Arelovich: «La caída del empleo va a tener un impacto acumulado muy fuerte»

Un año de Milei. El coordinador del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía analizó la política económica del gobierno. Las dudas sobre la política cambiaria

Un año de Milei. El coordinador del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía analizó la política económica del gobierno. Las dudas sobre la política cambiaria

“La caída del nivel de actividad, que se traduce en la pérdida de puestos de trabajo, va a tener un impacto acumulado muy fuerte en el mercado interno, donde la Argentina sigue destinando casi 70% de lo que produce”. Así lo reseñó Sergio Arelovich, coordinador del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate), al analizar el impacto de la política económica que llevó adelante por Javier Milei durante su primer año de gobierno. El economista puso bajo la lupa de contracción de ingresos, el deterioro de los indicadores productivos y sociales, el blanqueo y la tablita cambiaria. Al respecto, señaló que el valor del dólar será la gran pregunta para el año próximo, a la luz de los efectos que está provocando la actual paridad en el gran aportante de divisas de la economía argentina, el agro, cuya centralidad va cediendo frente al crecimiento del petróleo y la minería.

-¿Cómo viste este este año de gestión de Milei en materia económica?

-Hay blancos, negros y grises. ¿Qué cosas cayeron y qué cosas aumentaron? En base a estadísticas oficiales cayó el poder adquisitivo de jubilaciones y pensiones y del salario. En su heterogeneidad. Cayeron menos los salarios privados que los públicos y el más dañado fue el no registrado. También cayó la recaudación tributaria. Hay cosas que aumentaron, como la incertidumbre, la pobreza y la indigencia. Y hay un conjunto de desafíos que se plantean para el corto plazo, vinculadas con esta dualidad de medidas que tomó el gobierno nacional en lo que va de este año. Por un lado, hay un conjunto un conjunto de políticas de shock, arrancando por la devaluación del 13 de diciembre del año pasado, pero por otro hay cuestiones que uno podría asociar al gradualismo. Le llamaría la versión dos de la tablita Martínez de Hoz, que es una devaluación programada del tipo de cambio. En definitiva, la intervención del Estado en un mercado particular, el mercado cambiario, y que es difícil de sostener, fundamentalmente por las expectativas de los exportadores y de toda la actividad económica que está detrás de la exportación. Centralmente a la actividad agropecuaria, que define buena parte del ingreso de las divisas.

-¿Es sostenible la dualidad de un mercado financiero a full y una economía real en crisis?

-Políticamente sí, en la medida en que o hay respuestas, quejas, resistencia. Claro que es posible que esta situación se siga agravando y afecte cada vez a más sectores. Por eso pongo el acento en el tema de la exportación agropecuaria. Si se sigue sosteniendo este ritmo de devaluación, podría casi emparejar el nivel de la variación del índice precio del consumidor pero asumiendo que la panza perdida durante este año nunca se va a recuperar. No sé qué productores agropecuarios, sobre todo en el caso de aquellos que alquilan campos, van a estar dispuestos a seguir apostando a lo mismo. Me parece que el tamaño de la renta no da para todos los bolsillos. En el caso agropecuario, los niveles de ganancias extraordinarias le permitieron la generación de una renta, parte de la ganancia, que se distribuyó entre un montón de bolsillos. El propietario del suelo, el productor capitalista, el acopiador, el proveedor de insumos químicos, el contratista, el proveedor de maquinas, el exportador y el Estado. En condiciones como en las actuales, el tipo de cambio y las condiciones de rentabilidad final disminuyen o anulan la capacidad de la generación de ganancia extraordinaria. Entonces, está claro que va a haber problemas. Es probable que el año que viene se vea una aceleración de la devaluación de la moneda para intentar recuperar algunos algunos puntos, porque el dólar blend ya en términos prácticos no existe. Sí hay que decir que el gobierno nacional tuvo determinados tipos de éxitos en el ingreso de dólares, aunque no contribuyó a tener grandes niveles de reservas. Fundamentalmente por el blanqueo, que también permitió sostener la recaudación pero con cuestiones extraordinarias, que en el futuro no van a existir. Si uno quita eso, lo que hay es una brutal caída interanual, sobre todo en aquellos gravámenes que expresan el nivel de actividad.

