Angastaco: Alejadas de todo, mujeres producen y se empoderan
Cerca de Angastaco, avanza un emprendimiento de artesanías y especias. Comenzaron a comercializar a varias provincias y recibieron herramientas.
02/10/2023 MUNICIPIOSCerca de Angastaco, avanza un emprendimiento de artesanías y especias. Comenzaron a comercializar a varias provincias y recibieron herramientas.
Ni la luz llega hasta Pucará; sin embargo, los más de 30 kilómetros que lo separan de Angastaco no lo dejaron por fuera de la tendencia mundial y hace un años comenzó a trabajar por el empoderamiento de las mujeres. El sueño comenzó a tomar forma luego de varios embates y el trabajo de un grupo de mujeres crece contra todo pronóstico entre los cerros.
Los puentes, en este tipo de proyectos, son necesarios, y en estos las personas son partes esenciales, como la llegada de Cecilia Dacunda, que se sumó al proyecto cuando comenzaba a caer en la desesperanza. «Hubo muchas dificultades, donde nada funciona como debería, así que fue un largo camino», recordó.
Cecilia llegó hace 6 años desde Concordia, Entre Ríos, y se quedó a vivir, lo que -aseguró- hizo la diferencia.
Al proyecto «Esperanza del Pucará» lo inició la italiana Simoneta Orlando hace más de diez años. La idea nació para abastecer a otro proyecto: los seis comedores de altura donde «no llega nadie», entre Salta, Jujuy y Catamarca que reciben ayuda desde Italia.
En la zona predomina el sistema de medieros, una sociedad entre el dueño de las tierras y los que la trabajan. «Hay mucha división entre propietarios y originarios», advirtió la entrerriana, que aseguró que es algo con lo que intentan trabajar, para tener un fin «más social que económico».
Esperanza del Pucará está formado por 80 hectáreas y cuenta con el beneficio de una «excelente calidad del agua de riego» por los tres ríos «propios» que lo atraviesan:río Grande o Pucará, el Pucarilla y el Guasamayo.
Los productos que más se trabajan son el pimentón y el anís, además de la alfalfa y los viñedos. Al inicio se comenzó con harina de algarroba y se le fueron sumando tomates secos, yuyos, especias, oréganos, «lo que se suele dar ahí».
Si bien la idea es que todos los productos sean principalmente orgánicos, de a poco, «aprendiendo día a día», se apunta también a productos biodinámicos, que, como las plantaciones ancestrales, contemplen la influencia de los planetas «y otros elementos que le da una potencia más interesante», aseveró Cecilia.
Otra impronta del proyecto es que todos los actores que participan de los productos, desde la plantación hasta la comercialización, se beneficien por igual.
A la par de las especias, durante la pandemia comenzó a crecer un grupo paralelo: «Artesanas de Altura» , en el que participan entre 10 a 12 mujeres de la zona. «Con la poda de los viñedos comenzaron a hacer roscas y flores secas», contó Cecilia.
Los productos de las artesanas llegan hasta Tigre, y a raíz de que participaron del primer encuentro de floristas, en Misiones, ahora llegan también a Posadas, y hay conversaciones con Corrientes y Córdoba .
Pero Cecilia invita ver más allá de la comercialización y valorar el espacio de unión que representa, donde «las mujeres tienen un espacio donde juntarse todas las tardes», además del «cambio de paradigma» que implica la independencia económica ya que, contó, muchas de ellas dependían de un plan social o de sus parejas. «El otro día una señora me decía que, aunque sea con poca plata, ella podía hacer lo que quisiera, como irse al festival de Angastaco. No son las mismas mujeres que encontré hace 6 años, crecieron muchísimo», celebró y aseguró que el horizonte próximo es que se vuelvan una asociación.
Además de dar los primeros pasos hacia el «exterior», reciben a voluntarios de otros países. «Para la gente de Pucará es muy difícil salir al mundo, así que llevamos el mundo a Pucará», destacó Cecilia.
El proyecto, aseguran, recibió apoyo de la intendencia de Angastaco, con el intendente Carlos Ríos, quien, entre otras ayudas, llevó a las artesanas al encuentro de floristas de Misiones. Mientras que la semana pasada recibieron un generador que fue financiado con fondos de Nación y gestionado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia. «Ya no dependerán del generador de la finca, y las mujeres podrán moler harina de algarroba, maíz, y del trigo que comenzamos a plantar», celebró la entrerriana.
Fuente: El Tribuno