Achiras, donde la paz no tiene precio

Río, calles silenciosas, poco movimiento... Un lugar que resume la calma de pueblo.

Río, calles silenciosas, poco movimiento… Un lugar que resume la calma de pueblo.

Charo tiene tres años, es de Ushuaia, y está aprendiendo a andar sola en bici, en Achiras. La pareja de su papá, Victoria Cuozo, cuenta orgullosa que, como cuando ella era niña, se alojan en lo que fue la casa de su abuelo, frente a la plaza.

En el mediodía pueblerino, sólo se escuchan los pájaros. “Esto es un pueblo relindo, chiquito, los pibes andan solos. Nosotros somos profes de educación física y trabajamos en el ámbito de personas con discapacidad. El año fue durísimo y poder venir acá, que es retranquilo, ir al balneario, salir a correr a la mañana, está muy bueno. Hacemos 3.200 kilómetros para llegar, pero nos encanta”, dice Lisandro Muhoberac, mientras ceba unos mates en la plaza.

“¿Puedo decirles en qué trabajás? Es asistente técnico de la selección nacional de atletismo para personas con parálisis cerebral”, acota Victoria. La familia fueguina cuenta que, por primera vez, este año podrá disfrutar al menos un día de la Fiesta provincial del turismo, el evento más esperado de la temporada en Achiras.

La celebración se extenderá del 14 al 21 de enero, cada día contará con un plato típico para degustar (desde locro hasta lechón a la pizza con verduras a la paila) y con la presencia de artistas como Raly Barrionuevo, Ulises Bueno, Los Huayra y Roxana Carabajal, entre otros.

“La gente empieza a llegar con el festival. Este es un pueblo chico, la tranquilidad que tenemos no tiene precio. Lo más atractivo son el río y el arroyo. Hay algún pub nuevo y un boliche, los chicos vienen a las siete a buscar las facturas. En los últimos años, además de los riocuartenses que tienen casa, mucha gente grande se ha venido a vivir acá”, cuenta Griselda, empleada de la panadería más antigua de Achiras, que lleva el nombre de la virgencita de Paraguay: Tupasi Caacupé.

Rubén Ferreira pide unas tiras de pan y confía que él se mudó de General Villegas a Achiras en busca de alivio para su asma. “Vine hace cinco años por el clima, pero ahora me parece que está igual en todos lados. La gente es muy buena. Lo que más me gusta es el río. También está Los Nogales, un lugar con mucha historia”, cuenta.

De 1574, Achiras es uno de los pueblos más antiguos del sur cordobés. Fue el paso obligado en el Camino Real que unía el puerto del Río de la Plata con Cuyo y el Reino de Chile. La posta Los Nogales conserva las gruesas paredes de adobe originales y copia de documentos que acreditan el paso del General San Martín, como el comprobante de la compra de ocho caballos, cuando se iba a Mendoza a formar el Ejército de Los Andes.

Cada vez más apacible…

En la semana, grupos de jóvenes misioneros recorren el pueblo. “Somos 70, de distintas localidades de la diócesis, nos alojamos en el secundario, venimos a misionar, a hacer juegos para los nenes en la plaza. Nos encanta caminar, se aprecia mucho el paisaje, el estilo colonial de sus edificaciones, la combinación con lo moderno. La gente es muy amable”, explica Adriana Duarte.

Camila (21) y Sofía (20) son nacidas en Achiras, pero durante el año viven y estudian en Río Cuarto. “No hay mucho para hacer, pero eso también está bueno, para descansar. Hay un boliche que abre viernes y sábado y cobra 80 pesos la entrada. Ahora está viniendo al pueblo mucha gente grande. A todos les gusta el balneario”, señalan.

Imanol y Belén son de Rosario. Están alojados en una hostería junto al balneario y se pasan las tardes tomando sol, leyendo y explorando senderos.

“Me gusta la montaña, el río, la gente es muy agradable. Todo es muy accesible, compramos empanadas a 10 pesos cada una, por 150 cenamos con bebida y postre. Achiras es realmente para desenchufarse y disfrutar”, resume Imanol.

Fuente: La Voz