-El caso del blanqueo fue lo que le permitió mostrar ahora cierta estabilidad cambiaria junto con el carry trade, pero de todos modos la cuenta de divisas está muy finita. ¿Qué otro conejo de la galera puede sacar Caputo?

-Me parece que están apuntando, entre otras cosas, a la obtención de créditos en moneda extranjera para poder sostener cierto nivel de reservas. Por ejemplo, hoy se publicó en el Boletín Oficial un contrato por un par de cientos de millones de dólares con el Banco de Centroamérica con destino al programa alimentario. ¿Necesitas un préstamo en dólares para esto? No, lo podés sostener con financiamiento local. ¿Por qué se toma una un préstamo de esta naturaleza? Porque es una forma de ingresar dólares y sumar algo a las reservas. Me parece interesante mirar esto porque, por un lado, el gobierno nacional llevó adelante un largo proceso de de reestructuración de la deuda, no como un programa de refinanciación, sino de fuerte de emisión de deudas en pesos, mayoritariamente, y en dólares, en menor en menor magnitud, con la idea de atender los vencimientos con nuevo préstamo. Alargó los plazos sin modificar seriamente las tasas de interés, que son relativamente muy altas para para el caso de la Argentina. El conjunto de vencimientos para el año que viene ya requiere algún tipo de reestructuración, refinanciación o sustitución, porque son impagables. Por otro lado, este año no aumentó la liquidación de divisas respecto de 2021 y 2022. El 2023 fue muy atípico por la sequía histórica. Sin embargo, sabemos que hubo una cosecha importante. Hay evidentemente una retención, de productos y de divisas. La principal incógnita que pondría en mayúscula es qué van a hacer con la política cambiaria y con la devaluación programada.

-El complejo agroexportador, que apostó a este modelo económico, parece perder centralidad frente a otros sectores.

-Efectivamente, está en una especie de meseta. Y del otro lado tenés a la actividad extractiva vinculada con petróleo y minería. Esto sí ha crecido pero se trata de un sector que no crea mano de obra y lo que provoca es un aumento de la renta que en buena medida queda afuera del país y no se traduce en nuevas inversiones. Toda extracción implica una caída de los niveles de reservas de la riqueza que está al subsuelo y Argentina no está lejos de eso y como no hay ninguna ninguna intención de elaborar un programa de industrialización fronteras adentro, se exporta materia prima en bruto. Lo vemos en el caso litio, al que se le puso mucha expectativa. En realidad Argentina sigue exportando carbonato de litio. Las dos exportadoras principales se exportan a sí mismas porque el comprador del otro lado forma parte de la misma estructura societaria del holding que controla a las que están localizadas en la Argentina. Con esto no vamos a ningún lado.

-¿Qué puede pasar en 2025?

-Depende de montones de cosas y de qué haga el gobierno nacional con respecto a estas cosas. Me parece clave seguir de cerca la política de cambiaria. Después hay un conjunto de otras cosas a la que no se le asigna gran relevancia, que es la caída del nivel de actividad y la caída de puestos de trabajo, sea por despidos o suspensiones regulares, habituales y reiterativas, que va a tener un impacto acumulado muy fuerte en en el mercado interno. Argentina sigue destinando casi 70% de lo que produce a su mercado interior. Por lo tanto todo el golpe que sufra el ingreso fijo implica un golpe fuerte a la caída al consumo. Incluso en el caso de los salarios más elevados, hay que acordarse que el año pasado o existía el impuesto a las ganancias. Ahora existe y, por lo tanto, hay una caída del poder de compra que no tiene nada que ver con las negociaciones paritarias sino con el restablecimiento de un impuesto.

Fuente: La Capital