Los 27 respaldaron el acuerdo por el Brexit

Con este primer acuerdo de separación de un país en la historia del proyecto europeo, el Reino Unido y la UE buscan pasar página a más de cuatro décadas de relación. Aún necesita la ratificación del Parlamento británico.

Con este primer acuerdo de separación de un país en la historia del proyecto europeo, el Reino Unido y la UE buscan pasar página a más de cuatro décadas de relación. Aún necesita la ratificación del Parlamento británico.

La Unión Europea (UE) y el Reino Unido llegaron ayer a un acuerdo por el Brexit, la salida de Gran Bretaña de la comunidad europea. A pesar de que ambas partes calificaron el pacto como el mejor y el único posible, aún necesita una difícil ratificación por parte del Parlamento británico (ver aparte). “Este es el mejor acuerdo posible para Gran Bretaña, este es el mejor acuerdo posible para Europa”, aseguró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al término de una cumbre extraordinaria en Bruselas en que los 27 mandatarios europeos respaldaron el texto junto a su par británica Theresa May.

A los parlamentarios británicos, muchos de los cuales amenazan con rechazarlo, Juncker los invitó a que, según sus palabras, tengan en cuenta la realidad. May, quien se enfrenta no sólo a sus rivales de la oposición sino también a un nutrido grupo de rebeldes en su propio Partido Conservador, lanzó una advertencia similar. “En cualquier negociación, uno no consigue todo lo que quiere”, afirmó la premier. “Si la gente piensa que se puede de algún modo hacer otra negociación, no es el caso. Este es el acuerdo que está sobre la mesa, es el mejor acuerdo posible, es el único acuerdo posible”, agregó.

Con este primer acuerdo de separación de un país en la historia del proyecto europeo, el Reino Unido y la UE buscan pasar página a más de cuatro décadas de relación compleja pero cuyo final deja un sabor amargo. “El Brexit no es un momento de alegría ni de celebración, es un momento triste y es una tragedia”, dijo Juncker.

El acuerdo, que necesitó 17 meses de duras negociaciones para ver la luz, es un monstruo de 585 páginas, 185 artículos y 3 protocolos, que recoge los términos de la salida de Reino Unido del bloque, prevista para el próximo 29 de marzo. Los principales puntos del acuerdo se refieren a los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y viceversa, la factura de 39.000 millones de libras que Londres debe pagar a Europa y la solución para evitar una frontera con vigilancia policial en la isla de Irlanda y preservar a su vez el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998.

Para evitar que se reintroduzca una frontera clásica entre ambas regiones, la solución pasa por la futura relación entre británicos y europeos, especialmente por un eventual acuerdo de libre comercio, que todavía deben negociar y que regirá al término del período de transición, inicialmente, el 31 de diciembre de 2020.

Si pese a todo siguen sin una solución al término de la transición, ambos acordaron un “backstop” o “red de seguridad” que pasa por crear un territorio aduanero único entre la UE y Reino Unido, sin aranceles ni cuotas en el mercado europeo para productos británicos.

Sin embargo, de cara a mantener la unidad del mercado único europeo y no sólo la integridad de Reino Unido, Irlanda del Norte mantendría aquellas normas del bloque necesarias para evitar una frontera clásica en la isla, como las relativas a los productos agrícolas o las fitosanitarias. Reino Unido o la UE pueden poner fin a este protocolo sobre Irlanda, que acompaña el acuerdo de separación, en cualquier momento tras la transición, pero de mutuo acuerdo.

En cuanto a los derechos de los ciudadanos europeos y británicos, Michel Barnier, el jefe de negociaciones por parte de la Comisión Europea, prometió: “Los ciudadanos establecidos en Reino Unido y los británicos establecidos en un país de la Unión antes del final del período de transición podrán continuar viviendo su vida como antes en su país de residencia”. Los derechos de los ciudadanos en la UE, como el de poder solicitar la residencia tras cinco años viviendo en un país, se respetarán para aquellos residentes actualmente en Reino Unido o en uno de los otros 27 países del bloque o que lleguen durante el período de transición. El proyecto de acuerdo prevé que más de 4 millones de ciudadanos (3,2 millones de europeos en Reino Unido y 1,2 millones de británicos en el resto del bloque) puedan continuar estudiando, trabajando, recibiendo ayudas y reagrupando a sus familias.

La negociación enfrentó en su recta final la exigencia del gobierno español de garantizarse que tras el Brexit ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin el acuerdo de Madrid (ver recuadro), algo que el Consejo y la Comisión le aseguraron en una declaración hecha pública ayer. “La UE por primera vez en estos años que llevamos como Estado miembro (…) asume la posición política del gobierno de España respecto al contencioso con Gibraltar”, subrayó el mandatario español Pedro Sánchez, que la víspera había asegurado que discutiría con el Reino Unido sobre la llamada cosoberanía del Peñón. Según sus detractores, esto se trata de una concesión más en el acuerdo de divorcio, que se suma a tantas otras prerrogativas que consideran inaceptables.

El líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, aseguró que el acuerdo del Brexit es malo para el Reino Unido. “Este es el resultado de un miserable fracaso en las negociaciones que nos deja con lo peor de ambos mundos”, manifestó el político en un comunicado. A su juicio, el pacto deja al país con poco que decir sobre su futuro y pone en riesgo empleos y estándares de vida.

Es por eso que, según adelantó, el laborismo votará en su contra en Westminster aunque trabajará para que no se produzca una salida de la UE sin acuerdo, sino que buscarán, dijo, un acuerdo sensato que vuelva a unificar al país. “Un pacto que incluya, una unión aduanera permanente, un mercado único fuerte y que garantice los derechos de los trabajadores y de los consumidores y la protección medioambiental”, explicó.

Desde la UE, la canciller alemana, Angela Merkel, calificó a este acuerdo como una obra de arte diplomático. Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo sentir tristeza de ver a la UE reducirse con el adiós del Reino Unido. Además, teniendo en cuenta un contexto de auge de fuerzas populistas antieuropeas, urgió a reformar Europa para que sus pueblos la entiendan. “El Brexit nos dice que (el proyecto europeo) no ha sabido tranquilizar a nuestros ciudadanos”, advirtió.

Fuente: Página 12