En Cataluña designan presidente al separatista Quim Torra
La decisión se tomará hoy en el Parlamento regional. Torra fue elegido por el exiliado Carles Puigdemont. Críticas del gobierno.
14/05/2018 EL MUNDOLa decisión se tomará hoy en el Parlamento regional. Torra fue elegido por el exiliado Carles Puigdemont. Críticas del gobierno.
El independentista catalán Quim Torra superó el último obstáculo pendiente y será investido como nuevo presidente de Cataluña en el Parlamento en Barcelona, poniendo así fin a casi cinco meses de parálisis política regional. Torra, un desconocido fuera de Cataluña, tiene la cualidad de no estar procesado por la Justicia, a diferencia de otros candidatos mucho más conocidos. La investidura había quedado en duda cuando el pequeño partido anticapitalista Candidatura de Unidad Popular (CUP) abrió la posibilidad de votar contra Torra.
Sin embargo, la formación independentista decidió en asamblea que sus cuatro diputados se abstengan en la votación, garantizando así al candidato la mayoría simple que necesita y dando luz verde a la formación de Gobierno en Cataluña. Torra podrá ser elegido presidente de la Generalitat con la abstención de los cuatro diputados de la CUP, que permitirá al candidato de la coalición nacionalista Junts Per Catalunya (JpC) ser elegido en segunda ronda por mayoría simple, con los 66 votos que suman JpC y el partido ERC frente a los 65 de la oposición.
Las fuerzas soberanistas podrán investir a Torra tras fracasar cuatro veces desde las elecciones del 21 de diciembre con candidatos procesados por la Justicia por el plan secesionista fallido del prófugo Carles Puigdemont y los presos Jordi Turull y Jordi Sànchez.
A pocos días de que venza el plazo del 22 de mayo en que se convocarían nuevas elecciones, el exiliado Puigdemont optó por destrabar la situación y propuso el jueves pasado como candidato a Torra, que no está procesado y puede asistir al Parlamento.
La investidura de Torra pondría fin al limbo político y a la intervención de la autonomía de Cataluña activada por el gobierno español el 27 de octubre para frenar la escalada del plan soberanista, que culminó ese día con el Parlamento regional aprobando crear una república independiente.
Sin embargo, la tensión en la región de Cataluña y en España está lejos de acabar, al contrario. El nacionalista Torra, de 55 años, prometió el sábado en su discurso ante el Parlamento seguir adelante con el plan independentista que abrió una crisis institucional sin precedentes en España y anunció un proceso para crear una Constitución catalana.
También se definió como un presidente provisional hasta que pueda investirse a Puigdemont, a quien consideró el «presidente legítimo» pese a que fue destituido por el gobierno central el mismo 27 de octubre y se encuentra desde entonces prófugo fuera de España, donde está procesado por rebelión y malversación de fondos.
El tono confrontativo del discurso de Torra y las políticas unilaterales y «radicales» que anunció fueron recibidas con preocupación por las fuerzas no independentistas, mientras que el gobierno español avisó de que actuará ante cualquier agresión a la ley o la Constitución.
En su discurso, Torra se comprometió a ser leal al mandato de «construir un Estado independiente en forma de república», a recuperar algunas leyes suspendidas por la Justicia española, a restablecer la red de «embajadas» clausuradas por Madrid o a iniciar la redacción de una Constitución catalana. En una entrevista el sábado al diario italiano La Stampa, Puigdemont afirmó que su sucesor «toma el poder en condiciones provisionales y es consciente de ello. A partir del 27 de octubre podrá convocar nuevas elecciones».
El discurso radicalizado de Torra le valió las críticas de la oposición y del gobierno español, que en un comunicado condenó su «discurso sectario y divisorio» y le advirtió de que «estará muy vigilante» a cualquier actuación ilegal.
La prensa española también fue muy crítica de Torra y de la opción radicalizada que implica. «De nuevo, y al igual que hizo la CUP con Carles Puigdemont , los antisistema vuelven a marcar el tempo y el tono de la política catalana. De nuevo, y como sucedió en la pasada legislatura, la exigua mayoría soberanista, condicionada por un partido que no asume más partitura que la de la ruptura, anticipa inestabilidad, choque y, muchos lo dan por descontado, unas nuevas elecciones autonómicas a corto o medio plazo», comentó el diario ABC.