La Policía Comunitaria comienza a patrullar las calles de un barrio de Rosario
19/05/2014 SEGURIDADCuarenta efectivos con perfil de proximidad que trabajarán únicamente el Barrrio Las Flores. También quedará inaugurada una de las tres estructuras modulares que funcionarán como la Casa de la Policía Comunitaria.
La nueva Policía Comunitaria tendrá hoy su debut oficial en barrio Las Flores. Se trata de 40 efectivos con perfil de proximidad que trabajarán únicamente en esa zona de la ciudad. También quedará inaugurada una de las tres estructuras modulares que funcionarán como la Casa de la Policía Comunitaria y se presentará un automóvil y cuatro motos 0 kilómetros destinados a la fuerza de seguridad.
El programa Policía Comunitaria actuará específicamente en el sector comprendido entre las calles Mariano Moreno y las avenidas Batlle y Ordóñez, San Martín y Circunvalación 25 de Mayo. En ese territorio se asientan partes de los barrios Las Flores Este, La Granada y 17 de Agosto.
Se trata, en rigor, del segundo dispositivo que el gobierno provincial pone en marcha después del barrio Barranquitas, en la ciudad de Santa Fe.
De ese modo, el agente comunitario se convertirá en un nuevo actor público que tiene como objetivo el acercamiento con el vecino, integrándose en un núcleo social en el que adquiera respeto y confianza, y fortalecer sus lazos sociales con la comunidad.
La presentación se realizará, a las 12, en Moreno y Arrieta, lugar donde también se inaugurará una de las tres estructuras modulares que funcionarán como Casa de la Policía Comunitaria. En el mismo acto se presentarán las unidades móviles para los agentes.
En ese sector de Rosario habrá 40 agentes comunitarios. Cada uno de los efectivos será responsable de unas pocas cuadras (un «microbarrio» de dos manzanas, aproximadamente).
El agente comunitario trabajará a pie en las cuadras asignadas, donde entregará a cada uno de los vecinos una tarjeta de identificación personal con todos los datos de contacto: foto, nombre y apellido, número de identificación policial, número de celular, correo electrónico y dirección de la Casa de la Policía Comunitaria.
Asimismo, el policía comunitario también contará con un teléfono celular y en ese número el vecino podrá convocarlo.
El vecino podrá también enviarle correos electrónicos a la casilla correspondiente. En caso de que el mismo sea víctima de un delito, el agente tiene el equipamiento necesario para que se pueda hacer la denuncia en su propio domicilio, puesto que portará (como parte de su equipamiento) con formularios de denuncias.
Asimismo, el horario de patrullaje a pie de cada policía comunitario será establecido en los microbarrios por los vecinos.
En equipo
El agente invitará al vecino a elaborar juntos un plan de seguridad acorde a las necesidades específicas de la cuadra, estableciendo las prioridades de manera consensuada, y deberá rendir cuentas públicamente del trabajo realizado en el sector correspondiente.
Por último, la Casa de la Policía Comunitaria será el espacio donde convocarán a trabajar en conjunto por la seguridad de la cuadra, a través de reuniones individuales o grupales.
La creación de la Policía Comunitaria al interior de la fuerza forma parte de las «Bases para una seguridad democrática» anunciadas por el gobernador Antonio Bonfatti en noviembre de 2012. Y su puesta en marcha es posible también gracias a la sanción de la ley Nº 13.297 de emergencia en seguridad.
Además, la Policía Comunitaria forma parte del Programa de Intervención Integral en Barrios anunciado por el gobierno en diciembre de 2013 para sectores priorizados de las ciudades de Rosario, Santa Fe y Villa Gobernador Gálvez.
Enmarcada en la reforma policial que la provincia lleva adelante, la implementación de la fuerza con perfil comunitario representa una orientación específica capaz de gestionar estrategias y práctica policiales preventivas con la participación de la comunidad.
La idea de formar la Policía Comunitaria nace de la necesidad de acentuar la primacía de la labor preventiva de cercanía de la fuerza y su finalidad es la de reducir la violencia a partir de acciones concretas de proximidad con los vecinos.
Esas acciones estarán coordinadas en el lugar con autoridades educativas, vecinales, bancos, clubes deportivos, comerciantes, a partir de reuniones sostenidas en el tiempo.
Un debut cargado de desafíos
Tras la importante intervención de las fuerzas federales en las zonas más calientes de la ciudad, la clave es volver a hacer pie en territorios en su momento copados por narcos y otras actividades delictivas.
Por Javier Felcaro / La Capital
La radiografía, desde hace tiempo en manos de los funcionarios, refleja 20 barrios de Rosario con situaciones críticas y difíciles en materia de seguridad. El mal, que contó con tiempo de sobra para avanzar, ya tiene un diagnóstico. Ahora resta profundizar el tratamiento.
Tras la importante intervención de las fuerzas federales en las zonas más calientes de la ciudad, la clave es volver a hacer pie en territorios en su momento copados por narcos y otras actividades delictivas.
Aunque no hay magia. Se trata de una tarea progresiva que debe acoplar el trabajo social (infraestructura, saneamiento y programas de inclusión) en marcha con las políticas públicas de seguridad.
De hecho, según datos oficiales de la provincia, en Rosario los crímenes aumentaron un 25 por ciento en lo que va del año respecto de 2013.
En ese contexto desembarcará hoy la Policía Comunitaria en Las Flores, después de estudiar experiencias con agentes de proximidad en la Capital Federal y otras ciudades del mundo (Brasil y Uruguay).
El desafío es inmenso, porque la nueva fuerza pondrá pie en sectores donde el delito se multiplicó merced a la inacción de gran parte de la policía y a supuestas complicidades políticas y judiciales.
El trabajo será complejo: cada barrio a intervenir por los policías comunitarios requiere de un abordaje específico. Y por muchas de sus calles continúa circulando esa falsa ilusión de futuro que tienta a no pocos a los que el Estado aún no logra contener.
A su vez, la flamante fuerza buscará recuperar la confianza del vecino en el policía, diluida, con sobrados motivos, a lo largo de los últimos años.