Chicos de Guaymallén no podrán comenzar las clases por falta de útiles

Sus padres no han podido comprarlos por falta de recursos. Pertenecen al Merendero Corazones Felices de El Sauce. La zona donde se encuentra el comedor es una de las más necesitadas del Gran Mendoza.

Sus padres no han podido comprarlos por falta de recursos. Pertenecen al Merendero Corazones Felices de El Sauce.
La zona donde se encuentra el comedor es una de las más necesitadas del Gran Mendoza.

Con las clases ya iniciadas, hay chicos que no han podido ir a la escuela por falta de guardapolvo y ropa adecuada. Es el caso de los algunos niños que van al Merendero Corazones Felices, de El Sauce (Guaymallén) y por eso solicitan ayuda para que los chicos que asisten al lugar puedan concurrir a la escuela con sus útiles.

Los Andes estuvo en el lugar en diciembre, en las vísperas de Navidad, cuando solicitaban padrinos y madrinas para que los chicos tuvieran el regalo de Papá Noel y también de Melchor, Gaspar y Baltasar. Esta vez, realizan un nuevo pedido, pero para el inicio de clases ya que según cuentan no tienen los recursos económicos para hacerle frente a los gastos.

Paola Castro, una de las referentes del comedor, aseguró que les hace falta cuadernos, lápices, cartucheras, guardapolvos y mochilas que necesitarán para ir el miércoles a la escuela Orfelina Mercedes Acosta, de esta localidad guaymallina.

“Las madres no van a poder comprarles nada hasta que cobren la asignación universal por hijo, recién el 20 de marzo. Es decir que no van a poder ir a la escuela hasta esa fecha por que no tienen nada”, comentó la mujer.

La zona donde se encuentra el comedor es una de las más necesitadas del Gran Mendoza. Está perdido entre surcos cultivados y terrenos abandonados, en Rincón del Sauce, en Guaymallén, a 300 metros del hospital El Sauce.

En las inmediaciones de las calles Gil, Ferrer o Aristóteles, se pueden observar barrios privados con sus murallas de cemento y alambres de púa. El contraste entre ambas realidades es notable.

Los chicos que asisten al comedor llegan desde barrios como Constitución o asentamiento Los Hornos. El terreno donde está el comedor es de Paola y ella explica que es de su padre, que se lo pidió para que, una vez que terminara el merendero, no tuviera que mudarse a otro lugar como le sucedió en otras oportunidades.

Lo llamativo es que las cuatro paredes que lo sostienen fueron levantadas por Paola y las mamás de la zona con la venta de empanadas, principalmente. Después se pusieron manos a la obra aprendiendo albañilería.

En el comedor Corazones Felices, donde asisten 97 chicos y 26 mamás, las carencias se viven cotidianamente, porque no solo faltan útiles, también tienen poca comida para darles alimento a los niños de la zona.

“Falta leche, azúcar, harina, fideos o té. No tenemos nada. Yo les estuve dando esta semana unos yogures que me quedaban para que tuvieran algo con qué alimentarse”, explicó Paola y dijo que necesitan materiales de construcción para seguir llevando adelante el proyecto de expansión del lugar con vistas al invierno. “Si no lo tenemos terminado, vamos a tener un invierno muy difícil”, agregó.

Entre las madres que asisten al comedor se ayudan con lo que pueden. Maricel Obredor (30) admite que la socialización es el motivo de su presencia. “Me ayudan con mi hijo, que se porta fatal. Le encanta venir”, remarca. Pero también asegura que a ella le ha servido, porque solía ser cerrada, reservada. “Compartimos todo entre nosotras”, asegura.

Lo mismo ocurre con Silvina Vallejo (44) que asiste con Isabella, colgada a su cuello, al comedor. “Acá te dan fuerzas para seguir. Es un grupo que te contiene y mi hija ahora juega con los demás niños”, detalla. Tamara Figueroa (24) y Andrea Giménez indican que pensaron en el merendero como un espacio para que sus hijos pudieran hacer amistades.

Los interesados en ayudar deben comunicarse al celular de Paola Castro, 2616787807

Fuente: Los Andes