Niños, embarazadas y los que no tienen adonde ir
En la toma de Casimiro Gómez conviven problemas de todo tipo con una causa común: la falta de vivienda.
14/02/2020 MUNICIPIOSEn la toma de Casimiro Gómez conviven problemas de todo tipo con una causa común: la falta de vivienda.
Con la esperanza de conseguir un techo que cobije a sus familias, las cientos de personas que se asentaron a la vera de la Autovía Norte hacia la calle Casimiro Gómez enfrentan a diario el enérgico sol del verano neuquino. Con botellas de agua congelada y algún plástico como techo, esperan una solución a su problema de falta de vivienda.
Son jóvenes, mujeres embarazadas, tías con hijos, hermanas y sobrinos, familias completas. Mucha gente que no tiene adonde ir si es desalojada. Por eso, sin un pedazo de tierra, dicen, no se irán. “Somos los hijos de San Lorenzo, de Toma Norte, Villa Ceferino”, se autodescriben.
Dentro de la toma los ocupantes ya delimitaron sus terrenos a los que identificaron con pequeños carteles. “Familia Casanoves”. “Familia Cárdenas”. Sigue la lista. Se estima que son cerca de mil familias en la toma. Se hará un censo para precisar la cifra.
En cada terreno las familias dispusieron lo que pudieron ingresar por los controles policiales que rodearon la toma. Hay varias carpas y muchas estructuras realizadas con maderas y forradas con viejas telas de gazebos o simplemente con plásticos acomodados como se puede.
La toma está en vías de consolidación. Avanzó a fondo en dos semanas. Ya cuenta con calles internas y las zonas en donde había grandes montículos de tierra también fueron acomodadas para la instalación de más familias.
Subsistencia solidaria
La comida, como en toda casa, es un problema a solucionar todos los días. Hay al menos tres comedores dentro. Los propios ocupantes fueron quienes pusieron manos a la obra y cada mediodía preparan ollas grandes de guisos o tucos para acompañar los fideos. Los niños son los que más los esperan.
“Ahí viene la comida, ahí viene la comida”, gritó una nena con entusiasmo, mientras se acercaba al comedor junto con dos hermanitas. Luego, desde cada precaria vivienda se acercan con sus platos a buscar su ración.
Hay un comedor de cada lado de la calle Casimiro Gómez, y un tercero llegando a la Autovía Norte.
La última directiva que recibió la Policía es no dejar ingresar nada dentro de la toma. Pero no siempre se cumple. A veces les dejan entrar agua o comida a los ocupantes del terreno.
“A nosotros nos están ayudando nuestras mamás y nuestros papás. Nos traen comida, acercan agua”, contó Abigail, una joven madre de una beba de un año, quien decidió ir a tomar un terreno junto a su compañero.
Hasta hace unos días la pareja y su niña vivían en la casa del padre de Abigail, en San Lorenzo. “Queremos tener lo nuestro -deslizó la mujer-. Muchos de los barrios de Neuquén nacieron como toma primero y los vecinos se ganaron sus casas peleándola. Estamos acá. ¿Si esa gente ganó, por qué nosotros no?”.
La organización interna
Emanuel López es el delegado de la toma. Como ya son, contó, dos mil las personas que se asentaron, decidieron definir algunos subdelegados para mantenerse organizados y unidos.
Abigail es una de las subdelegadas. Solamente en su sector hay cinco mujeres embarazadas.
“Estar embarazada acá no es lo más lindo, pasás frío, corre viento, hay tierra. Yo trato de darles prioridad en lo que puedo. Igual nos defendemos entre todos”, remarcó la joven al celebrar con risas su propia ironía: “No soy negra, estoy quemada por el sol”.
Yoina tiene 28 años, cinco hijos y el sexto por llegar. El papá de sus primeros nenes falleció. Hace unos meses, tiene a su nueva pareja. Ambos están desocupados, viven de changas, que ya no les alcanzan ni para pagar el alquiler.
“Por eso tomé la decisión de tomar un pedazo de tierra para poder tener mi casa”, explicó. Ella está en la toma con sus hijos y su prima Vanina, también embarazada.
Su prima tiene 18 años y espera poder seguir estudiando cuando se convierta en mamá. Su pareja tampoco tiene trabajo y aguanta en la toma por el sueño de tener su casa.
No tienen adonde ir
El delegado de la toma pintó en dos oraciones la situación más compleja de resolver para los gobiernos municipal y provincial.
“Estas personas no tienen adonde ir, acá hay gente que dejó de pagar su alquiler, que perdió el trabajo. Todo el mundo sabe que la tierra en Neuquén es inaccesible”.
A la noche en el asentamiento los movimientos son casi nulos. Los que se quedan a dormir se acurrucan esperando que mañana las cosas sean mejor.
Tierra adentro en Casimiro Gómez
¿Qué son esas listas?
En el terreno de la toma circulan listas de espera para entrar circunstancialmente a una de las parcelas ocupadas en caso de que la familia que ingresó en un principio deje su lugar.
La onda de los vecinos
Los partícipantes en la toma que accedieron a una charla con LM Neuquén agradecieron a los vecinos que se acercaron desde el principio a colaborar con comida y otras cosas.
La mano de la religión
Representantes de más de un iglesia evangélica de la ciudad se acercaron a los tomadores de tierra con colaboraciones de distinta índole que ayudaron a enfrentar las precariedades.