Cambio climático en Patagonia: sequías extremas, incendios y la resiliencia de los bosques cordilleranos

Los últimos incendios en El Bolsón y el Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido (ANPRALE) pusieron nuevamente alerta sobre: las sequías, rayos y el descuido en el accionar humano.

Los últimos incendios en El Bolsón y el Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido (ANPRALE) pusieron nuevamente alerta sobre: las sequías, rayos y el descuido en el accionar humano. Un equipo de biólogas de la Universidad del Comahue y el Inibioma explican que se pueden mitigar sus impactos.

Los incendios del pasado verano en la región, que dejaron como saldo un total de 3.892 hectáreas afectadas y en los momentos más críticos, más de 400 personas trabajaron en terreno para contener las llamas, el apoyo de siete medios aéreos y unas 50 unidades móviles que fueron extinguidos los últimos días del mes de marzo, ponen en alarma a la comunidad científica de la región sobre la situación actual de los bosques andino-patagónicos.

El título del reciente informe de las biólogas que integran el equipo del Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB), Universidad Nacional del Comahue (UNCo), Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET UNCo) habla de la dualidad entre «morir de sed» o «sobrevivir» y resume la encrucijada en la que se encuentran los árboles patagónicos ante la intensificación de las sequías extremas, fenómeno  relacionado con el cambio climático global.

Andrea C. Premoli, bióloga y experta en el estudio de los bosques de la Patagonia, explica que especialmente la zona cordillerana, enfrenta una creciente presión sobre sus bosques debido a cambios climáticos inusuales. El aumento de tormentas eléctricas con rayos, que antes eran inusuales en la región, está provocando incendios forestales, sumándose al estrés ya existente por sequías extremas.

“Una de las manifestaciones más sorprendentes es el aumento de las tormentas eléctricas con rayos, un evento que solía ser una rareza en la Patagonia y más propio de latitudes norteñas. «Los climatólogos ya están advirtiendo de estos cambios, como la influencia de los vientos del este, que serían estos que estarían causando estas tormentas eléctricas, están teniendo influencia más al sur, acá en la Patagonia”, manifestó.

Si bien los bosques patagónicos muestran cierta capacidad de adaptación, eventos como la sequía del 99 con la mortandad de coihues en el lago Gutiérrez, y la vulnerabilidad de especies de lento crecimiento como el alerce, dejan en evidencia la fragilidad de estos ecosistemas ante la intensificación de estos fenómenos.

La regeneración varía significativamente entre especies, siendo más rápida en el ñire que en lengas, coihues y alerces, que dependen de la producción de semillas, un proceso no anual.

Para Premoli, esta situación exige una mayor conciencia y precaución por parte de la población para mitigar los incendios de origen humano, especialmente en épocas de sequía, para proteger estos valiosos ecosistemas.

Ante este panorama complejo, sostienen que el rol de la acción humana se vuelve crucial. El equipo de biólogas hace un llamado a la conciencia y a la responsabilidad, especialmente en lo que respecta a la prevención de incendios de origen antrópico. «Si estamos en una época de sequía… tenemos que extremar las precauciones… el incendio del brazo Tristeza fue un fogón descuidado”, reclamó, cn este ejemplo que subraya la importancia de evitar cualquier práctica de riesgo, especialmente en áreas protegidas.

«Nosotros creemos que estamos a la sombra de un árbol haciendo nuestro asadito, y muchas veces podés estar abajo de un árbol que tiene un gran valor», reflexionó la especialista, buscando expresar a la población a ser consciente del impacto de sus acciones en ecosistemas tan valiosos y sensibles.

Si bien algunos incendios son inevitables al ser causados por rayos, la gran mayoría pueden prevenirse. «Habrá situaciones que son evitables, otras que no… pero los otros, los que tienen que ver con nuestra actividad, los tenemos que minimizar».

Como consecuencia, la situación de los bosques cordilleranos patagónicos es delicada, la supervivencia de estos bosques, que son vitales para la biodiversidad y el equilibrio ecológico de la Patagonia, depende en gran medida de la conciencia y la responsabilidad de quienes habitan y visitan la región.

Fuente: Cordillerano