Buscan acelerar los proyectos de urbanización de barrios populares de Rosario

El Concejo reunió a funcionarios de Nación, provincia y municipio, empresas de servicios públicos y vecinos para hacer un seguimiento de estas iniciativas

El Concejo reunió a funcionarios de Nación, provincia y municipio, empresas de servicios públicos y vecinos para hacer un seguimiento de estas iniciativas

Nuevo Alberdi es un barrio de la zona oeste rosarina donde unas dos mil familias llevan décadas pujando para que al barrio llegue la luz o el agua potable o se abran calles para que los chicos puedan ir a la escuela. Ese territorio es también el proyecto más grande de urbanización que lleva adelante la Secretaría de Integración Sociourbana de la Nación a través del fondo de integración socio urbana para los barrios populares. El nombre del barrio sonó varias veces este lunes en el marco de la jornada de trabajo de la comisión de Planeamiento de la cual participaron funcionarios de Nación, provincia y municipio con el objetivo de empujar proyectos para transformar la calidad de vida en los sectores más vulnerables de la población.

Según datos del Registro Nacional de Barrios Populares, en la ciudad existen 112 asentamientos irregulares, en los cuales viven aproximadamente 35.000 familias. La mayoría de estos vecindarios se formó hace más de 35 años y la situación general es de una gran privación respecto de la accesibilidad a los servicios: el 95% no cuenta con acceso formal a la energía eléctrica, 99% no cuenta con acceso formal a la red de agua y el 98 tampoco tiene cloacas.

«Urbanizar estos barrios es saldar una deuda histórica de nuestra democracia», advirtió el concejal Juan Monteverde (Cuidad Futura) para inaugurar el primer encuentro de la llamada «Aceleradora para la urbanización de barrios populares», una mesa de la que participaron Nación, provincia, municipio y agrupaciones territoriales de distintos barrios con el objetivo de agilizar los procesos de urbanización en marcha, dinamizar los que se encuentren en elaboración y promover la presentación e incorporación de nuevos proyectos y nuevos barrios al programa nacional.

En Rosario, además de las intervenciones que se desarrollan en Nuevo Alberdi, hay iniciativas para el mejoramiento del hábitat desarrollándose en barrio Cullen, El Cañaveral y Tablada que están financiados por el Fondo para la Integración Socio Urbana (FISU), creado en 2019, después de la aprobación de la ley de regularización de barrios populares.

Este fondo se alimenta del impuesto al dólar y de los aportes extraordinarios de las grandes fortunas y se encarga de dar apoyo económico a proyectos presentados por cooperativas, asociaciones y organizaciones de la sociedad civil, provincias y municipios para la formulación, elaboración e implementación de proyectos de integración socio urbana y de lotes con servicios para familias con problemáticas habitacionales.

Lo que se busca es el acceso a servicios básicos, la mejora y ampliación del equipamiento social y de la infraestructura, el tratamiento de los espacios públicos, la eliminación de barreras urbanas, la mejora en la conectividad y la mitigación de riesgos ambientales.

En la misma mesa
El encuentro de ayer sentó en el recinto del Concejo Municipal a todos los actores de esta problemática. Por videollamada participó Fernanda Miño, secretaria de Integración Socio Urbana del gobierno nacional, los secretarios de hábitat de provincia y municipio, Ignacio Rico y Josefina del Río, y referentes de la Empresa Provincial de la Energía, de Aguas Santafesinas y de grupos de estudio de la Universidad Nacional de Rosario, sindicatos, colegios profesionales y movimientos territoriales.

«La ciudad debe tener un rol más activo para que no quede un barrio sin urbanizar», sostuvo Monteverde y resaltó el marco legal que permite avanzar en la propiedad del suelo, el presupuesto del fondo nacional y la voluntad de trabajo en conjunto entre distintas áreas del Estado.

Este último punto, la voluntad de trabajo común, más allá de las administraciones o simpatías partidarias es justamente el punto fuerte de las reuniones que se desarrollarán una vez por mes, durante el primer lunes del mes, para el tratamiento de proyectos vinculados a la urbanización de barrios populares con el objetivo de acelerar estos procesos y promover la incorporación de nuevos proyectos.

De hecho, una de las primeras tareas que tendrán los concejales es la creación de un mapa común de las intervenciones que se están desarrollando y la creación de un instructivo, o un manual de herramientas, para la presentación de los proyectos.

Hacer ciudad
Durante casi dos horas, los distintos actores presentaron las iniciativas que vienen desarrollando para mejorar las condiciones de vida en los barrios populares, como la construcción de viviendas o la regularización de servicios. Rico resumió las consecuencias de vivir en barrios sin desagües o servicios públicos «donde los chicos no pueden ir al a escuela cuando llueve o cuando se enferman no entran las ambulancias» y pidió trabajar «en serio» y «no vender humo».

Para el secretario de Servicios Públicos del municipio, José Luis Conde, se trata de «una tarea compleja mucho más difícil que la de hacer cuidad, porque no empezamos de cero sino con familias que viven en esos barrios». Y la directora general de la organización Techo Rosario, Paula Piccolo, remarcó la importancia de que los vecinos sean protagonistas de las transformaciones del barrio. «Tiene que ser un proceso participativo, porque de hecho ellos ya están organizados, son quienes construyen sus casas y dan vida al barrio», apuntó.

Monteverde destacó la importancia de mejorar las condiciones de vida en los barrios populares. «Generar barrios más dignos desde lo material implica crear territorios con ciudadanos empoderados», advirtió. Desde las gradas, referentes de organizaciones como la CCC, Garganta Poderosa o la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, asintieron.

Fuente: La Capital