Bariloche: El drama de los sin techo en una ciudad que no logra superar la emergencia habitacional

La situación ya no es exclusiva de las personas en situación de calle y ahora aqueja a quienes no consiguen un alquiler. En Bariloche acuden al Hogar Emaús o al Hogar Betania en el caso de las mujeres. La mirada de los operadores sociales.

La situación ya no es exclusiva de las personas en situación de calle y ahora aqueja a quienes no consiguen un alquiler. En Bariloche acuden al Hogar Emaús o al Hogar Betania en el caso de las mujeres. La mirada de los operadores sociales.

La crisis económica y social repercute de distintas maneras en las calles de la ciudad, y cada vez son más los casos que se registran de personas en situación de calle. La problemática, que hasta no hace mucho era exclusiva de un grupo en particular, ahora aqueja incluso a quienes llegan a la ciudad a buscar trabajo pero no consiguen alquiler.

“La calle no es lugar para vivir”, será el lema de una semana, del 8 al 14 de mayo, que se concentrará en la visibilización de los derechos de las personas en situación de calle.  Jorge Linquiman es el coordinador del Hogar Emaús, ese espacio que se creó para rescatar de las heladas noches a quienes encontraban en la calle un lugar donde vivir, y quien propone reflexionar acerca de esa situación que -remarca- no debe ser naturalizada.

“A veces tampoco abarcamos todas las realidades que se presentan con la cuestión de personas en situación de calle”, reconoce durante una charla con Radio Seis acerca de las necesidades que presentan cientos de personas en toda la provincia. Es por eso que, a través de esas jornadas de disertaciones, esperan transmitir la experiencia Emaús a otros puntos de Río Negro y ayudar a instalar nuevos dispositivos que puedan albergar a esas personas.

Sin embargo, Linquiman también reconoció que en la ciudad existen otras opciones que tal vez no están formalizadas y es por eso que propone discutir qué dice la misma persona que está en situación de calle, o que ha pasado por esa situación, para ver cuáles son esas necesidades o qué cuestiones demandan también.

En ese debate también se hablará de un caso que se hace más frecuente en el último tiempo. Es que en el Hogar Emaús también se recibe a personas que llegan a la ciudad a buscar trabajo y no tienen dónde estar, o logran conseguir ese puesto laboral pero no les alcanza para hacerse cargo de un alquiler.

“Últimamente viene pasando esto, que mucha gente a veces tiene trabajo pero lograr acceder a un alquiler se vuelve como una cuestión cuesta arriba”, mencionó y es por ese motivo que la idea es poder hacer esos planteos en relación a la cuestión habitacional en Bariloche.

Pero ante la falta de espacios y una demanda latente, el hogar de contención y refugio se ofrece por un tiempo determinado. Para quienes llegan a la ciudad buscando trabajo se les ofrece un plazo para lograr su objetivo y, si no logran una alternativa, suelen volver a sus lugares de origen. Los casos locales, en cambio, cuentan con el apoyo de los voluntarios para que puedan revincularse con sus familias o lograr una porción de tierra para instalar una casilla y recuperar su independencia.

“Ante la emergencia, Emaús tiene que brindar una ayuda que a lo mejor antes no hacía y por lo tanto no tiene los recursos para hacerlo, pero igual lo tiene que hacer igual”, comentó Linquiman.

Nuevas problemáticas

El Padre Pepe (audio) se refirió a la problemática de gente que llega al hogar Emaús pero no está en situación de calle, sino que son personas que llegan con un compromiso de trabajo que no se cumple o hacen malabares en los semáforos, entre otros.

Expresó que desde el comienzo de Emaús, en 2012, «estuvo latente el tema de cómo acompañar a quienes vienen de afuera a buscar trabajo o dicen que los habían contratado y luego no cumplen con lo acordado. Siempre hemos sido muy fríos, diciéndoles que si bien Bariloche es un lugar muy lindo es una ciudad difícil para encarar un futuro cuando uno no tiene medios económicos». Explicó que «una cosa es atender a los nuestros en situación de calle, con la complejidad que tienen. Mismo hay algunos de los que viven en Bariloche que por su violencia tampoco pueden entrar, porque basta que entren para que armen lío y haya que sacarlos, es muy triste pero siempre son tres, cuatro o cinco que están en el margen, personas que han cortado todo vínculo con la familia».

El padre comentó que «una cosa es la problemática que tenemos que enfrentar con los que son de aquí, con la problemática del alcohol y la droga, con la violencia, tenemos un diálogo» pero lo diferenció del caso de quienes llegan en busca de un trabajo y no tienen dónde alojarse.

Señaló que esta problemática creció luego de la pandemia. Recordó una pareja que terminaron de ubicar en la iglesia Metodista, «fue el primer caso de quienes no tenían los medios para vivir pero querían quedarse». En cuanto a la metodología dijo que se desempeñan igual que «nuestros muchachos».

Enfatizó que «el hogar es muy simple, entran alrededor de las 17.30, se divierten, se bañan, comen, ven televisión y al día siguiente se van, se supone que durante el día están buscando trabajo, si alguno de ellos los vemos tomando en una esquina les decimos para esto no te estamos ayudando, a muchos les conseguimos pasajes para que vuelvan a sus lugares de origen».

Destacó que hoy conseguir alojamiento a una pareja que trabaja y vive en Bariloche es difícil, “es muy difícil que una persona que viene de afuera y no tiene trabajo pueda conseguir un alquiler». Recordó que el año pasado habló de esta problemática en el aniversario de Emaús, debido al incremento en los precios de alquileres.

«Este fenómeno es un problema real, a nosotros no nos toca resolver esa temática», concluyó.

Fuente: Bariloche2000