Asistencia estatal a las pymes o destrucción del entramado productivo
Los bancos fueron quienes, habiendo ganado fortunas, decidieron no pagar la crisis. Mucho menos lo pueden hacer las pymes y los trabajadores. Si el Estado no las asiste de manera urgente, el costo será mayor.
23/04/2020 El PaísLos bancos fueron quienes, habiendo ganado fortunas, decidieron no pagar la crisis. Mucho menos lo pueden hacer las pymes y los trabajadores. Si el Estado no las asiste de manera urgente, el costo será mayor.
Que los bancos ganaron fortunas, no importa el período del que hablemos, no es novedad. Que los bancos no son solidarios, también es verdad. Hoy esos mismos bancos -porque son los mismos, no importa si el Estado propone un modelo conservador o uno popular- decidieron no pagar la crisis.
Ahora bien, el costo de esta crisis no puede ser costeado por la pequeña y mediana empresa, y mucho menos por los trabajadores. No se trata de una consigna: en el día 31 del aislamiento social y obligatorio bien definido en tiempo por el Ejecutivo Nacional y con el cual la mayoría de las pymes está de acuerdo, podemos decir que si el Estado no las asiste, el costo será mayor.
Entendemos que se puede hacer de manera directa y a través de Afip, puesto que es el organismo adecuado para llevar adelante las medidas que proponemos, en el entendimiento que tienen los datos correctos de todo el universo que tributa en nuestro país.
El equipo que acompaña al presidente Alberto Fernández es consciente del peligro del desmoronamiento de la economía y de que, en algunos casos, ya está desmoronada. Las empresas pequeñas y medianas en todo el país no pueden ni podrán sostener un mes con facturación cero, por más que se implementen las medidas anunciadas desde el Ministerio de Economía en los últimos días, que si bien son importantes, continúan siendo insuficientes.
Nuestro país grande no es un país pobre, como insisten algunos colegas de la comunicación desde su lugar privilegiado frente a una cámara. Es un país injusto, es un país desigual, donde las diferencias entre las empresas que operan en CABA o conurbano bonaerense (no todas claro, está) tienen una diferencia abismal con cualquier otro distrito de la Argentina, en cuanto a recursos y en cuanto a espalda financiera se refiere.
Pero volvamos a los bancos. Días atrás, antes de conocerse las medidas, la entidad que agrupa a Empresarios nacionales (ENAC) hizo circular el hashtag _#QuelaCrisislaPaguenlosBancos. Pero no fue así. Si bien el Gobierno Nacional pagó a los bancos las Leliqs, las entidades escatimaron los fondos y entregaron a las pymes sólo el 30% de lo que recibieron y a discreción, no se sostuvo un criterio solidario en medio de la pandemia. No habrá aplausos para los bancos, o si, será en una pequeña habitación donde podrán conservar la distancia los pocos y conocidos beneficiarios habituales de las entidades bancarias. No contamos con los bancos, no. En esta tampoco.
Esta no es una lectura propia, es resultado de largas y extensas charlas con diferentes empresarios, agrupados en cámaras de diversa índole y también independientes. Algunos de ellos me consultan habitualmente en cuestiones de comunicación, y por eso considero importante que este sector, que representa un alto porcentaje de la población ocupada en nuestro país grandote y poco federal por ahora, el Gobierno Nacional advierta que se necesita dinero fresco en las pymes: para responder a sus cheques, para pagar obligaciones, tarifas, compromisos. Y que estas medidas deben hacerse de manera urgente, porque como ya dijimos, ya vimos y ya sabemos, no son los bancos quienes brindarán la ayuda.
Cada Pyme tiene en Afip una cuenta en donde mes a mes entabla una relación directa para aportarle al Estado lo que el Estado le reclama. Es hora de que ese mismo Estado, que recibe rigurosamente el aporte de las pymes, le financie a cada pyme la cifra mensual de facturación que cada una de ellas genera cada mes.
Que se promedien los últimos seis meses y que se le deposite ese promedio en la cuenta de AFIP. Debe ser directa e inmediata. Las pymes no reclaman subsidios. Las pymes reclaman un préstamo, sin el cual no sobrevivirán. ¿A qué tasa? Al 18, al 20, al 24%. Pero ahora.
Si el Gobierno nacional no advierte que de no tomar ahora la decisión política -difícil sí, muy difícil- de emitir y asistir directamente a las pymes, el costo será en el futuro mucho mayor. Sencillamente porque será mucho mayor la consecuencia de quebrar definitivamente la cadena de pagos.
Lo que este lunes era una duda, desde ayer es una dura realidad: hay industriales proveedores que ya no entregan insumos con cheques. Exigen efectivo, o cheques propios.
Decimos entonces que será peor la consecuencia, porque caerán las pymes, sus trabajadores quedarán desempleados y sin otra protección que el Estado, nuevamente el Estado, pero con el entramado productivo destrozado y las economías regionales desaparecidas.
Porque eso son las unidades productivas pymes: la estructura, las economías regionales, el equilibrio y la fortaleza del aparato productivo. Si caen las pymes, caemos todos.
Por Maru Cisneros (*)
*Periodista, comunicadora, agitadora cultural, emprendedora senior de Cultura Caníbal, y una de las editoras de la edición impresa de La Nueva Mañana.