Apagón: El impacto en los sectores más vulnerables

“Cada vez hay más demanda y ayer pudimos dar de comer a 40 niños y a 10 ancianos. Algunas personas se quedaron sin alimento, porque ya no teníamos fuego para preparar la comida”, relató Elisa.

“Cada vez hay más demanda y ayer pudimos dar de comer a 40 niños y a 10 ancianos. Algunas personas se quedaron sin alimento, porque ya no teníamos fuego para preparar la comida”, relató Elisa.

El impacto del corte de energía fue mayor en los sectores más vulnerables. Para Elisa Altamirano y Víctor Milla –dos vecinos de villa Los Tinglados–, el de ayer fue un día dramático. La falla generalizada en el Sistema Argentino de Interconexión, que distribuye la energía eléctrica a la mayoría de las provincias argentinas, dejó en penumbras al asentamiento en el que viven y sin la fuente de calor a otras familias.

“A la mañana nos levantamos y nos encontramos con la sorpresa de que no había luz. En este barrio nos calentamos con una resistencia hecha de ladrillo, que conectamos a la red eléctrica”, contó Elisa desde su hogar, en el que vive con Víctor y sus cuatro hijos.

“Para los vecinos, fue muy dura la situación. Con los ladrillos también cocinamos porque no tenemos dinero para comprar el gas. El precio de las garrafas se disparó a 400 pesos”, planteó la vecina.

Por su parte, Víctor contó que tuvo que hacer fuego con leña para obtener una fuente de calor para los niños. “Del ladrillo uno se cuida, toma todas las precauciones. Pero acá el techo es de chapas, sostenido por maderas. Si una chispa sube, o si se disipa el monóxido de carbono, puede ser muy peligroso”, contó Víctor, quien usó abrigos para que su hijo de 6 años no padeciera las inclemencias del tiempo.

“Como el frío no cedía, decidimos prender un brasero igual. Lo entramos durante un momento breve y luego lo retiramos”, dijo el hombre, que no festejó el Día del Padre porque la falta de recursos económicos no le permitió a la familia planificar una jornada de celebración.

El corte en el suministro de energía comenzó alrededor de las 7 y fue parcialmente resuelto luego de las 17. En ese plazo de 10 horas, el matrimonio tuvo que preparar el desayuno y el almuerzo. Pero hay un detalle extra: ambos atienden el comedor comunitario Pancitas Calientes, de barrio San Vicente, así que la responsabilidad era doble.

“Usamos el ingenio para cocinar con la leña húmeda. Cada vez hay más demanda y ayer pudimos dar de comer a 40 niños y a 10 ancianos. Algunas personas se quedaron sin alimento, porque ya no teníamos fuego para preparar la comida”, relató Elisa.

En una situación habitual, en el comedor utilizan braseros y resistencias para hervir agua y cocinar.

“El día fue duro, sobre todo para los ancianos, porque se tientan con poner el carbón dentro de sus casas y eso es tóxico. Una mamá que viene al comedor no sabía cómo quitarse el frío y no contaba con suficiente abrigo; tiene siete hijos. Le aconsejamos que igual no usara el brasero”, relató la vecina que agradeció el retorno de la luz.

Electrodependientes pedirán audiencia

La Asociación de Electrodependientes de Córdoba (ADEDC) informó anoche a través de un comunicado que mañana pedirá audiencia a la Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión de la Provincia, a cargo de María Teresa Puga, para pedir que se agilizara la instalación de equipos generadores y que se diseñara un plan de contingencia para situaciones como la  de ayer. Afirmó que hubo sentimientos de “angustia, desesperación e impotencia”.

Hubo dificultad para conseguir productos

Villa Tortosa, de la localidad de Unquillo, amaneció a oscuras, como el resto del país. Mónica Heredia lo advirtió temprano, cuando salió de su vivienda para conseguir el alimento para el desayuno.

“Fue una sorpresa porque pensamos que era por un desperfecto de la zona, hasta que escuchamos en la radio que estaba todo el país afectado. En la familia fue muy complicado porque, por ejemplo, íbamos a los comercios y no querían vender porque no había balanza”, comentó la unquillense.

Se refería a una situación que, según la entrevistada, se repitió ayer en varios locales comerciales de la zona y de las inmediaciones.

A pesar de que se celebraba el Día del Padre y de que las personas necesitaban resolver la comida para el festejo del mediodía o de la noche, los locales –almacenes y pequeños supermercados– se mostraban reticentes a vender. “No conseguíamos lo que buscábamos, sobre todo si queríamos algo pesado o que requiriera cadena de frío”, relató Mónica, quien finalmente, después de una larga peregrinación, consiguió los productos para el desayuno y para el almuerzo.

“Para nosotros fue una situación bastante normal, porque hace poco empezamos a tener energía eléctrica; estamos un poco acostumbrados. Para la calefacción de la casa recurrimos al hogar de leña”, contó la mujer, que no dejó de marcar una sensación generalizada. “Para muchos vecinos fue una jornada de la que no se van a olvidar fácilmente; era el Día del Padre y se los veía medio bajoneados. Como desilusionados”, transmitió Mónica.

En el caso de su familia, pasaron el día todos juntos y no sufrieron la falta de energía eléctrica. “Dentro de todo nos acomodamos para celebrar esta jornada. Charlamos, dialogamos y comimos un asado”, contó.

“En el día no se siente tanto la falta de iluminación, pero sí estábamos preocupados cuando llegara la noche, debido a la seguridad de todos nosotros”, reconoció, y señaló que entre los vecinos evaluaban alternativas para protegerse.

Fuente: La Voz