La economía chilena se contrae por efecto de la ola de protestas
Cayó 3,3 por ciento en noviembre, la peor cifra desde la crisis mundial de 2009. En contraste, en 2018 creció un 4 por ciento. Se perdieron 165 mil empleos en 2 meses.
03/01/2020 EL MUNDOCayó 3,3 por ciento en noviembre, la peor cifra desde la crisis mundial de 2009. En contraste, en 2018 creció un 4 por ciento. Se perdieron 165 mil empleos en 2 meses.
La economía chilena se contrajo 3,3 por ciento en noviembre producto del estallido social que aún sacude al país y cuyos efectos se verán durante mucho tiempo, informó el Banco Central. «Es una caída fuertísima que se repite en noviembre pero que debiera atenuarse bastante en diciembre», declaró el ministro de Hacienda, Ignacio Briones. En octubre el desplome había sido de 3,4 por ciento. Lo habitual en Chile, hasta la explosión de violentas protestas el 18 de octubre, era una sostenida pauta de crecimiento, no de retracción de la economía. Durante 2018, por ejemplo, Chile creció un envidiable 4 por ciento. Esta caída brusca a partir de octubre afecta al empleo, y entre octubre y diciembre se perdieron 165 mil puestos. También un sector clave como el turismo cayó fuertemente: un 25 por ciento en noviembre respecto de un año atrás. La mala imagen internacional que causan las protestas violentas es responsable de esta fuga de turistas, señalan expertos.
Briones agregó sobre la retracción en que ha caído la economía que «los Imacec (ndice Mensual de Actividad Económica) de octubre y noviembre son de lo más malo que ha pasado desde la crisis subprime» en 2009 en el mercado de viviendas estadounidense que detonó una crisis mundial. Las caídas de octubre y noviembre son la más fuertes desde julio de 2009, cuando la contracción fue de 4,0 por ciento.
El ministro de Economía, Lucas Palacios, señaló que estas cifras «reflejan los efectos de las manifestaciones producidas a partir del 18 de octubre». Explicó que las protestas «afectan las cadenas logísticas de producción y el efecto más concreto que vamos a ver para las personas es una menor producción y, por lo tanto, una menor generación de empleo». El titular de Hacienda dijo que se espera que la caída del crecimiento económico de diciembre sea bastante más moderada, pero aclaró que una disminución en torno del 1 por ciento «llevaría a cerrar 2019 con un crecimiento anual en torno al 1 por ciento» cuando el año pasado el Producto Interno Bruto chileno se expandió un 4,0 por ciento. Las autoridades esperan que el crecimiento económico chileno en 2020 se ubique en un rango de entre 1 por ciento y 1,5 por ciento. «Estamos en un momento económico complicado», admitió Briones, quien añadió que el gobierno se esfuerza «para tratar de morigerar lo más posible los impactos de esta crisis en la economía».
Junto al estallido social del 18 de octubre llegó una ola de violencia y actos vandálicos que se inició ese mismo día, con daños multimillonarios tanto en el sector público como en el privado, lo que tuvo una directa repercusión en el mercado de trabajo, en la demanda y en el turismo. Hasta mediados de diciembre se han registrado unos 165.000 despidos, un 70 por ciento más que en igual período de 2018. La última cifra oficial de desempleo, 6,9 por ciento, aún no registra todos los despidos y en los próximos meses alcanzaría los dos dígitos.
La revuelta social desatada inicialmente por un alza en las tarifas del metro de Santiago se tradujo en la destrucción de la mayor parte de las estaciones de ese transporte; incendios y saqueos a centenares de supermercados y farmacias, quemas de cientos de pequeños y medianos comercios y oleadas de destrucción que afectaron a la capital chilena y a las grandes ciudades del interior. Miles de comercios permanecieron cerrados por semanas y el temor a la violencia y la fuerte disminución del transporte público se tradujeron en que decenas de miles de trabajadores no pudieran viajar y a que las jornadas laborales se acortaran. Las protestas aminoraron y el transporte casi se ha normalizado, aunque varias estaciones del metro siguen fuera de servicio. Las demandas de los chilenos incluyen mejores pensiones, salarios, salud, educación y medicamentos más baratos, entre otras.