Brasil entra en clima de Carnaval, pero no olvida la injusticia ni la miseria cotidianas

Río de Janeiro, la capital turística, comienza hoy a vivir el Carnaval con millones de personas en las calles y en los desfiles del sambódromo

Río de Janeiro, la capital turística, comienza hoy a vivir el Carnaval con millones de personas en las calles y en los desfiles del sambódromo

En medio de una ola de tiroteos y de balas perdidas en las zonas más pobres de Río de Janeiro, la capital turística de Brasil se sumerge a partir de hoy oficialmente en el Carnaval, que tendrá millones de personas en las calles y en los desfiles del sambódromo, así como críticas a la política económica del presidente Michel Temer.

Tres balas perdidas mataron a dos niños y mantienen o otro agonizando en las últimas 72 horas a raíz de la ola de violencia en los barrios no turísticos.

La ciudad tiene la presencia del Ejército haciendo patrullaje interno luego de que el ministro de Defensa, Raúl Jungmann, declarara que la seguridad pública «fracasó en todo el país», sobre todo en la principal imagen de Brasil al mundo, Río de Janeiro.

El Carnaval ya es todo un éxito de público en las calles de todo el país: unos dos millones en Río de Janeiro y cuatro millones en San Pablo participaron de las comparsas callejeras del fin de semana pasado.

Hoy, en el sambódromo de Río, el Rey Momo, un personaje elegido por la Liga de las Escuela de Sambas, recibirá las llaves de la ciudad para gobernar hasta el mediodía del próximo Miércoles de Cenizas.

Unos 250 blocos de rúa (comparsas callejeras) están programados para llevar un océano de cariocas, brasileños en general y extranjeros por las calientes calles de Río de Janeiro. Este año la más famosa de las comparsas callejeras, el «Cordao de Bola Preta», cumplirá 100 años.

El alcalde de Río, Marcelo Crivella, uno de los más importantes obispos de la evangelista Iglesia Universal del Reino de Dios, prometió que este año irá al sambódromo recomendado por una empresa de marketing.

El año pasado no acudió y recibió un gran rechazo del público del Carnaval y, al mismo tiempo, este año salieron a las calles comparsas evangelistas que rechazan tomar alcohol y cantan gospel.

Por otra parte, el alcalde anunció que promoverá mayor vigilancia en la seguridad de los equipamientos en el sambódromo, luego de que el año pasado un carro alegórico se rompió e hirió a decenas de personas.

Crivella, de todos modos, será repudiado por Mangueira, más conocida de las escuelas de samba que desfilarán el domingo y lunes en el sambodrómo Marqués de Sapucaí.

Mangueira desfilará con el tema «Con dinero o sin dinero, yo me divierto igual» para homenajear al Carnaval de Río y cuestionando el corte de presupuesto hecho para la mayor expresión cultural de la ciudad por parte del alcalde evangelista.

La política estará presente en la escuela de Samba Paraíso de Tutuí, que se preguntará si realmente la esclavitud se terminó en Brasil, con una crítica a la reforma laboral promulgada en noviembre por el presidente Temer.

«Mi Dios, mi Dios, ¿está extinta la esclavitud?» es el nombre de la canción -llamada «Enredo»- con la cual desfilará Paraíso de Tutuí, que representará a un supuesto presidente con valijas con dinero distribuyendo libretas de trabajo llamado Vampiro del Neoliberalismo.

Habrá también un carro alegórico con «manifestantes títeres», criticando a los manifestantes que pidieron el impeachment de Dilma Rousseff pero luego no salieron a las calles por la agenda económica de Temer.

Beija Flor tratará temas espinosos: la primera mostrará una temática de monstruos como Frankestein igualado con dramas actuales como corrupción, odio y las víctimas de la pobreza con el título «Monstruo es el que no sabe amar, los hijos abandonados de la patria que los parió».

Otra clásica, Portela, famosa por su vieja guardia de sambistas gloriosos, tratará la defensa de los inmigrantes y refugiados que son rechazados en varios puntos del planeta.

En Salvador, estado de Bahía, primera capital de Brasil, el Carnaval ya comenzó ayer con aires internacionales: en los escenarios del circuito entre los barrios de Barra y Ondina se presentaron Pitbull y Claudia Leite.

El Carnaval en Salvador mezcla comparsas callejeras y presentaciones hasta el último día. En Recife, capital de Pernambuco, el Carnaval debe llevar a tres milones de personas para festejar los 80 años del Gallo de la Madrugada, la mayor comparsa callejera del mundo según el libro Guinness de los récords.

En San Pablo, unos tres millones de personas son esperadas en las calles y otras tantas fuera de la ciudad para aprovechar el feriado largo.

Pero lo que realmente causa polémica es la autorización de una jueza, que rechazó un pedido del Ministerio Público para prohibir a un bloco callejero llamado «Sótano del Dops», que reivindica a la dictadura cívico militar e hizo una convocatoria por Facebook para el fin de semana mediante el movimiento Derecha Brasil.

El Dops era el Departamento de Orden Público y Social de la policía política del régimen (1964-1985).

El inicio del Carnaval en un año de elecciones exhibirá, como el año pasado, parte de la ebullición política que vive Brasil tras dos años de recesión y crisis económica.

Pero Río de Janeiro tiene su propia vida fuera del Carnaval: el país están con los ojos puestos antes de la fiesta en lo que ocurre con Joao Pedro da Costa, de cuatro años, quien se encuentra en coma tras recibir el disparo de una bala perdida en la favela donde vive.

Fue alcanzado por la bala cuando iba con su padre a la iglesia evangélica en el barrio Rio de Oro. Esta semana, dos niños, de sei y 13 años, murieron también en el marco de balas perdidas productos de tiroteos entre bandas criminales que también se enfrentan con la policía.

44 niños murieron por balas perdidas desde 2007 en Río de Janeiro.

En la favela Nova Holanda, en el complejo de favelas de Maré, famosas por la canción «Alagados» (Inundados) de Os Paralamas do Sucesso, fue enterrado el niño de 13 años que fue alcanzado por una bala mientras jugaba al fútbol.

El Carnaval no será para todos.

Fuente: La capital