Acelerar la urbanización en 16 barrios, la otra estrategia contra la violencia en Rosario

Provincia y municipio buscan apurar los tiempos de los proyectos que con financiamiento nacional -algunos ya en marcha y otros en gestación- alcanzarían a más de 18 mil familias

Provincia y municipio buscan apurar los tiempos de los proyectos que con financiamiento nacional -algunos ya en marcha y otros en gestación- alcanzarían a más de 18 mil familias

Que la seguridad también se garantiza con barrios más habitables y servicios tan fundamentales como la luz y el agua es un punto que días atrás pusieron sobre la mesa del gobierno nacional el gobernador Omar Perotti y el intendente Pablo Javkin. El pedido fue el de «acelerar» las urbanizaciones en los barrios más vulnerables ahí donde los tiros suenan y la violencia en cosa de todos los días. Un paso se dio esta semana con la presencia del ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, encabezando el último lunes en Rosario una mesa de trabajo donde se analizaron los proyectos de integración socio urbana que en Rosario intentan alcanzar a 16 barrios, entre las gestiones provincial y municipal, e impactar así en más de 18 mil familias.

Solo en la ciudad, la provincia proyecta mejoras en siete asentamientos del Registro Nacional de Barrios Populares (que tiene censados en Rosario un total de 112) y con eso se propone llegar a 8.200 familias. En tanto, desde el municipio trabajan sobre otros nueve proyectos que en algunos casos ya se vienen gestionando a través de la Secretaría de Integración Socio Urbana de la Nación (Sisu) y que impactarán en unas 10 mil familias. El plan incluye las obras de Villa Banana que ya se vienen llevando adelante con financiamiento internacional.

Además de los cinco ejes centrales de trabajo que tienen los proyectos, que son apertura de calles, ordenamiento urbanístico, acceso a servicios de luz y agua, cloacas y espacios públicos, según detalló el subsecretario de Hábitat provincial, Ignacio Rico, desde el municipio, el intendente remarcó que «Si se lo mira en el mapa de la ciudad, el plan de obras tiene una lógica que está vinculada a disminuir los niveles violencia».

La subsecretaria de Hábitat municipal, Josefina Del Río, puso como ejemplo la experiencia que ya se desarrolla en Villa Banana y el Cordón Ayacucho. «Lo que se ve en los sectores en los que se avanza con las urbanizaciones integrales son cambios fuertes, por eso los proyectos siguen de alguna manera el mapa de calor de la violencia y los núcleos de mayor conflictividad», afirmó.

La provincia está cerrando por estos días, junto con la Universidad Nacional de Rosario (UNR), los proyectos ejecutivos de siete barrios donde con fondos nacionales se propone llevar servicios básicos como son luz, agua, cloacas y desagües pluviales (con las conexiones domiciliarias), además de mejoras viales, apertura de calles y transformaciones en el espacio público, que van desde el equipamiento urbano hasta espacios recreativos en algunos casos.

Las intervenciones están previstas para El Cañaveral, ese desprendimiento de La Lagunita que aún no tiene luz, agua ni pavimento; Los Pumitas y Ludueña, fundamentalmente en la zona de viviendas sobre las vías del ferrocarril donde hay más de 3.500 familias, y en Piamonte, en el sector del Camino Viejo a Soldini.

Más hacia el sur, los proyectos apuntan a San Martín Sur, específicamente al sector de La Granada, en la colectora de Circunvalación hacia el arroyo Saladillo; en el oeste, en el barrio Santa Clara, en el tramo de 27 de Febrero entre la Circunvalación y las vías del ferrocarril, y en el barrio Toba, de Rouillón y Aborígenes Argentinos, se busca llevar agua potable a más de 1.800 viviendas que no la tienen y que aún se sirven de canillas comunitarias.

El subsecretario de Hábitat de la provincia, Ignacio Rico, detalló que en los próximos meses se prevé tener terminados los proyectos ejecutivos y, a partir de ese momento, se buscará la aprobación de la Nación -que es la que financia las obras- para, una vez autorizadas, comenzar el proceso de licitación. Si bien los números finos aún no están, desde la provincia señalan que se trata de montos «abultados» -unos 500 millones de pesos los de menor envergadura-. La apuesta es que antes de que termine el año, varios de ellos estén en macha.

Casi otra decena de barrios
Con algunas intervenciones ya en marcha, como son el Villa Banana, el Cordón Ayacucho y República de la Sexta, el municipio busca sumar en las gestiones con Nación -a través de diferentes modalidades de financiamiento- la puesta en marcha de nuevos proyectos, potenciar otros ya planteados y reanudar los paralizados.

Incluso desde el Concejo Municipal se trabaja desde abril en la llamada comisión «Aceleradora», impulsada por el bloque de ediles de Ciudad Futura, que impulsa la urbanización de Nuevo Alberdi. Allí, ya están listos dos proyectos para que a fin de año el barrio cuente con dos espacios públicos y, con otros tiempos, recién para 2023 buscan llegar a casi 2 mil familias con la red de agua y cloacas.

Retomar en barrio Cullen la obra iniciada por el Plan Abre durante la gestión socialista en la provincia y frenada desde hace tres años es otra de las apuestas. No solo se trata ahí de abrir calles y hacer pavimento, sino de alcanzar también a casi 500 familias con servicios básicos de luz, agua y cloacas.

También volver sobre la obra de Moreno, donde se avanzó en la redes de servicio, pero no se hicieron las conexiones domiciliarias es una de las prioridades, así como iniciar en Parque Casas un trabajo de recuperación del espacio público y a partir de allí sumar obras de infraestructura y mejoras integrales para unas 400 familias.

Otros de los sectores a intervenir son los barrios Alvear y Los Unidos, con 780 y 300 familias, repectivamente, alcanzadas por las obras, aunque en estos casos los proyectos aún están en proceso de formulación.

Aunque admitió las tensiones que se dan en los procesos, la subsecretaria de Hábitat del municipio destacó «el trabajo que se lleva adelante con los vecinos» y señaló que «en cada uno de los barrios donde ya se está interviniendo, como es el caso de Banana y Cordón Ayacucho hay equipos territoriales con presencia permanente y son los mismos durante todo el tiempo que duran los trabajos. Esa presencia genera cambios que trascienden las mejoras».

Fuente: La Capital