Más de 88 mil mujeres rurales mendocinas con dificultades para atender su salud
No tienen obra social y dependen entonces de los servicios del Estado. Malargüe y Lavalle, los más afectados.
12/07/2019 MUNICIPIOSNo tienen obra social y dependen entonces de los servicios del Estado. Malargüe y Lavalle, los más afectados.
En Mendoza, el 20% de la población son mujeres que viven en zonas rurales, con menos de 2 mil personas y alejadas de centros urbanos. Suman alrededor de 170 mil, de las cuales, 52% depende del Estado para la atención de su salud ya que no cuentan con obra social. El dato surgió del XIV Consejo Federal de la Mujer que se realizó en Mendoza.
Para estas más de 88 mil mujeres, acceder a estos servicios no es siempre tarea fácil. Una de las principales barreras es la geográfica: viven en zonas alejadas donde el traslado siempre es un problema y además, los especialistas tampoco llegan por lo que la atención es básica. En este sentido, Lavalle y Malargüe son los departamentos con mayores dificultades.
Ana Nadal, subsecretaria de Políticas Planificación y Coberturas Públicas Sanitarias, explicó que “también hay barreras culturales porque muchas de esas personas pertenecen a pueblos originarios y hay interculturalidad; por eso, muchos no ven al servicio público como la mejor opción”, detalló Nadal y así, en muchos casos ellas apelan a tratamientos de sus comunidades.
Para Vanessa Boulle, miembro de la Organización Identidad Territorial Malalweche, de origen mapuche y con asentamiento en Malargüe, en la ruralidad más profunda las mujeres sin mutualizar serían muchas más; “diría que casi todas” se atrevió a estimar.
“El trabajo común acá es dedicarse a la actividad ganadera, que es independiente e informal, por eso, la mayoría no tiene obra social”, explicó.
Pero cuando se sale de lo informal tampoco es mejor el escenario: “la agricultura campesina es familiar y lo común es que quien se registre sea el hombre”.
La cuestión es llegar
Karen Martínez, vive en el puesto Costa El Lechuzo, en El Sosneado, San Rafael. Además es agente sanitaria por lo que conoce la realidad de la región. Dijo que el principal problema son los caminos, las distancias y los medios de movilidad.“Cuesta mucho salir porque hay huellas nada más, algunas son de ripio pero no los mantienen y están horribles, llegar a los centros de salud y hospitales es difícil”. Dijo que en esas zonas alejadas lo más cercano son las postas sanitarias, que si bien atienden las 24 horas asisten sólo primeros auxilios. A esto hay que sumar las barreras económicas ya que hay que tener dinero para los traslados y si fuera necesario, la estadía.
“En enfermedades más complejas casi que no van ni al centro de salud, en casos crónicos le escapan al sistema de salud formal”, dijo Gustavo Vitale, referente de Pueblos Originarios en Agricultura Familiar. Los hace desistir la necesidad de viajar periódicamente. “Si se cayeron van a un arreglador de huesos, toman medicamentos caseros porque no tienen posibilidades de traslado por cuestiones de dinero, si tienen que hacer un tratamiento no van”, comentó. Son distancias grandes y muchas veces sin transporte público.
“Para mamografía y otros controles hay que trasladarse a la ciudad, también para los embarazos de riesgo, eso implica estar en el hospital un mes, lejos de la familia y el gasto de quienes se trasladen”, agregó Vanessa.
Se suman cuestiones temporales propias de las comunidades. Las escuelas tienen su propio ciclo: 15 días de clase y 15 de descanso. Por otra parte, hay épocas como octubre y noviembre en que no se pueden dejar los puestos porque es época de parición de chivos, por dar un ejemplo. Pueden pasar meses antes de volver al centro sanitario y por ello es necesario tener recursos como medicamentos.
Por ser mujeres
“Se aprecia que tienen más vulnerabilidad que otras personas, por las distancias, falta de información, de servicios, hay condiciones de vida que aumentan esa vulnerabilidad”, señaló Lucía Panocchia, coordinadora de Desarrollo de Proyectos con Mujeres Rurales del Instituto de Desarrollo Rural (IDR).
Entre los obstáculos para acceder se cuenta el trabajo doméstico y ser quien se ocupa del cuidado de los hijos y personas dependientes. La falta de ingresos propios afecta el poder de decisión sobre los gastos al interior de las familias y en este marco pueden resultar relegadas.
En cuanto al cuidado de los hijos, Vitale dijo que la más afectadas son las mujeres jóvenes ya que son las que tienen niños pequeños.
Sin transporte
Vanessa, de una organización Mapuche de Malargüe ejemplificó que para llegar hasta esa ciudad hay que andar más de 200 km si se viene desde Ranquil Norte, lo mismo que desde Pata Mora que está conectada por caminos de tierra. Allí no llega el transporte público, tampoco a Pincheira o Payunia.
Principales necesidades
Mendoza implementa desde hace 3 años el programa Mujer Rural a través del cual se han podido identificar necesidades y acercar recursos para resolverlas. Depende del Instituto de Desarrollo Rural y coordina acciones con los ministerios.
Así, a través de la Subsecretaría de Políticas de Planificación y Coberturas Públicas Sanitarias se ha podido identificar que la atención en oftalmología, odontología y salud reproductiva son las mayores necesidades.
Nadal explicó que el principal desafío es llegar a la población adolescente que es la que menos se acerca a los servicios de salud en todos los ámbitos.
“En las postas sanitarias no hay recursos para hacer papanicolau ni colposcopía”, comentó Karen. Por eso la opción es esperar que una vez al mes en promedio pase un equipo de agentes sanitarios y los contacte con especialistas que llegan a la zona.
Advirtió que cuesta mucho que salga la gente mayor de campo y mucho más cuando están lejos.