Cada vez más adultos comen en centros comunitarios de Río Cuarto

Aumentó al menos el 40% la demanda de alimentos del año pasado a éste. No sólo los chicos piden ayuda, sino familias enteras.

Aumentó al menos el 40% la demanda de alimentos del año pasado a éste. No sólo los chicos piden ayuda, sino familias enteras. Por otro lado, los niños visitan dos o tres copas de leche para conseguir más comida. Las organizaciones sociales no dan abasto.

El impacto más fuerte de la crisis hizo que cambiaran las estrategias y hábitos alimentarios de muchos de los riocuartenses más pobres. Además del aumento cuantitativo de la demanda -se habla de un 40 por ciento-, se modificaron los comportamientos. Históricamente, los destinatarios del grueso de la ayuda alimentaria son los niños y adolescentes en edad escolar. Pero ahora, también hay una demanda creciente de parte de los adultos. Es uno de los datos más llamativos que aportan quienes desarrollan trabajo social en el territorio. Entre los chicos, también hay cambios de hábitos a la fuerza: los que antes buscaban una comida al día, ahora necesitan dos o tres.

El hambre se hace sentir y busca ayuda en las entidades que están en el primer eslabón de la asistencia social.

La historia que relata Karina Vega, de barrio Alberdi, es un ejemplo de ello. “Cada vez son más los chicos que vienen por un plato de comida, a pesar de que nosotros tenemos una copa de leche y apoyo escolar, porque en la casa no tienen qué darles”, comentó para empezar.

En el mismo sentido, señala que los chicos no siempre hacen las cuatro comidas al día. Algunos almuerzan en el Paicor y a la noche toman una taza de mate cocido con pan, si es que tienen.

Aumenta la demanda

“Lo empezamos a ver este año. Imaginate que ahora se anotaron 80 chicos para el apoyo escolar, cuando hasta el año pasado teníamos 50. Esto es porque vienen por la taza de leche o de té que tienen acá”, explica la mujer, que trabaja con niños de 4 a 16 años de edad.

“A la gente no le alcanza la plata, y menos para llegar a fin de mes. Mucha gente se ha quedado sin trabajo”, indicó.

También da cuenta de que los chicos cambiaron de estrategia, en función de que necesitan una mayor asistencia alimentaria.

“Los mismos chicos nos cuentan que no tienen para comer, y que han empezado a recorrer distintos merenderos para ver si tienen comida. Lo hacen por la gran necesidad”, explicó la mujer.

Los adultos también van a los centros comunitarios

Por otra parte, uno de los datos significativos de cómo impactó la crisis en los hábitos y estrategias de alimentación es que muchos adultos se incorporaron a la demanda de asistencia.

Esto hizo que crezca fuerte la demanda general de alimentos que receptan las organizaciones sociales barriales.

“Tenemos familias completas que piden asistencia alimentaria. Dado que la prioridad son los chicos, muchas veces no alcanza para todos. Antes se compraban sus propios alimentos y hoy no lo pueden hacer. Esa es la demanda que nosotros notamos”, comentó la referente de una importante organización social.

Por otro lado, hay quienes advierten que hay copas de leche que han tenido que cerrar sus puertas porque no tenían insumos y eso también trasladó esa demanda desatendida hacia otras organizaciones y centros comunitarios.

“En barrio Alberdi, cerca de nuestros merenderos, cerraron dos copas de leche. También sabemos de una de la zona del corsódromo, que nos ha pedido ayuda para poder continuar, y otra en barrio San Martín”, comentó al respecto Silvia Alcoba, secretaria de la CTA y titular del MAP.

No dan abasto

Entre las organizaciones sociales hay quienes sostienen que la asistencia del Municipio no alcanza para abastecerlos a todos, por las dimensiones que ha tomado la crisis económica.

Otra de las consecuencias de la recesión es que también los aportes del sector privado cayeron considerablemente.

“Han caído mucho las donaciones, y eso pasa cuando la gente ya no puede ayudar porque tampoco les alcanza a ellos”, comentó una referente del trabajo territorial en la ciudad.

“Nosotros articulamos con la Municipalidad, pero nada nos alcanza por la gran necesidad que se nota en las barriadas”, confió la mujer a este matutitno.

En los sectores sociales más vulnerables, además, tienen problemas para poder pagar las facturas de luz y gas, y en muchos casos optan por cocinar a leña, porque hoy la garrafa se vende a 320 pesos. Otro de los ítems inalcanzables es el alquiler.

Fuente: Puntal