Casi 24.000 neuquinos viven en asentamientos irregulares

El número creció en los últimos años acompañando la revalorización de las tierras y la llegada de familias atraídas por la promesa de Vaca Muerta.

El número creció en los últimos años acompañando la revalorización de las tierras y la llegada de familias atraídas por la promesa de Vaca Muerta.

“Hace siete años cuando llegamos acá sólo éramos tres familias. Ahora, sólo en este sector, hay 400”, señalaron ayer vecinos de Ruca Antu, para explicar cómo se expandió la toma del Parque Industrial. Actualmente el sector tiene, al menos, cuatro asentamientos.

Los nuevos sectores se multiplicaron desde atrás de la zona de la cárcel (U11) hasta llegar Colonia Nueva Esperanza.

Según datos a los que accedió “Río Negro” en Neuquén capital hay al menos 45 asentamientos irregulares que no tienen el servicios públicos. En total suman más de 5.900 familias acomodadas como fueron llegando, muchas de ellas en casillas de materiales precarios y otras que consiguieron edificar algunas partes en ladrillo y concreto.

El número de personas se acerca a los 23.600, distribuidas en las barriadas que crecieron ganándole un espacio la barda o al basural, sin embargo oficialmente nadie se anima a rubricar un número exacto. Las proyecciones poblacionales para la capital neuquina dan cuenta de poco menos de 300 mil habitantes.

“También hay casas más allá de (Colonia Nueva) Esperanza, a veces nosotros agarramos el mate y nos vamos a caminar y vemos que no termina más de haber casas”, explicaron los pioneros del barrio, Gustavo Guzmán y un amigo (Cristian) que prefirió no dar su apellido para salir en el diario.

Al igual que para los números no hay quien se anime a hablar de causales. El imán que significa Vaca Muerta para todo el país tiene un costado negativo cuando las personas no consiguen insertarse. Pero también los elevados valores de la tierra y alquileres en la ciudad, son parte del combo.

“Después se fueron sumando todos. Yo quemé tres heladeras, en el verano el agua fresca no existe. Tampoco podés trabajar, porque no te aguanta una amoladora”

En la zona más al noroeste de la toma “El Trebol”, detrás de Ruca Antu y después de dos o tres cañadones que están poblados, siguen las viviendas hechas de madera terciada, pallets, restos de chapas logradas del basural y otros materiales .

El sector de asentamientos irregulares no tiene siquiera un tendido de luz comunitario, se obtiene de la conexión clandestina. Para el abastecimiento de agua es similar. Tendidos de mangueras clandestinas que surcan de uno a otro terreno sirven como una improvisada red.

Cuando la familia Guzmán se fue a vivir al sector de Ruca Antu debieron esperar a que “pincharan” el ducto de agua para llevar, con una manguera de casi 800 metros en paralelo a la Autovía Norte, el líquido hasta las viviendas del lugar.

“Después se fueron sumando todos. Yo quemé tres heladeras, en el verano el agua fresca no existe. Tampoco podés trabajar, porque no te aguanta una amoladora”, dijo Cristian.

Guzmán dijo que guardó sus herramientas y vive de la venta de tortas fritas al costado de la ruta. “Nos vinimos para acá cuando empezaron a echar gente por el recorte y quedamos sin trabajo los dos. Ahora está la ruta, pero nunca se regulariza esto”, sostuvo.

En números
5.900 familias son las que están instaladas en los asentamientos irregulares que están contabilizados.

7 años de permanencia tienen los pobladores más antiguos del sector de meseta detrás de la cárcel provincial U11.

Análisis: Soluciones nacionales, problemas locales

Por Federico Aringoli

Vaca Muerta se transformó en un santo de bendiciones y desgracias. Las primeras engordan las cuentas del Tesoro nacional y las segundas aumentan las desigualdades locales. Mucho se discute sobre la distribución de la renta petrolera que genera y generará la mina de oro negro y gas neuquina. Pero nunca se llega a un acuerdo. No hay fotos de políticos del gobierno nacional (pocas de los locales) en las barriadas de Neuquén capital o en las localidades cercanas, como Añelo, donde solo parece que alcanza para improvisar parches ante el aluvión de desesperados trabajadores en busca de un futuro próspero.
Quién es el responsable de la calidad de vida de los habitantes del suelo neuquino: ¿es el Municipio? ¿Provincia? ¿No cabe incluir al gobierno nacional en un actitud más responsable y presente que solo anuncios esporádicos? El sector privado, ¿no debería tener una mayor participación en la infraestructura local? Mas que preguntas ya parece tiempo de tener respuestas.

Fuente: Río Negro