Bolsonaro ahora quiere revisar cómo se cuenta el golpe militar en las aulas
El ministro de Educación dijo que los chicos deben tener "una idea verídica" de la historia y negó que "los cuarteles" hayan activado la asonada del 64.
05/04/2019 EL MUNDOEl ministro de Educación dijo que los chicos deben tener «una idea verídica» de la historia y negó que «los cuarteles» hayan activado la asonada del 64.
Días después de haber celebrado el aniversario del golpe militar que dio inicio a la última dictadura, el gobierno del derechista Jair Bolsonaro impulsa una relectura de la historia brasileña en las escuelas y una revisión de la asonada de hace 55 años.
El ministro de Educación, Ricardo Vélez Rodríguez, dijo que introducirá cambios en los libros escolares para que los niños puedan tener «una idea verídica» de la historia, al tiempo que calificó al gobierno de facto de «régimen democrático de fuerza».
«La historia brasileña muestra que el 31 de marzo de 1964 fue una decisión soberana de la sociedad brasileña. No fueron los cuarteles quienes colocaron en la presidencia a Castelo Branco», dijo Vélez Rodríguez en una entrevista publicada por el diario brasileño Valor.
Adoptando la misma línea de interpretación que el gobierno, el ministro negó el golpe militar que en 1964 depuso al presidente democrático Joao Goulart y, gracias a un Congreso intervenido, eligió al mariscal Castelo Branco, jefe del ejército, como presidente de facto.
Tras esa maniobra las fuerzas armadas clausuraron el Congreso y con diferentes presidencias militares detentaron el poder durante 21 años signados por la censura, la persecución política, la tortura y la muerte.
Vélez Rodríguez opinó que Brasil adoptó un «régimen democrático de fuerza porque era necesario en ese momento» para obturar el ascenso del comunismo.
El gobierno de Bolsonaro reafirmó su controvertida lectura del pasado brasileño ante la Organización Naciones Unidas (ONU) en un telegrama al que The Associated Press tuvo acceso.
Como respuesta al relator especial de la ONU sobre la Promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición Fabián Salvioli, quien había calificado como «inadmisibles» los festejos por el golpe, el gobierno expresó que «no hubo un golpe de Estado sino un movimiento político legítimo que contó con apoyo de la mayoría de la población» para frenar la «amenaza comunista» y «organizaciones terroristas».
El Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño cuestionó a Salvioli y le marcó que debe «respetar los procesos nacionales y procedimientos de un país en sus deliberaciones».
Vélez Rodríguez, un profesor colombiano naturalizado brasileño, dijo que «habrá cambios progresivos» en el material educativo para que sea rescatada «una versión de la historia más amplia».
Según Carlos Fico, historiador y profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro especializado en el estudio de las dictaduras latinoamericanas, la iniciativa del gobierno es «un intento de negacionismo puramente ideológico».
«En el campo de la historiografía no hay ninguna duda, no existe ningún debate de ese tipo. Nadie niega que haya habido un golpe y una dictadura porque sería considerado ridículo», dijo Fico a The Associated Press. «Es una iniciativa que fracasará, porque el ministerio puede establecer directivas pero no es él quien redacta los libros».
De acuerdo con la Comisión Nacional de la Verdad, órgano que investigó los crímenes de la dictadura, al menos 434 personas fueron desaparecidas y hubo más de 30.000 detenciones ilegales y torturas. A diferencia de lo que sucedió en Argentina, Chile y Uruguay, en Brasil los delitos cometidos durante el régimen de facto no fueron juzgados.
«Al negar la historia el gobierno pretende desvalorizar todas las luchas de los trabajadores brasileños por sus derechos y arrasar con las conquistas que todavía tiene», dijo Cesar Cordaro, integrante del grupo Comité Paulista por la Memoria, Verdad y Justicia y ex procurador de Sao Paulo.
Nostalgias
Bolsonaro, un excapitán del ejército nostálgico de la dictadura y fervientemente anti izquierdista, no sólo generó polémica al referirse a la historia brasileña. El presidente y su ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, aseguraron en los últimos días que el nazismo «fue un movimiento de izquierda».
«Vivimos una dictadura que fue un verdadero estado de terror, con crímenes, torturas y desapariciones. Creo que el gobierno no conseguirá su objetivo, los brasileños no serán engañados», agregó Cordaro.