en cualquier otra problemática por las cuales atraviesan a las personas”.

Fuente: Puntal