Alerta y preocupación de comerciantes rosarinos por el aumento de licencias para venta ambulante

El reclamo surge tras la reglamentación de una ordenanza que eleva a mil el número de permisos a otorgar a partir del 16 de mayo, cuando se abra un registro online

La decisión de reglamentar la ordenanza aprobada a fines de 2019 que eleva a mil el número de permisos para realizar venta ambulante en Rosario, una cifra que triplica las licencias actuales, puso en alerta a los comerciantes de los distintos centros de venta, quienes si bien manifestaron estar de acuerdo con los controles cuestionaron a viva voz desde el otorgamiento indiscriminado de permisos hasta la competencia desleal y el origen de la mercadería que venden.
La Municipalidad reglamentó el pasado 12 de abril una ordenanza aprobada a fines de 2019 que eleva a mil el número de permisos para realizar venta ambulante en Rosario, una cifra que triplica las licencias actuales. El próximo 16 de mayo se abrirá un registro online de postulantes, entre los cuales tendrán prioridad aquellos que registren antecedentes en la actividad, siempre y cuando acompañen algún tipo de constancia.

Los lineamientos generales de la iniciativa quedaron registrados en el decreto 542, insertado en el Boletín Oficial el pasado 12 de abril, con firmas del intendente Pablo Javkin y su secretario de Gobierno, Gustavo Zignago. Allí, los funcionarios dejan constancia que se reglamentan los preceptos contenidos en la ordenanza 7.703, motorizada en el Concejo por Ciudad Futura.

Al igual que la última vez que se modificó la normativa sobre venta ambulante (2004), la actual gestión divide la ciudad en tres zonas: área central (Oroño, Pellegrini y el río), espacios verdes (parques, plazas y paseos) y resto (a su vez, desagregada en siete subzonas). En cambio, lo que por ahora no se determinó, y recién se hará una vez conocida la demanda, es cómo se asignarán los cupos, según zona y rubro. Ello se conocerá a futuro, a través de una resolución conjunta de las secretarías de Gobierno, Control y Convivencia; y Género y Derechos Humanos.

Para asignar los cupos, el municipio estableció un sistema de puntaje que genere prioridad para aquellas personas que ya vienen ejerciendo la actividad, debiendo acreditarlo a través de alguna de las documentaciones posibles: permisos emitidos por la Intendencia (y/o constancias de pagos de tasas o derechos); comprobante de ingreso de solicitud de permiso presentada por el interesado; decreto emitido por el Concejo; o constancia de algún organismo municipal que acredite antecedentes. De todas las opciones, la primera es la que otorga mayor cantidad de puntos.

Este jueves, en declaraciones al programa «Todos en la Ocho», el presidente del Paseo Comercial de calle San Luis, Miguel Rucco, indicó que «los comerciantes están no menos que angustiados por esta situación porque venimos peleando contra las mafias que se generan en los puestos. Muchas veces no se controla que quien tenga el permiso sea quien explota el puesto sino que los arriendan. En el 80% del que tiene el permiso no es que trabaja el puesto».

El comerciante dijo que la mayoría de esos puestos venden «por ejemplo juguetes a metros de una juguetería. Eso pasa en el día del Niño. Nosotros tenemos que cumplir con la habilitación, recibimos inspecciones, tenemos que tener matafuegos y otras cosas. Hoy los comercios están al borde del quebranto».

Rucco también se quejó que esos puestos «ambulantes» «tapan la circulación por calle San Luis y a lo mejor una persona discapacitada, o una mujer con un cochecito, tienen que bajar a la calle. Incluso con los toldos se exceden los límites permitidos para ocupar la vereda».

El titular del Paseo Comercial de calle San Luis también cuestionó la «competencia desleal, el no saber el origen de la mercadería y quiénes están al frente. Incluso tienen ‘empleados’ a quienes tienen 12 horas bajo el sol, con calor, frío, y con un sueldo de miseria. También se han dado licencias a gente discapacitada que nunca está y entendemos que hay tres o cuatro permisos en una sola familia».

«Con esta nueva ordenanza, que propuso Ciudad Futura, espero que sea realmente para controlar los puestos y los permisos. En calle San Luis (los puesteros) se instalan porque es el lugar más popular», abundó.

Consultado sobre si había temor entre los comerciantes de denunciar a esas «mafias», Rucco comentó que «temor tiene el que tiene mucho por perder. Hay comerciantes que estamos defendiendo nuestro trabajo a fuerza de moratorias, créditos o postergación de algunos pagos. Hay algunos que hoy están dispuestos a cortar la calle y prender fuego cubiertas. Yo soy conciliador, trato de calmarlos, voy por la vía administrativa, ya estoy tratando de comunicarme con autoridades para que nos expliquen cuál es el objetivo de haber reglamentado esta ordenanza. Si la intención del Ejecutivo, y entiendo que tienen la mejor, es controlar está bien. Pero a mí me toca defender al sector al que represento».

La mirada de Fabio Acosta, del Casco Histórico
En tanto Fabio Acosta, titular de la Asociación Casco Histórico, planteó que la ordenanza 7703 plantea una contradicción al referirse a la venta ambulante. «Los que tenemos en el área central no son vendedores ambulantes. Esos vendedores deambulan, se mueven. Acá se les llama con parada fija o determinada. Es decir, son como comercios instalados en espacio públicos».

«Estamos de acuerdo en la formalización de los vendedores informales. En su momento pedíamos formalización de los que no estaba formalizados, porque por ejemplo en el centro trabaja mucha gente con una autorización que no estaba en la ordenanza. Lo que decimos desde el centro es que hay saturación de vendedores. Hemos logrado un equilibrio entre el número de vendedores ambulantes y los comerciantes. Hay una suerte de armonía entre los que están, pero no daría la situación para sumar más vendedores al área central. El cupo ya está cubierto».

«Lo que podría sumar esta ordenanza -agregó Acosta- es legitimar las ferias populares, las que están funcionando hace más de 15 o 20 años en algunos casos, como las de El Tanque, la Pocho Lepratti, la de Chaco en Empalme Graneros. Los permisos deberían apuntar a formalizar a esas personas y darles entidad que es por lo que han peleado durante mucho tiempo y no dar permisos individuales, que siempre están vinculadas a cuestiones políticas o relaciones que no siempre tiene que ver con cuestiones de necesidades».

También Acosta se quejó de «la falta de control histórica» ya que -recordó-, «no se sabe quiénes están al frente del puesto, si son titulares, sin son familiares. Es como si se quisiera conseguir un lugar privilegiado en el centro para vender en muchos caso lo que venden los mismos comerciantes. Por eso hay que tener mucho cuidado, aprovechar esta reglamentación para poner sobre la mesa estas situaciones que se fueron dando. El Estado debe ponerse firme y darle los permisos a las personas que realmente lo merecen, sobre todo a quienes ya están trabajando en la informalidad y siempre tienen problemas con las inspecciones».

Fuente: La Capital