Aunque baja la inflación, preocupa y mucho lo que pueda ocurrir en el segundo semestre

Por el momento los analistas valoran la baja consistente de la inflación desde el pico de 25,5% en diciembre, pero alertan sobre el impacto que tendrán los ajustes pendientes como tarifas de luz y gas.

Por el momento los analistas valoran la baja consistente de la inflación desde el pico de 25,5% en diciembre, pero alertan sobre el impacto que tendrán los ajustes pendientes como tarifas de luz y gas.

Casi la totalidad de las consultoras, más o menos cercanas al oficialismo, coinciden en que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de mayo se ubicará cerca del 5%. Y que incluso podría perforar levemente ese porcentaje. El dato se conocerá el próximo 14 de junio, y mostrará un piso en los primeros seis meses (contabilizando diciembre) de gestión de Javier Milei y Luis «Toto» Caputo de dominar la inflación.

Para junio se espera que el cierre del primer semestre le pelee a mayo y que incluso se llegue a un porcentaje algo superior al 4%. Los dos datos serán presentados por el primer mandatario y su ministro como la ratificación del rumbo elegido. Y como la obtención de los resultados para los cuales el libertario fue electo presidente.

Sin embargo, los mismos profesionales y analistas que estiman esta baja en el ritmo inflacionario para mayo y, quizá, junio; también esperan que en el segundo semestre del año la tendencia se complicará. Y que lo más probable es una tendencia a la estabilidad en porcentajes de entre 5 y 6%, más que en la continuidad de la desaceleración inflacionaria.

Esto se daría si el Ejecutivo continuara aplicando sus políticas fiscales de búsqueda de un equilibrio de ingresos y gastos públicos, y se lograra la meta pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de un superávit fiscal primario de 2% del PBI, un nivel sensiblemente superior al -0,9% que exigía el organismo financiero para este año.

La estimación del último informe de la Fundación Capital apunta a esta tendencia y menciona que el alza de los precios podría estancarse en el 4% mensual, si es que el Gobierno continúa aplicando una política de sinceramiento de precios a partir de la eliminación de subsidios, elemento indispensable para consolidar el resultado fiscal programado para este 2024.

Las principales conclusiones del informe elaborado por la Fundación Capital, bajo la dirección del economista Carlos Pérez son las siguientes:

Con ajustes de precios relativos pendientes, la desinflación encontrará un freno en el tercer trimestre. Si bien el mes de mayo habría cerrado en torno al 5% mensual, siendo el menor registro desde 2022, esto ocurrió en un marco de postergación de los ajustes tarifarios (-2,3 puntos) que difícilmente se sostenga muchos meses, dado el objetivo de déficit fiscal cero de las autoridades.

Con salarios que podrían comenzar a empardarle a la inflación, una brecha cambiaria que no puede descartarse que vuelva a mostrar algún signo de tensión, aumentos de combustibles ya pautados, posibles subas en tarifas de servicios regulados y efectos de segunda ronda, luce complejo quebrar el registro de inflación general del 4% mensual hacia el segundo semestre.

Prevemos que la inflación suba un leve escalón durante el tercer trimestre.

La inflación de mayo se habría ubicado en torno al 5% mensual (vs. 8,8% en abril), siendo el quinto mes consecutivo de desaceleración del índice de precios al consumidor (IPC) luego del salto de diciembre y el menor registro desde fines de 2022. Esto sucedió en un marco de fuerte recesión económica y con el ancla cambiaria y el ajuste fiscal y monetario operando. La moderación de mayo se explicó también por la decisión de las autoridades de posponer los aumentos de tarifas reguladas, reduciendo el impacto en el IPC en 2,3 puntos.

Se aplazaron los ajustes en tarifas de electricidad y gas para residenciales de mayores ingresos y sectores productivos (comercios e industrias) que estaban programadas para el quinto mes (115% y 25%, respectivamente). De esta forma, se verificó un ahorro por esta vía en términos de inflación de 1,8 puntos.

Asimismo, se postergó el primer ajuste automático de tarifas de transporte y distribución de electricidad y gas (mecanismo pensado para mantener constante el valor real de los ingresos las trasportadoras y distribuidoras). Se relegó además la actualización en el impuesto a los combustibles (0,3 puntos en mayo) y se dio marcha atrás en los aumentos de prepagas, que implicó una baja en la tarifa promedio del 11% en el mes (0,24 puntos).

La última baja se debió a la decisión de las autoridades de postergar los aumentos de precios regulados, una medida de muy corto plazo que opera en detrimento del objetivo fiscal. Aún más, esta baja se dio en un marco de fuerte caída de la actividad económica. Así, continuar con el sendero de baja de la inflación hacia delante será más complicado, con ajustes de precios relativos pendientes (salarios, tarifas, etc.).

Más allá de la ponderable moderación de los precios en la primera mitad del año, esto se dio a través de algunas anclas positivas (fiscal y monetaria) y otras que generan tensión hacia delante, como puede ser el ancla salarial, cambiaria y tarifaria. Durante mayo y junio, las autoridades han privilegiado continuar mostrando una reducción de la inflación a seguir avanzando en la corrección de precios relativos.

La experiencia reciente demostró que el congelamiento de los precios regulados no es una estrategia sostenible, ya que complica el cumplimiento del objetivo prioritario de la actual administración de déficit fiscal cero. En esta línea, la semana pasada las autoridades publicaron dos decretos que indicarían que, en adelante, se retomaría los aumentos de tarifas.

Otra de las anclas que sirvieron a la reciente desinflación es el deslizamiento del 2% mensual del tipo de cambio oficial. No obstante, la divergencia entre esta variable y una inflación que en promedio resultó del 11,8% mensual entre enero y mayo, implicó una baja en el tipo de cambio real multilateral del 26% desde enero. De esta forma, si bien aún continúa un 14,9% por encima del nivel de noviembre previo, se ubica un 7,5% por debajo de la salida del cepo de 2015/2016.

Asimismo, con una acumulación de reservas internacionales que se complejiza hacia la segunda mitad del año y dificulta el levantamiento de restricciones cambiarias, la brecha podría tensionarse, lo que podría presionar sobre algunos precios de la economía, ya que existen empresas que operan directamente en los mercados financieros (por las restricciones cruzadas entre el mercado oficial y el CCL). En este sentido, la suba de la brecha en la cuarta semana de mayo podría haber sido responsable de la aceleración en la inflación semanal.

De este modo, con salarios que podrían comenzar a empardarle a la inflación, una brecha cambiaria que no puede descartarse que vuelva a mostrar algún signo de tensión y ajustes de precios relativos pendientes, el sendero de desinflación podría encontrar un freno en los próximos meses.

Fuente: MDZ