Cayó 37,1% la venta de alimentos y los comercios de Rosario pronostican meses muy difíciles

Se observa entre diciembre y enero un derrumbe de la compra de alimentos por parte de los consumidores. Los almaceneros y supermercadistas advierten que lo que queda del verano va a ser duro para el sector

Se observa entre diciembre y enero un derrumbe de la compra de alimentos por parte de los consumidores. Los almaceneros y supermercadistas advierten que lo que queda del verano va a ser duro para el sector

Los alimentos sufrieron una caída en las ventas del 37,1% según un informe de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) y se completan tres meses consecutivos de retracción en el sector. Los comerciantes apuntaron a los altos índices inflacionarios y a la quita de beneficios y programas oficiales de impulso al consumo general.

“Las ventas tuvieron un derrumbe del 37,1% en enero respecto al año anterior a precios constantes, y registraron un retroceso del 13,2% en la comparación mensual” con las ventas de diciembre, según indica el informe de la central empresaria. Lo peculiar es que el último mes del 2023 presentó el mismo registro en baja: 13,2% de retracción.

Según el relevamiento, enero fue un mes de muy pocas ventas -a pesar de ser un mes de poca actividad debido a las vacaciones- donde incluso “los sectores de mayores ingresos se volcaron a productos de segundas y terceras marcas”.

El vicepresidente de Came a nivel nacional, Ricardo Diab, dijo en diálogo con La Capital que “en líneas generales, el rubro alimentos hace tres meses mínimo que viene en caída y ni hablar en el mes de diciembre, que fue uno de los dos rubros de los que medimos que más cayeron en el promedio” y agregó que la caída de diciembre del 13,2% “fue la mayor caída que hemos tenido en muchísimo tiempo y ahora enero casi que la duplica. Esto significa que aún consumiendo segundas y terceras marcas, la gente se restringió en el consumo. Esto es por la falta de poder adquisitivo, principalmente”.

El empresario reflexionó que los recursos de las familias fueron dedicados sobre todo a los productos esenciales y de primera necesidad.

Supermercados y almacenes: todos en el mismo lodo
«Mientras la inflación le vaya ganando a la actualización salarial obviamente que eso va a ir repercutiendo y cada vez más en el consumo, porque está en directa relación con el dinero que la gente tiene para gastar», apuntó Sergio Cassinerio, presidente de la Asociación de Supermercadistas de Rosario.

En el caso de los supermercados, el nivel de ingreso de mercadería y su relación con los costos «también tiene que ver en función de este el tipo de aprovisionamiento que tienen los supermercados, si es directo, si es a través de mayoristas o a través de distribuidores», aclaró Cassinerio y afirmó con taxatividad: «Claramente hay una retracción. La brecha entre la actualización salarial y la inflación no se achica sino que se agrandan».

«Se están reacomodando los consumos hacia productos de menor valor y todo se va corriendo hacia abajo. El que estaba ya en el de menor valor, probablemente esté dejando de consumir», dijo Cassinerio y observó que el fenómeno se ve «sobre todo en las bebidas no alcohólicas. En caso de las bebidas gaseosas que, a partir del aumento del azúcar y otros costos, los productos se han ido a valores que la gente ya directamente las ha reemplazado. Ya no sólo a las primeras marcas, sino a las segundas marcas que se empiezan a dejar de consumir».

A estos productos, el titular de la Unión Centro Almaceneros de Rosario Juan Milito agregó la caida en fiambres y bebidas de gran consumo estacional como las cervezas y los vinos. “No aumentó la demanda por los calores como tendría que haber sido”, apuntó.

“Los fiambres cayeron mucho, y los quesos, sobre todo lo que es quesos cremosos, subieron un 30%, porque si los tenés muchos días en exhibición se ponen líquidos. Distinto del resto de las mercaderías que subieron un 70%”, explicó el almacenero. A esto se le suman las cuestiones suntuarias, como las frituras de copetín, las cuales según Milito presentaron un aumento del 12% en una sola semana. “Hay una mirada poco clara y sin una visión de la sociedad y de la economía cuando se afirma que la baja de la demanda va a bajar el precio de las cosas. Eso es mentira y no se está viendo en las góndolas”.

Esto también sucede con las conservas como el atún o la fruta enlatada: «Están saliendo del radar del consumo de la gente, en función de que los clientes están buscando otro tipo de alternativas más económicas», sumó Cassinerio.

El supermercadista apuntó que lo mismo sucede con los productos de higiene personal, donde los compradores «empiezan a migrar hacia la segunda o tercera marca donde la diferencia de precios en algunos casos se hace más notable, pero todo es en busca de hacer rendir mejor el dinero que hay en los bolsillos».

Otro golpe al bolsillo: el fin de Billetera Santa Fe
Milito sostuvo a este diario que los comercios de cercanía observaron una caída del 30% en la venta de las unidades físicas, es decir en la cantidad de artículos vendidos: “Es impresionante”, lamentó el comerciante, quien sostuvo que el fenómeno de la baja de ventas se intensificó a partir de la devaluación que el gobierno nacional implementó en la segunda semana de diciembre.

“En enero, otro golpe fue el haber sacado el 21% de la devolución del IVA que en los sectores populares marcaba una opción muy importante para poder sostener el consumo, ya que era más fácil que en una misma familia hubieran dos tarjetas de débito para poder usar el beneficio”, apuntó Milito y criticó: “En al provincia, otro impacto para el bolsillo fue la quita del reintegro de Billetera Santa Fe. Todo esto marca una ausencia del Estado para con los ciudadanos en materia de acceso a los alimentos”.

El almacenero advirtió que el aumento de los productos, sumado a la falta de opciones para gambetear el costo de los alimentos construye un escenario de situación muy duro: “Nos va a llevar a sufrir muy gravemente. Marzo va a ser un mes mucho peor, cuando veamos las canastas educativas” y fustigó: “Este no es un fenómeno que no se quiere, es un fenómeno que se está buscando”.

«El mismo ministerio nos dijo que iba a ser meses recesivos, con alta inflación y adecuación de tarifas, muy duros para atravesar y estamos en eso. No nos sorprende lamentablemente. Nos preocupa porque el sector que nosotros representamos, que son las pequeñas y medianas empresas, son las que en esta etapa se sienten más complicadas», expresó Diab en referencia de aquellas empresas a las que deben afrontar «nuevos valores de alquileres, la liberación de las tarifas de la energía, el alto costo de funcionamiento y el bajo consumo». «Van a ser meses muy difíciles», apuntó el empresario.

Fuente: La Capital