Comedor de ancianos en Santa Fe: «Este último año hubo un crecimiento notable de comensales»

Una institución solidaria comenzó con la asistencia a 20 personas, en 1991, y hoy produce más de 110 viandas al día. Aseguran que lo más difícil de adquirir son los lácteos

Una institución solidaria comenzó con la asistencia a 20 personas, en 1991, y hoy produce más de 110 viandas al día. Aseguran que lo más difícil de adquirir son los lácteos

El Comedor Teresa Rocco para adultos mayores en barrio Villa del Parque funciona desde 1991 detrás de la parroquia Cristo Obrero en calle Padre Catena al 4500. La institución es sostenida a pulmón por mujeres del barrio que ofrecen su tiempo como voluntarias para preparar la comida casera con la que preparan 110 viandas diarias para el desayuno, el almuerzo y en algunos casos hasta la cena. Además reciben donaciones de santafesinos solidarios a través de Cáritas y tienen financiamiento del Estado.

A principios de enero las viandas eran cerca de 80, sin embargo, con el correr de los meses ese número se fue incrementando. «El contexto no escapa a lo que estamos viviendo en toda la sociedad por eso en este momento todos los días almuerzan acá 30 adultos mayores, hombres y mujeres, de lunes a viernes sentados desayunan y almuerzan aquí, y 80 son viandas. Con el trabajo voluntario de mujeres de la comunidad se prepara la comida. Nosotros tenemos también el sistema de viandas alimentarias. Familias cuyos responsables han perdido el empleo o no logran conseguir uno, personas con discapacidad, vienen y retiran también diariamente comida. Recibimos adultos, los niños van a comedores escolares», describe la referente del espacio y licenciada en Trabajo Social Marisel Somaglia a UNO Santa Fe.

«Nosotros tenemos prioritariamente la atención para adultos mayores, a partir de los 60. Muchos de ellos viven solos o tienen familias o lazos familiares. Trabajamos en coordinación mucho con el centro de salud, así que están atendidos pero con secuelas de ACV, tratamientos cardíacos y temas de nutrición que lo trabajamos desde la parte alimenticia. Además, de lunes a viernes en los momentos en que ellos no están desayunando o almorzando se les brinda talleres de laborterapia, cognitivos. No es solo el tema nutricional. Muchas personas vienen porque se sienten solas, acá encuentran un por qué vivir. Es un tema en el adulto mayor», agrega sobre la estructura del Comedor.

En relación a las estrategias de subsistencia, Somaglia detalla: «Tenemos convenio con la Universidad Nacional del Litoral, por lo que tenemos estudiantes de terapia ocupacional y una coordinación de una estudiante avanzada de trabajo social. El sostenimiento de este proyecto se hace por dos políticas públicas. Una provincial, un financiamiento que llega desde la Dirección de Adultos Mayores del Ministerio de Desarrollo Social de Santa Fe que nos cubre por 20 adultos mayores las prestaciones como comedores externos de ellos. También un proyecto de recreación con la Secretaría de inclusión social por el cual podemos pagar a talleristas que desarrollan actividades lúdicas con ellos o paseos. Y del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación tenemos un financiamiento del programa Abordaje Comunitario para los alimentos, la mercadería, el gas».

Al ser consultada si todas estas herramientas alcanzan frente a la situación económica actual, la referente de Comedor Teresa Rocco describe: «En este tiempo es bastante difícil el sostenimiento. Hubo una pequeña ampliación de lo que es el programa de Nación de Abordaje Comunitario que aumentó el monto de prestaciones y ahora se optimizó la calidad. Tratamos de que nunca decaiga, hablando con los proveedores. En el marco de la provincia tenemos una suba mes a mes. Se ha ido incrementando el acceso al servicio del comedor, sobre todo en la figura de hombres que han perdido sus trabajos y están solos. Hombres adultos, no adultos mayores».

«Hemos ingresado grupos familiares también y lo que sí tuvimos es una rebaja en el marco del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia recibíamos para 34 adultos mayores y ahora nos bajaron las partidas para 20. Complementamos con los dos proyectos, con aportes de Cáritas, se va cubriendo. Tenemos una modalidad por cómo se compra la mercadería, como en una casa. Hemos tenido ingresos todos los meses desde enero a esta parte al comedor. No podemos aumentar la cantidad de gente para alimentar porque no tenemos fondos económicos», advierte.

Al mismo tiempo explica que priorizan adultos mayores de Villa Del Parque, Villa Oculta y Barranquitas Sur. «Son tres comunidades de las cuales provienen las familias que se acercan aquí. Lo que pasa es que llega un momento en que de acuerdo al recurso no podemos incrementar y sinceramente en los últimos dos meses tenemos gente que vive en la calle que también vienen y retiran la vianda. Otros tienen sus viviendas».

Cenar

En relación a los adultos mayores que necesitan también una asistencia para comer a la noche, Somaglia detalla: «Retiran de aquí la cena, le armamos una provista para la cena. Almuerzan acá y llevan una vianda. En los días feriados, o en los días en que no hay actividades organizadas sistemáticamente quedan sin la cobertura. Es como todo, las escuelas no abren. Hay casos sobre todo de la gente que está en la calle, otros por sus lazos familiares tienen un modo de resolverlo. No podemos decir que los 30 que comen acá y las 80 viandas que se retiran quedan descubiertas porque tienen familias. Lo que pasa es la calidad de lo que reciben, porque acá tienen la cantidad nutricional que corresponde. Capaz en la casa con el resto de la familia no. Al ser mayores el tipo de alimentación va cambiando».

Sobre los principales alimentos que se necesitan, Somaglia expresa: «Todo lo que supone lácteos sobre todo. Hay una realidad, es que ellos necesitan muchos remedios, y no hay gratuidad en medicamentos entonces priorizan la atención de la salud y antes de comprarse una leche, yogur o queso, optan por el medicamento. Todo eso queda de lado a veces. Tratamos de incorporar cerdo. Lo caro es la carne de vaca. Es todo casero, con una variada propuesta».

Los asistentes en su mayoría son poseedores de la jubilación previsional. «Hace unos años se hizo con un operativo de Ansés y todos accedieron a sus jubilaciones. Lo que pasa es que hoy eso no alcanza, están dentro de los índices de indigencia porque lo que cobran con la jubilación de autónomos no les alcanza. Entonces, aunque la tengan son sujetos de derecho de este comedor. En el lapso de este último año hubo un crecimiento notable de comensales».

A pulmón

La institución se sostiene a partir del trabajo de las mujeres del barrio; Verónica, María Emilia, Nora y Silvia. «Dos de las mujeres voluntarias están a cargo de grupos familiares, y no tienen trabajo. Esto lo hacen como un servicio voluntario. Sí se ha organizado una prestación en mercadería para ellas a modo de reconocimiento, pero no es trabajo (remunerado). Es voluntariado. No es rentado, no reciben un sueldo. Se sostiene con eso y financiamiento del Estado. Todas las mañanas vienen para preparar los alimentos de las 110 viandas. Son vecinas del barrio, forman parte de esta misma comunidad».

En el comedor, funcionan todo el día actividades de todo tipo para personas de todas las edades. El mismo espacio se comparte a la tarde para el centro de día infantil. «También tenemos la Casa Catena que asiste a 300 familias de Villa Oculta con bolsones alimenticios. Es un proyecto de la pastoral caritativa pero con el esfuerzo de la gente del barrio».

Fuente: Uno Santa Fe